Josema Yuste: «El mayor premio que he podido ganar es el público»

Josema Yuste junto a José Manuel Roldán, CEO y Editor de vivir Ediciones, durante la entrevista en el Teatro Amaya, que acoge la obra "Sé infiel... y no mires con quién"

Josema Yuste, estamos aquí en el escenario donde presentas tu última obra como productor “Sé infiel… y no mires con quién”. Si miras alrededor, en este momento que estás viviendo y con la que está cayendo fuera, ¿cómo consideras que has podido sacar adelante todo esto?

Lo primero que, sin la ayuda de mis dos magníficos amigos y socios, esto hubiera sido imposible. No lo hubiera logrado ni ahora ni nunca. Yo solo no puedo acometer una producción… A lo mejor si me lo propongo sería más o menos capaz, pero el trabajo es tan duro que no tendría forma de llegar a todo. Yo tengo el alivio y la gran suerte de tener dos magníficos socios: Jesús y Enrique. Son mi sustento, y además son empresarios de toda la vida del teatro. Sin ellos no habría podido llevar a cabo ninguna de estas producciones.

«Puedo ir moldeando la función hasta encontrar un momento en el que está casi rozando la perfección. En el cine eso no ocurre»

Hablando ya de tu faceta como actor en “Sé infiel… y no mires con quién”, es una obra en la que hay que estar muy atento porque está llena de detalles. Una de las cosas en las que he coincidido con otras personas que han visto el espectáculo es en lo que transmitís sobre el escenario: que os lo estáis pasando de p*** madre.

Es verdad que hay momentos en los que la risa se contagia entre nosotros, a veces del público a nosotros… No podemos evadirnos de eso. Incluso diría que nunca buscamos reírnos ni lo propiciamos —porque eso es negativo o incluso nocivo—, pero si te entra la risa hay que dejarla fluir. Tampoco es bueno intentar callarte y reprimirla. Si te sale una risa espontáneamente o te la ha contagiado un compañero o porque alguien del público te ha contagiado una risa extraña o peculiar… Déjate llevar un poco, un momento, unos segundos. Eso es bueno porque se retroalimenta con el público. O sea, que ocurre cada tres días [risas].

«Dejarme fluir, salir, entrar… Eso hace que la obra sea más espontánea, que esté más viva y que cada día sea diferente»

Se nota que hay mucha conexión encima del escenario y está también esa parte de improvisación…

Sí, es que no sé trabajar de otra manera. Yo no soy un actor que me aprenda un texto perfectamente y lo haga del primer al último día todo igual, con la misma cadencia, el mismo ritmo… No, no soy así. Hay muchos actores que sí y son estupendos, pero yo no soy así. Sé que el teatro requiere de una disciplina, un texto, algo que repites cada día en cada función, pero dentro de eso no me gusta hacerlo robótico ni mecánico.

En algunos momentos de la función, me gusta darle la posibilidad de que salga del río para volver a entrar otra vez y dejarme fluir y salir y entrar… Eso hace que la obra sea más espontánea, que esté más viva cada día y sea diferente. Eso es lo bueno.

«Tengo el alivio y la gran suerte de tener dos magníficos socios: Jesús y Enrique. Sin ellos no habría podido llevar a cabo ninguna de estas producciones»

Hablando de otras muchas de tus facetas, a lo largo de tu extensa carrera has hecho películas como “El robobo de la jojoya” que hoy en día siguen teniendo su tirón y el público sigue volviendo a ellas para disfrutarlas. ¿Cómo lo viviste entonces y qué sabor de boca tienes ahora cuando ves que estas películas siguen cosechando éxito?

Hemos hecho unas películas diferentes, originales, divertidas, con unos gags muy divertidos para la época… y yo me siento muy orgulloso. Lo único que me da pena es que no se puedan repetir algunas cosas. Me da pena no poder cambiarlas, algunas las hubiera hecho de otra manera… Eso es algo que el teatro sí me permite hacer. Puedo ir moldeando la función hasta encontrar un momento en el que está casi rozando la perfección. En el cine eso no ocurre. Una vez has rodado, grabado y montado la película… ya no tiene solución. Pero vamos, me siento muy orgulloso de las películas que he hecho con Millán. Me lo he pasado muy bien haciéndolas.

«Soy un actor cómico que vuelco el 99 % de mi capacidad de humor diaria en hacer reír durante la función»

¿Cómo llevas el tema del humor en tu día a día? ¿Le tienes puesto un horario…?

[risas] No, no, dejo que fluya. Lo que es verdad es que soy un actor cómico —o un cómico, como quieras definirme— que vuelco el 99 o el 90% de mi capacidad de humor diaria en hacer reír durante la función. Mientras estoy rodando, ensayando… El resto del día lo paso de forma normal, tranquila, hago un poco de deporte, voy con algún amigo a tomar una cerveza… Pero relajado, tranquilo, sin estar pensando en que tengo que hacer gracia. Eso no lo tengo. Yo cuelgo las botas al terminar el partido y hasta el día siguiente, hasta el siguiente partido, no me las vuelvo a poner.

