El 7 de junio, el Día Mundial de Concienciación del Síndrome de Tourette

El 7 de junio, el Día Mundial de Concienciación del Síndrome de Tourette

Los estudios afirman que los tics mejoran con la edad, y también se recoge que la época donde más se acentúan en la veintena de edad

El 7 de junio se celebra el Día Mundial de Concienciación del Síndrome de Tourette. Esta patología es frecuente en la infancia, y el pronóstico que se le da es favorable. En su mayoría, los casos son leves y no necesitan de ningún tratamiento. Aproximadamente hay un 1% de la población infantil que lo padece y que presenta tics, reconocidos como movimientos recurrentes tanto motores como vocales que tienen una duración muy breve.

Es importante destacar que a pesar de que estas acciones son involuntarias, si que es cierto que en algunas ocasiones se pueden llegar a controlar durante un tiempo. Además tampoco aparecen con la misma frecuencia, ya que se pueden hacer más intensos en ciertos momentos o hasta desaparecer en otras ocasiones. Este síndrome no tiene un único origen, sino que surge con mayor frecuencia si se padecen antecedentes genéticos o ciertas circunstancias ambientales. 

¿Cuándo se desarrolla?

La infancia es la etapa vital donde surgen estos tics. Algunos de los más comunes son  los guiños constantes, las toses o las aspiraciones nasales. A pesar de padecer estos espasmos, los niños son completamente normales. Lo único que se puede producir en un momento dado es que estos menores sufran algún tipo de problemas de aprendizaje, de hiperactividad o de falta de atención. Asimismo, en ocasiones se pueden llegar a desarrollar trastornos obsesivos, pero es menos habitual.

¿Se puede tratar o curar?

Los estudios afirman que los tics mejoran con la edad, y también se recoge que la época donde más se acentúan en la veintena de edad. En los casos donde estos movimientos involuntarios se mantienen en la edad adulta, lo más habitual es que sean leves y no estén demasiado marcados. Para ayudar a tratar estas acciones, una buena opción es recurrir a terapias cognitivas y de conductas o bien, bajo prescripción médica, tomar algún fármaco. Sin embargo, no hay nada que apunte todavía a que se pueda curar este síndrome en su totalidad.