La apuesta por la libertad de Marina Perezagua, en su primer libro de poemas

Imagen de archivo de la escritora sevillana Marina Perezagua. EFE/Quique Garcia

Alfredo Valenzuela

Sevilla, 3 jun (EFE).- Marina Perezagua nació en Sevilla hace 43 años, ha pasado más de la mitad de su vida en Nueva York, de cuya universidad es profesora de Escritura Creativa y, tras publicar tres novelas y firmar artículos en la prensa nacional, se estrena como poeta con «Nana de la medusa» (Espasa), que ella considera «una apuesta por la libertad».

En sus poemas, según ha dicho en una entrevista con EFE, habla «del amor profundo, de la sexualidad plena o desgastada, de la locura, de mi maternidad, de un estado de bienestar que no había conocido antes, de una apuesta -más que nunca- por la libertad, la libertad en todos los sentidos, pero sobre todo de expresión», y de temas, asuntos, palabras y conceptos que, en ocasiones, han podido parecer más propios de la prosa que de la poesía.

«Yo nunca había escrito poesía, pero sí he sido siempre una buena lectora de poesía; cuando llegó el confinamiento cogí una tienda de campaña y me fui a un lugar recóndito en la montaña, de una belleza extraordinaria, un torcal donde las rocas se superponían unas sobre otras como gigantes… Por las condiciones no muy cómodas en las que estaba -sin mi ordenador ni teléfono-, sólo podía escribir de forma fragmentada, porque era así cómo estaba viviendo, de ahí surgió este libro».

«De hecho, el primer poema que escribí hablo de ello: ‘Esguince Mundo'», ha recordado Perezagua, para seguir evocando:

«La sensación de saber que en ese momento había pocas personas mirando el cielo lleno de estrellas por las noches o totalmente desconectadas del mundo, me regaló mucha capacidad de reflexión, de pureza, en un sentido literario, quiero decir: escribí sin pensar cómo estos poemas iban a ser recibidos».

Premio Sor Juana Inés de la Cruz en 2016, Perezagua ha asegurado sobre «Nana de la medusa» que se trata de un poemario que «se puede ver como un diario, aunque creo que lo que tiene de erótico, o de muerte, o de vida, no es tanto una cuestión de relaciones con esas categorías como una conexión estimulada por el propio entorno natural en el que estaba».

Deportista y especialista en natación de largas distancias y en buceo -su marca de apnea en profundidad en la modalidad de inmersión libre, sin aletas, es de 46 metros-, la escritora aprovechó aquel retiro, que fue prolongando hasta tener que racionar el agua y los alimentos, no sólo para escribir versos:

«Por las mañanas escalaba, y por las noches pensaba que nunca me había sentido tan libre, y tuve tiempo de pensar y escribir sobre los últimos años, que no habían sido muy positivos. Estuve allí dos meses y realmente no sabía ni siquiera en qué etapa del confinamiento estábamos, pero lo fui alargando de manera natural, alargando esa libertad que no sentía antes en la vorágine del trabajo, los requerimientos sociales».

«No todos los poemas del libro tienen que ver con un entorno natural, también hay poemas más urbanos, sin embargo, creo que la ciudad en este libro tampoco existiría si no hubiera tomado esa distancia de la megalópolis en la que vivo», ha añadido.

Sobre aquel extraño periodo de pensamiento ha señalado: «Me imagino que, como todo el mundo, en aquellos momentos nos preguntábamos si el mundo sería mejor después de la pandemia; yo estaba segura de que no, y no es que sea pesimista, al revés, pero como más tarde hemos sabido, efectivamente el planeta no parece tener un futuro muy lejano. También las relaciones personales han empeorado. De vuelta al trabajo, sufrí episodios de abuso de poder por parte de señoras que se consideran a sí mismas feministas…»

«Para mí este libro siempre será un antes y un después que testimonia la importancia de la soledad para ver de manera más clara nuestro entorno, así como un mundo que era y ya no es. Cuando nos encerramos en casa (por el confinamiento), bastaron unos pocos días para que los delfines se atrevieran a llegar a los puertos, la naturaleza se recuperaba a un nivel que no habríamos sospechado. Ahora la contaminación vuelve a dispararse…», ha concluido.

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