Además, que con tu bagaje puedes hacer un poco lo que te apetezca…

Sí, sí, lo que quiera.

Y, para desconectar, ¿qué es lo que hace Josema Yuste?

Deporte. Siempre he estado conectado al deporte, que ha sido mi camino a la desconexión, valga la redundancia. Creo que es la mejor medicina, sobre todo para la cabeza más que para el cuerpo, que también.

«Siempre he estado conectado al deporte, que ha sido mi camino a la desconexión»

A mí el ejercicio me aburre, o sea, andar, correr, ir al gimnasio… Me aburro. Yo necesito competir al hacer ejercicio, que es donde me divierto. Entonces, el deporte se convierte en un juego y a mí jugar me gusta. Pero hacer pesas solo me aburre mucho [risas]. Así que prefiero jugar al tenis, al pádel, al golf… cosas que me divierten y me permiten competir con otros. Ese es mi escape.

Estar activo, ¿no? Al final es eso, entrenar mucho la…

La cabeza y el cuerpo, eso es.

Iba a decir “la edad”, aunque no sé si eso te dará igual…

No es que me dé igual, ni me importa ni me deja de importar. Lo acepto, es así. Sé que hay una vida, que no conozco otra, y trato de aprovechar el día lo mejor que puedo.

«En lo que estoy es donde me siento feliz, y quiero continuar»

Tengo la edad que tengo. ¿Soy de los que se va a operar para parecer que tiene menos edad? No. A mí me parece muy lícito, pero para mí sería un error… No creo que me aporte nada operarme para parecer que tengo cinco años menos. ¡Si es mentira! Tienes la edad que tienes. Además, no va a ningún lado… si me estiro esto, esto otro se va a quedar un poco arrugado [risas]. Entonces, va a ser un poco ridículo, ¿no? Prefiero envejecer naturalmente y ya está. Mientras el cuerpo aguante, haré esto. Y cuando me baje del escenario, haré algo desde allí aunque no interprete: dirigiré, escribiré…

«Nunca buscamos reírnos ni lo propiciamos, pero si te entra la risa hay que dejarla fluir»

De todas formas, tiene que impresionar ver gran parte de tu vida grabada y ver el paso del tiempo… En este momento de tu carrera donde puedes hacer…

Lo que quiero. Por eso hago la versión de esta obra: la dirijo, la interpreto… para poder hacer lo que quiero.

Y, dentro de este horizonte, ¿algún sueño que te quede por cumplir o con el que te gustaría culminar tu carrera?

Sinceramente, no. No, no tengo ningún sueño por cumplir. A ver, siempre he hecho comedia y me he dedicado a la risa. No voy a decir: “ahora quiero hacer un Otelo”. Si alguien de repente me ofreciera un papel en una película que fuera atractivo, no digo dramático pero con mucha ternura, pues a lo mejor iría y lo haría. Pero tampoco es algo que me obsesione ni me quite el sueño. No me quita el sueño nada, afortunadamente.

«Hemos hecho unas películas diferentes, originales, con unos gags muy divertidos para la época… Me siento muy orgulloso»

En lo que estoy es donde me siento feliz, y quiero continuar. Ese es mi presente y mi horizonte. Me siento muy bien pagado, o muy bien recompensado, por el público. Muy correspondido por la gente. Siempre he dicho que el mejor premio que yo he podido ganar en mi vida profesional es el público, ningún otro. Ninguna estatuilla o caballo o triángulo… [risas]. Nada. El mejor premio es el favor del público. Si ellos me quieren a mí, les aseguro que yo les quiero a ellos.

Para ir finalizando la entrevista, ¿qué tal se presentan las navidades?

Bien, tranquilas. Diría que me gustaría que sean un poco más joviales y con más alegría de la que hay ahora mismo. Pero se presentan bien, la gente ya no tiene tanto miedo, el teatro está bien de público… Estoy convencido de que esto será una gripe más en el futuro, que habrá una vacuna y ya está. Es cuestión de darle un poco más de tiempo, y la clave es vacunar, vacunar y vacunar.

Como sabes, los periódicos de vivir Ediciones son leídos diariamente no solamente en la Comunidad de Madrid, sino también en Ciudad Real-Tomelloso y Sevilla. ¿Qué mensaje te gustaría lanzar?

Primero, que los periódicos de vivir Ediciones abran en más zonas de España.

Ojalá…

Ojalá. Y, lo segundo, que eso sirva para “vivir” mejor y unirnos un poquito más a todos.

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