El Senado se vuelca para ofrecer su mejor imagen en sus Puertas Abiertas

El presidente del Senado, Ander Gil, abre la Puerta del Rey en la sede de la Cámara Álta en Madrid este miércoles con motivo de unas nuevas Jornadas de Puertas Abiertas. EFE/ Mariscal

Madrid, 30 nov (EFE).- El Senado vuelve un año más a recibir la visita de los ciudadanos en sus Jornadas de Puertas Abiertas y toda la institución, encabezada por su presidente, Ander Gil, se ha volcado para ofrecer la mejor imagen de la Cámara Alta, cuando lo que más trasciende de la actividad parlamentaria son los broncos debates.

El presidente del Senado, Ander Gil, se dirige a un grupo de ciudadanos en la sede de la Cámara Álta en Madrid este miércoles con motivo de unas nuevas Jornadas de Puertas Abiertas. EFE/ Mariscal

A las diez en punto de la mañana el propio Ander Gil ha abierto la Puerta del Rey, por la que accede al Antiguo Salón de Plenos del edificio histórico del Senado, para saludar uno por uno a los primeros visitantes interesados en acceder a los recintos parlamentarios.

Antes de dirigirse a todos ellos desde la tribuna de la sala, el presidente ha explicado a los periodistas que esta iniciativa permite a los ciudadanos que se formen una opinión «más completa» de la visión «de bronca» que muchas veces reciben del funcionamiento de las Cámaras legislativas a través de los medios.

«Esa bronca generalizada no es la tónica habitual. Las broncas tienen nombres y apellidos y los Parlamentos no deben convertirse en campo de batalla y deben ser un lugar para contrastar propuestas, para favorecer un juego democrático limpio y sobre todo para dar respuestas a los problemas que tiene la ciudadanía», ha remarcado.

Un matrimonio de jubilados, Rogelio y Escolástica, han sido los primeros en estrechar la mano del presidente esperar durante 45 minutos, aguantando el frío, en la Plaza de la Marina Española.

Para combatir las bajas temperaturas el Senado ofrece un café o un caldo caliente en las mismas puertas del Palacio, este año custodiado custodiado por dos jinetes de la Unidad de Caballería de la Policía Nacional.

Ya dentro del edificio, sentados los visitantes en los escaños de los senadores, Gil les ha dado la bienvenida para aclararles que las jornadas, en conmemoración del 44 aniversario de la Constitución, no suponen que las puertas de la Cámara estén cerradas el resto del año.

«Para nada, todos y cada uno de los días esta institución está abierta a la ciudadanía», les ha explicado antes de animarles a acudir a alguna de sus sesiones plenarias para observar de manera directa el trabajo de los 265 senadores que conforman el hemiciclo.

Hasta entonces, él mismo, junto a otros miembros de la Mesa como Rafael Hernando y Pío García Escudero (PP), Francisco Manuel Fajardo (PSOE) y la portavoz socialista, Eva Granados, han aprovechado hoy la cercanía de los ciudadanos para conversar distendidamente con ellos y explicarles cuantas dudas les han planteado sobre la vida parlamentaria.

El presidente, incluso, ha quedado en tomar un café próximamente con uno de ellos, un jubilado llamado Miguel, que le ha confesado mientras esperaba en la puerta que era la primera vez que acudía al Senado porque se había pasado 48 años de su vida trabajando como comerciante, sin tiempo para otra cosa.

Tras pasar por el salón de plenos, los visitantes han recorrido diversas dependencias del Palacio del Senado, entre ellas el Salón de Pasos Perdidos, donde se exhibe un trono de estilo neobarroco utilizado en las sesiones parlamentarias por Isabel II, Amadeo de Saboya, Alfonso XII y Alfonso XIII y por Francisco Franco, ya que durante la Dictadura el Senado fue sede del Consejo Nacional.

También han podido conocer la impresionante biblioteca neogótica, fabricada íntegramente en hierro, a las que muchos llaman «la biblioteca de Harry Potter» y que es una de las estancias favoritas del presidente Gil.

Y una exposición de objetos curiosos de la Cámara Alta, como las mazas que usaban los maceros en los actos solemnes, los espadines que portaba el portero mayor, utensilios antiguos de su cafetería y hasta un bombo de madera con bolas numeradas para determinados sorteos.

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