Wembley, de la vergüenza a la seguridad

Aficionados de Inglaterra en las afueras del estadio de Wembley en Londres, antes del a final de la Eurocopa, el 11 de junio de 2021. EFE/EPA/ANDY RAIN

Londres, 29 may (EFE).- 11 de julio de 2021. Un padre y su hijo viajan en un tren de la Jubilee Line camino de Wembley para presenciar la final de la Eurocopa entre Italia e Inglaterra. En plena pandemia, el vagón estaba completamente lleno, sin medidas de seguridad y las decenas de ingleses cantaban al unísono, mientras el alcohol y seguramente la droga circulaba con libertad.

A apenas un par de metros del padre y su hijo, un hombre portaba en una mano una botella de whisky y en la otra una de ron. Sin hielos ni mezcla. Fuera apretaba el calor, en el vagón, las estrecheces solo invitaban a llegar cuanto antes a Wembley Park, la estación que conduce al estadio más mítico del fútbol inglés.

Esta parada de metro ofrece, además, una de las vistas más privilegiadas del balompié A su salida se extiende el Olympic Way, con Wembley y su arco al fondo. Es habitual que se apelotone la gente en las escaleras que bajan de la estación a la calle por el intento de conseguir una instantánea previa al partido.

UN MACROBOTELLÓN EN WEMBLEY

Ese día, la imagen que reflejaba el Olympic Way, una calle flanqueada por pisos, residencias, tiendas y restaurantes, era más parecida a una batalla campal o un macrobotellón que a un día de partido. La calle estaba empapada en barro, caminar era sortear botellas de vidrio y la inseguridad se palpaba en el ambiente. A nadie que pasara por ahí le sorprendió lo que pasó a continuación. Unos 2.000 ingleses aprovecharon una brecha de seguridad en una de las puertas para colarse dentro del estadio.

Los polizones eran fácilmente reconocibles dentro de Wembley y se agolpaban en los asientos al carecer de sitio. Cuando la UEFA anunció la asistencia, unos 60.000 espectadores, ya que, por el covid, solo se pudo llenar el 75 % del campo, alguno cuestionó la cifra, porque claramente había mucha más gente en Wembley. Los más avispados bromearon con ello. «No mienten, hay 60.000. El problema es que no solo hay 60.000».

Lo vivido aquel 11 de julio fue una vergüenza para la afición inglesa, que produjo casi un centenar de detenidos en la final y dejó imágenes para el infausto recuerdo, con gente consumiendo cocaína enfrente de multitudes e introduciéndose pirotecnia por orificios cuestionables.

EN PELIGRO MUNDIAL Y EUROCOPA

Las reminiscencias a la época más «hooligan» del fútbol despertaron el miedo en la federación inglesa y en los estamentos del fútbol británico y se remodeló la estrategia de seguridad respecto a estos eventos.

El miedo pasaba por perder candidaturas futuras al Mundial de 2030, que más tarde se desechó, y sobre todo, para la Eurocopa de 2028, que sí se consiguió, por lo que Wembley, que tendría después de ese 11 de julio varios eventos importantes por delante, se blindó.

La medida más importante fue prohibir el alcohol en el perímetro del estadio. No se puede portar bebida por la calle en las inmediaciones de Wembley y este solo se puede consumir en los establecimientos con licencia, como bares y restaurantes, así como en las 'fan zones'.

Estas áreas, destinadas a las aficiones de cada equipo, están situadas una en el este y otra en el oeste del campo y solo se puede acceder a ellas con entradas para el partido. De hecho, la policía desaconseja a la gente que no tenga entrada que se desplace hasta Wembley. Además, la venta de alcohol se frenará una hora antes de que empiece la final. Dentro del campo no se puede beber alcohol en las gradas, solo en los vomitorios.

El dispositivo de seguridad también se ha incrementado, con muchos más agentes flanqueando el campo y con la imposibilidad de acceder a ciertas zonas si no es con acreditación o entrada. Se recomienda llegar con cuatro horas de antelación a Wembley y la entrada al estadio está permitida a partir de las 16:00 hora local, es decir, cuatro antes de que comience el partido.

EJEMPLOS EXITOSOS

Estas medidas se han puesto en práctica en diversos eventos desde la fatídica Eurocopa de 2021, incluyendo la Finalísima masculina de 2023, entre Argentina e Italia, la Finalíssima femenina, entre Brasil e Inglaterra, la final de la Eurocopa femenina en 2022, además de todas las semifinales y finales de la FA Cup, las finales de la Copa de la Liga y los 'playoff' de ascenso del fútbol inglés.

Es decir, más de una decena de partidos que han tenido un final feliz y han estado lejos de la catástrofe que fue la final de la Euro entre Inglaterra e Italia.

La UEFA, que vivió dos experiencias desagradables entre dicha final y el desastre de París 2022, aprendió la lección.

Manuel Sánchez Gómez