El Gas Licuado de Petróleo (GLP) existe desde hace años, pero ahora es cuando la gente ha empezado a plantearse adaptar su coche a esta tecnología. El GLP o Autogas es un carburante alternativo a la gasolina. Está compuesto por una mezcla de butano y propano comprimidos que se disuelve en petróleo. Posteriormente, este se refina y durante el proceso se obtiene el GLP.
No obstante, a la hora de decantarse o no por adaptar nuestro coche a esta tecnología deberemos tener en cuenta los pros y los contras.
¿Por qué la gente ha empezado a utilizar este combustible?
La principal ventaja es que permite ahorrar hasta un 40% en combustible. El litro de gasolina cuesta casi el doble (0,7€ el litro de GLP aproximadamente, respecto a entre 1,1€ y 1,3€ por litro). Y Además, contamina menos. Emite un 15% menos de CO2 y entre un 70% y un 90% menos de óxido de nitrógeno.
El Autogas, permite bajar las temperaturas a 40 grados bajo cero y tiene una menor cantidad de azufre y otras sustancias dañinas respecto a la gasolina. Por tanto, es más seguro, potente y respetuoso con el medioambiente.
¿Cuáles son los inconvenientes de utilizar Autogas?
Para repostar su vehículo con GLP deberá transformarlo para poder utilizar el gas licuado. Lo que supone un coste de alrededor de 2.000€. Esta operación sirve para coches de gasolina. Aunque también puede hacerse con motores diésel, pero el precio de la adaptación es más elevado.
A la hora de repostar, se debe buscar con antelación un surtidor de GLP. En las ciudades más grandes no es difícil encontrarlos pero en otras zonas puede resultar más complicado.
Por otra parte, supone una pérdida de espacio útil del vehículo que varía en función del tamaño del depósito. Los lugares más habituales para colocar el depósito son el hueco de la rueda de repuesto o el maletero.