La Comunidad de Madrid intensifica el control, predicción y prevención del riesgo de aludes en la Sierra madrileña

Los efectivos del Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid, en colaboración con la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), han realizado hoy diferentes sondeos en la nieve para estudiar la estabilidad del manto nivoso, predecir y prevenir el riesgo de aludes y, de este modo, mejorar la seguridad en la sierra madrileña.

El consejero de Justicia, Interior y Victimas, Enrique López, ha presenciado hoy en Cotos uno de estos sondeos, que se llevan a cabo todos los miércoles de invierno en el entorno de los picos Cabeza de Hierro y Peñalara, así como en El Nevero, enclaves del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, espacio protegido que cuenta con un uso social muy elevado.

López ha destacado la importancia de una labor que “contribuye a aumentar la seguridad de los ciudadanos que acuden a la Sierra a disfrutar de sus paisajes o a practicar deportes de invierno, sobre todo en momentos como los actuales en los que el buen tiempo puede provocar cambios en la estabilidad de las masas de nieve y hielo depositados en el medio natural”.

Estas labores, en su opinión, “ofrecen también información a los profesionales de rescate y emergencias que actúan en la Comunidad de Madrid, como es el Grupo Especial de Rescate en Altura del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid (GERA)”.

Plan de inclemencias invernales

El consejero ha recordado que el Plan de Inclemencias Invernales 2020-2021 de la Comunidad de Madrid cuenta con un operativo formado por 5.068 efectivos de emergencias (casi 300 más que el ejercicio anterior) y más de 550 vehículos, “cuya labor es fundamental para paliar los efectos adversos de borrascas y otros fenómenos meteorológicos”.

Los efectivos del Cuerpo de Agentes Forestales que participan en el operativo para la prevención de aludes pertenecen a las comarcas I (Peñalara) y II (Lozoya), desarrollando en torno a 50 sondeos a lo largo de la temporada invernal.

Para realizar estos trabajos los agentes forestales utilizan diferentes herramientas como termohigrómetros, lupas, palines o columnas de estratigrafía. Los sondeos se efectúan en puntos muy alejados de pistas y caminos y, para llegar a ellos, los agentes forestales utilizan un equipo adaptado con esquíes, raquetas, cascos y resto de material de alta montaña.

Los resultados de dichos sondeos, así como otras observaciones, se remiten al personal técnico de AEMET para su evaluación. Además, esos datos se ponen a disposición de los técnicos del Canal de Isabel II a efectos de estudio del volumen de nieve existente y su impacto en el caudal de los embalses correspondientes.

Con toda la información recogida, AEMET elabora un Boletín de peligro de aludes, en el que se indica el riesgo, evaluado de 1 a 5, la cota en la que aplica dicho riesgo, el tipo de nieve, la cota y la orientación. Además, se detalla el estado del manto nivoso y su evolución, así como las observaciones más significativas. La colaboración con AEMET se inició en el año 2007 y el trabajo de sondeos de nieve para la elaboración del boletín se confecciona desde 2013.

Cómo se llevan a cabo los sondeos

Para hacer estos estudios, se lleva a cabo un perfil de las diferentes capas de la nieve acumulada, en distintos puntos estratégicos del territorio. De este modo, se realiza una estratigrafía para evaluar las características y estabilidad de las diferentes capas de nieve según su profundidad.

Los trabajos tienen tres niveles, estandarizados por el European Avalanche Warning Services: el primero es una ficha de observación meteorológica de montaña en la que se recogen datos como temperatura, viento y su dirección, transporte de nieve por el mismo, y datos observacionales como acumulaciones en sotaventos, formación de cornisas en collados, hielo y estado de la nieve en superficie.

El segundo consiste en el estudio estratigráfico, es decir, detección de las distintas capas que conforman el manto, identificando en cada una de ellas los granos que las conforman, densidad de la nieve y contenido de aire en cada capa, dureza, humedad y gradiente térmico. Esto da información sobre cómo se comportan estas capas entre sí y el riesgo que existe de que haya aludes, y de su evolución.

El tercero es un test de estabilidad que aísla bloques de nieve sometiéndolos a presión de distintas formas estandarizadas, para comprobar cómo se comportarían las capas tras el paso de esquiadores que sometan una presión o corte en las mismas.

Estos sondeos integrales se complementan con diferentes medidas que se realizan en distintos puntos de la sierra que ayudan a tener una imagen actualizada de cómo se encuentra el manto nivoso.