Las dos Esperanzas sevillanas y mucho más en la “madrugá” más esperada

La Virgen de la Esperanza de Triana atraviesa el puente de Triana de Sevilla. EFE/Julio Muñoz

Sevilla, 15 abr (EFE).- Sevilla vive una “madrugá” anhelada por los cofrades tras dos años “robada” por la pandemia, con sus dos Esperanzas en la calle y seis hermandades más dando viva a una noche con temperatura primaveral desde que a las doce y media se vio salir al Señor de la Sentencia, el primer paso en la calle.

Es el Cristo de la Hermandad de la Macarena, que puso su paso en la calle cuando todavía se estaban recogiendo la hermandad del Jueves Santo como Montesión o El Valle, recibido con la garganta de la gaditana Aroa Cala, con una saeta que lanzaba al aire sevillano frases como “eres santo entre los santos y eres bueno entre los buenos”.

La saeta la recibían con aplausos tanto el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, como el presidente de la Junta, Juanma Moreno, juntos en un balcón de la hermandad desde donde escucharon dedicar la levantá del paso a los niños de Ucrania, mientras a casi tres kilómetros al sur, en la calle Pureza, comenzaban a llegar los primeros nazarenos para preparase para salir con la Esperanza de Triana y el Cristo de las Tres Caídas.

Eso no pasaría hasta casi las tres de la madrugada, dos horas después de que la hermandad del Gran Poder comenzase la procesión del Señor de Sevilla, un Cristo que es punto y aparte en la devoción cofrade de la capital andaluza, escoltado por el cuerpo de nazarenos que cierra su recorrido con María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso.

Casi a tiro de piedra de la Plaza de San Lorenzo, donde el Gran Poder tiene su casa, seguían saliendo nazarenos de la Macarena, 3.700 en total, y los cofrades se iban repartiendo por las calles para no perderse un detalle de la noche, que con sus 17 grados invita a disfrutar del bullicio de Los Gitanos, del recogimiento del Silencio o del caminar sin tanta gente alrededor, pero con la misma devoción, del Cristo del Calvario y Nuestra Señora de la Presentación desde la impresionante parroquia de La Magdalena.

A la una y veinte, los nazarenos del Silencio pisaban la Carrera Oficial, la que todas las hermandades sevillanas tienen que cruzar camino de la Catedral en su estación de penitencia, con los cirios aún bajados, como manda la tradición, ya que no se elevan para apoyarlos en su cintura hasta que toda la hermandad está en la calle, con el trío de capilla interpretando “Saetas del silencio” ante la inmensa figura del Cristo con su cruz asida al revés y con una saeta en voz de Juan Reina.

A la 1:46 se elevaba el paso de La Macarena en su Basílica por primera vez, y al filo de las 3.00 hacía lo mismo el de la Esperanza de Triana, y Sevilla tenía en la calle a sus dos Esperanzas, “a cual mas bella, Marinera morena, Macarena de amor”, como las definió en 1985 Pascual González para dar vida a las sevillanas ‘Silencio’ en las voces de Cantores de Híspalis, un autor fallecido el pasado 6 de febrero y que es recordado este año en todos los rincones de la Sevilla cofrade.

Sevilla ha recuperado su tránsito del Jueves al Viernes Santo tras lo peor de la pandemia 245 años después de que la Hermandad del Silencio incumpliese la ley del Consejo de Castilla en 1777, que prohibía las procesiones después de la puesta de sol, pero la cofradía salió nada más amanecer, y, sin saberlo, había creado la “madruga”.

Y para que todo transcurra con toda la normalidad posible, la noche está vigilada por más de 6.000 efectivos de los servicios de Emergencias y del resto de áreas municipales del Ayuntamiento, mientras que la Delegación del Gobierno tiene activados a 2.594 efectivos: 1.617 agentes de la Policía Nacional y 977 de la Guardia Civil, todo ello para que Sevilla sea, salvo imprevistos, la ciudad más segura del mundo durante más de doce horas.