La dispar regulación del ocio: del fin de la barra del bar al aforo limitado

barra de un bar

Parla, al sur de la Comunidad de Madrid, es uno de los municipios con restricciones especiales para intentar alejar la elevada incidencia del coronavirus. Illescas, al norte de la provincia de Toledo, también. Les separan 16 kilómetros, pero en una se puede consumir dentro de un bar y en la otra, solo en la terraza.

Es solo un ejemplo del caos regulatorio con el que las administraciones están respondiendo a la llegada de la segunda ola de la pandemia.

Con los contagios en alza, a mediados de agosto todas las comunidades acordaron cerrar discotecas y locales de ocio nocturno y determinaron que bares y restaurantes deberían bajar la persiana a la una de la madrugada, pero cada día se aprueban nuevas y dispares limitaciones sin una guía común, salvo evitar el cierre del sector.

En las 37 zonas sanitarias en las que el Gobierno de Madrid ha restringido la movilidad, el aforo de los locales de hostelería se ha reducido al 50 % y se ha prohibido el consumo en barra, pero en el grueso de la capital y en el resto de la región las reglas son más laxas que en otras comunidades.

El aforo de los establecimientos está fijado en el 75 % en el interior de los locales en mesa y el 50 % en la barra, además de permitirse la ocupación de las terrazas al 100%.

Tomarse algo en la barra ya no es posible, por ejemplo, en las localidades con mayor incidencia de la COVID-19 de Murcia; o en Tarancón, Las Pedroñeras y Mota del Cuervo, tres de los municipios con mayor población de la provincia de Cuenca; mientras que en Illescas, Seseña, Ugena y Yuncos, en Toledo, se ha prohibido el servicio interior en todos los locales, tanto en barra como en mesa.

Esa estricta medida se aplica también en bares y cafeterías de cuatro calles del barrio orensano de Couto, mientras que el País Vasco decidió ya el 19 de agosto que no se puede consumir de pie en bares, restaurantes o txokos.

Ningún gobierno autonómico quiere hablar de cierres, pero el de Madrid sí ha decidido que en las zonas de salud con la movilidad acotada los locales de hostelería acaben su servicio a las 22.00 horas, el horario que también implantará el Reino Unido a partir del jueves para pubs, bares y restaurantes de todo el país.

No hay tampoco uniformidad entre comunidades en el número de personas que pueden reunirse o en los aforos de los establecimientos. La disparidad se extiende a las reglas establecidas por las autonomías para los espectáculos culturales y deportivos, con normativas que obligan a respetar limitaciones de aforo y distancias de seguridad.

En Castilla-La Mancha los aforos de teatros y cines están fijados en el 75%; en Euskadi, en el 60%; y en Castilla y León se han rebajado al 50%.

En Extremadura también rige la regla del 75 %, pero, a petición de la Consejería de Sanidad, se redujo al 50 en dos de las citas culturales que atraen más espectadores a la región: el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y el Stone Music Festival.

El festival de teatro inició su primera función al 75 % en una gala a la que asistieron los reyes, pero en las redes sociales se criticó que no se respetaran en algunos momentos la distancia de seguridad.

Las protestas por esa falta de distancias llevaron este domingo al Teatro Real a suspender la ópera «Un Ballo in maschera», de Verdi, aunque el presidente de su patronato, Gregorio Marañón, ha asegurado que se cumplió la normativa: el aforo era del 51 % y no es obligatorio respetar la distancia de 1,5 metros entre espectadores no convivientes si se lleva mascarilla.

En la mayoría de las comunidades autónomas no se han registrado problemas, pero para algunos negocios resulta complicado mantener la actividad. En Ceuta solo hay un cine y sigue cerrado.

Fuente: © EFE 2020.

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