El Parque Nacional de Monfragüe cuenta con un conjunto de sierras, dehesas y riberos que alberga una de las entidades mejor conservadas de Europa. En este espacio viven más de 360 especies de aves como: el buitre negro, el águila imperial o el alimoche.
Entre las sierras bravas de los valles del Tajo y el Tiétar, destaca el Bosque Mediterráneo repleto de encinares, roquedos y matorrales, siendo el exponente más significativo y mejor conservado del continente europeo. Los embalses y ríos, generan un ecosistema con un microclima único. También conforman un paisaje típicamente ibérico que hace posible la existencia de tan variada fauna y flora. Desde el Salto del Gitano puedes observar a las cigüeñas negras, buitres, búhos y águilas que anidan en los árboles y acantilados.
Una visita obligada es contemplar las increíbles vistas panorámicas desde lo alto de la torre del castillo, donde la princesa árabe Noeima fue condenada a vagar eternamente por enamorarse de un apuesto cristiano. Más allá de la leyenda romántica, esta Sierra de las Corchuelas atesora en una cueva cerrada con una verja, un bello conjunto de pinturas rupestres esquemáticas de la edad del bronce que representan a los habitantes de la zona durante sus cacerías hace 5.000 años.
El parque es de entrada libre y gratuita, abierto todos los días del año las 24 horas, la única condición es no salirse de las zonas y senderos habilitados para el visitante. En el centro del parque se encuentra un pequeño núcleo urbano que aglutina los edificios oficiales y servicios turísticos, además de zonas de descanso. Esta reserva está pensada para ser visitada con el coche y poder aparcarlo en las distintas zonas de estacionamiento habilitadas desde donde acceder a los miradores.
Actividades y aventura
Este espacio protegido ofrece rutas con guías o pueden hacerse por libre, existen 4 rutas diferenciadas por sus colores. Recomendamos la ruta roja porque ofrece una visita un poco más extensa y recorre los puntos más importantes del parque: el Castillo, el Salto del Gitano y la Fuente La Parra. Si eres aventurero o te gusta divertirte puedes flotar sobre los cerezos en flor subido en un globo y contemplar las espectaculares vistas del Valle en floración. Si eres más de agua, puedes disfrutar de una ruta en piragua desde el Parque Nacional hacia la zona de la Reserva Biosfera en el río Tiétar. Si prefieres mantener tus pies en tierra, tienes la posibilidad de hacer una ruta en bicicleta o montar en un vehículo 4×4 si te resulta más cómodo.
Pueblos cercanos con encanto
Hay dos pueblos emblemáticos en la zona que se pueden visitar, situados a menos de 49 km del parque: Plasencia y Trujillo.
Plasencia es una ciudad considerada como la “Perla del Valle” por su historia y monumentos, aunque también por su situación estratégica idónea para conocer las comarcas del norte de Extremadura. La plaza mayor es el centro de la vida de la cidad, la Catedral Vieja sigue un estilo del románico gótico, y hacia el sur está la Plaza de la Catedral. Otro monumento importante, son las Murallas de Plasencia que rodean la ciudad desde el año 1200.
Trujillo por su parte, alberga un importante conjunto de iglesias, castillos y casonas solariegas que se estructuran en torno a su Plaza Mayor. Su casco histórico, el Ajibe árabe o el Palacio de San Carlos, aportan al lugar la magia neesaria para teletransportarnos al Medievo.
En cualquiera de estos dos pueblos, puedes disfrutar de los platos extremaños más tradicionales. Hay dos tapas que no te puedes perder: el “pestorejo” (careta del cerdo a la brasa), y la “patatera” (chorizo, patata cocida, grasa de cerdo, ajo y sal). Lo puedes acompañar de un buen vino de la Ribera del Guadiana.