El municipio madrileño acoge mañana la Fiesta medieval «La Encamisá», una actividad cultural de Interés Turístico Regional, que se organiza cada año en la ciudad pacense de Navalvillar de Pela, y con su celebración se pretende estrechar los lazos afectivos entre las Casas de Extremadura de ambos municipios.
El alcalde, Javier Ayala, ha dado la bienvenida a los representantes municipales y de la Diputación Provincial de Badajoz, así como a la comitiva de participantes, integrada por jinetes ataviados con la vestimenta típica y los elementos tradicionales, como la manta de madroños -conocida como la manta guapa-, el tambor, la bandera, los ‘biñuelos’ -dulce típico-, vino de pitarra, etc.
“Queremos que los fuenlabreños puedan disfrutar de esta fiesta tradicional, que goza de un importante reconocimiento por su tradición y vistosidad, y a la vez rendir un homenaje a las 11.000 extremeños que residen en nuestra ciudad y en concreto a los 161 vecinos que proceden de Navalvillar de Pela (Badajoz)”, ha explicado
el regidor.
La fiesta de «La Encamisá» se celebrará mañana día 29, a las 21:00 horas, en el Paseo de la Salud, y discurrirá por un recorrido cerrado y vallado que ocupará esta vía en el tramo entre la avenida del Hospital y la calle Cruz Roja.
Jinetes y fuego
En la representación participa el grupo de infantería, formado por una charanga musical y el grupo de caballería, donde estarán la bandera y el tambor, acompañados de unos 35 jinetes a caballo, totalmente engalanados con mantas de madroños.
Durante todo el recorrido se establecerán distintos puestos en los que se repartirán los ‘biñuelos’ y el vino de pitarra. Ahí también se depositará la leña que servirá para encender las hogueras que se encenderán por la noche porque el fuego juega un importante papel en el festejo.
La fiesta de «La Encamisá» se celebra cada año en Navalvillar de Pela el 16 de enero, víspera del día de San Antón. Otros elementos importantes que forman parte de la cultura y tradición de este municipio pacense son las mantas guapas, tejidas con lana y adornadas con un centenar de madroños; el gorro, que es un pañuelo multicolor de seda que se coloca en la cabeza y se anuda a un palo -para parecer más alto- y en clara referencia a un casco militar y el pañuelo que lucen anudado al cuello los jinetes -todos con camisa blanca- y cada uno es diferente de los demás.