Carmen Naranjo
Madrid, 23 ene (EFE).- La novela «Tiempo de silencio» (1961) cambió el rumbo de la literatura española del siglo pasado pero su autor, Luis Martín-Santos, fallecido prematuramente en un accidente, fue mucho más que ese libro: escritor, prestigioso psiquiatra, intelectual y activista político, su figura es reivindicada el año de su centenario.
Recuperaciones de textos suyos, algunos de ellos inéditos, reediciones de sus obras, su traducción al chino, un documental y una exposición en la Biblioteca Nacional de España son algunas de las actividades que se desarrollarán este año en conmemoración del centenario de su nacimiento.
Se ha explicado a EFE su hijo, Luis Martín-Santos Laffon, es una ocasión para poner el foco en las investigaciones y los trabajos que se han desarrollado sobre su obra a partir de los fondos que posee la familia y también en una «personalidad muy atractiva que marcó un nuevo rumbo, no solo en el campo literario, sino también en su trabajo psiquiátrico, en su visión de la política en lo que era la oposición al franquismo que luego desembocó en la democracia, y en su faceta intelectual».
Su padre fue detenido cuatro ocasiones y pasó dos temporadas en la cárcel de Carabanchel, en un momento previo al arranque de la Transición, cuando se generaron «los impulsos» que llevaron a ese proceso.
El escritor, residente en San Sebastián y formado como médico en Salamanca y Madrid, tuvo un pronto reconocimiento en el mundo literario, así como en el psiquiátrico y logró una gran resonancia con ‘Tiempo de silencio’, que marcó a una generación por su visión insólita de la «bajorrealidad» del momento y por su escritura desafiante.
Una obra que fue censurada y reeditada en varias ocasiones con más o menos cortes y que hasta 1980 no se pudo leer en su edición definitiva.
Ambientada en Madrid en 1949 relata cómo Pedro, un joven científico, ve interrumpida su investigación sobre el cáncer cuando se agotan los ratones de una cepa que desarrolla un tumor inguinal. Tras descubrir que un maleante llamado el Muecas cría esa misma variedad en una chabola del extrarradio, Pedro se adentrará en los bajos fondos de la capital, iniciando su bajada a los infiernos.
La editorial Seix Barral, donde se publicó en 1961 por primera vez ‘Tiempo de silencio’, ha sacado una edición conmemorativa con un prólogo de Enrique Vila-Matas, para quien esta novela supuso «un antes y un después en la narrativa española del siglo pasado», obra de un hombre «de excepcionales dotes intelectuales» y que «retrató con gran talento la miseria moral de la posguerra».
Y la editorial Galaxia Gutenberg llevará a las librerías en marzo los dos primeros volúmenes de sus ‘Obras Completas’, que se suman a otros dos libros ya publicados: ‘Tiempo de destrucción’ libro póstumo del escritor reeditado en 2022, y ‘El amanecer podrido’, los escritos que se intercambió con Juan Benet, en 2020.
El primer volumen de las ‘Obras completas’ reúne su narrativa breve, gran parte de la cual permanecía inédita: más de un centenar de relatos, escritos entre 1945 y 1964.
Además, según Galaxia Gutenberg, ‘Tiempo de silencio’, libro traducido a más de veinte idiomas y cuya lectura fue obligatoria durante muchos años en los institutos españoles, sale ahora en chino, simultáneamente con ‘Tiempo de destrucción’.
El centenario se conmemorará también con la exposición ‘Luis Martín-Santos. Tiempo de libertad’ que, comisariada por Julià Guillamon, se podrá ver en la BNE entre marzo y junio, y posteriormente viajará al Museo San Telmo en San Sebastián. Y con el documental ‘Tiempo de silencio y destrucción. Un viaje por la vida y la obra de Luis Martin Santos’, dirigido por Joan López Lloret y producido por Marta Esteban.
En enero de 1964, Luis Martín-Santos falleció en un accidente de coche cerca de Vitoria, a los 39 años, dejando tres hijos huérfanos (de 8, 5 y 3 años) después de la muerte de su mujer un año antes por un accidente doméstico.
Casi 60 años después, Rocío y Luis, sus hijos mayores, abrieron durante la pandemia las cajas que habían transitado por diferentes lugares y reconstruyen la vida de su padre a través de los cientos de textos guardados.
Aunque solo guarda ciertos recuerdos de su padre, ya que falleció cuando él tenía 5 años, Luis Martín Santos Laffon le describe como una persona muy activa, muy creativa y poliédrica. Y al mismo tiempo, destaca, fue una persona divertida, con un gran sentido del humor y muchas ganas de pasarlo bien.