Ginebra, 22 sep (EFE).- Los intentos de normalizar la situación en Siria tras 12 años de conflicto, marcados por gestos como la readmisión del país en la Liga Árabe, «no romperán el ‘impasse’ actual y probablemente condenarán a los sirios a más sufrimiento», advirtió hoy la Misión de Investigación de la ONU para Siria.
«La guerra no ha terminado, no hay vencedores definitivos y el país sigue careciendo de la seguridad necesaria para el retorno de los refugiados», indicó el presidente de la misión, el brasileño Paulo Pinheiro, en la presentación de un nuevo informe ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Pese a los intentos diplomáticos de estabilizar la situación, «los sirios sufren ante un creciente descontento y hostilidades en múltiples frentes, con una economía casi colapsada y persistentes abusos de derechos humanos», subrayó Pinheiro, quien afirmó que las partes en conflicto continúan perpetrando crímenes de guerra.
Entre los responsables de esas violaciones de derechos humanos, el presidente de la misión citó no sólo al Gobierno de Bachar al Asad sino también al grupo terrorista Hayat Tahrir Al-Sham (HTS), el opositor Ejército Nacional Sirio y las Fuerzas Democráticas Sirias que operan en el noreste del país.
Pinheiro indicó que en la primera mitad de 2023 «ciudadanos sirios siguieron siendo víctimas de asesinatos, desapariciones forzadas, torturas, detenciones arbitrarias, desplazamientos forzosos y desahucios, no sólo por el Estado sino por los otros tres principales actores, que controlan un tercio del territorio».
La misión denunció también que al menos cinco ejércitos extranjeros continúan operando en Siria y atacan en ocasiones a civiles, caso de operaciones de fuerzas aéreas rusas en el noroeste del país.
En mayo, un ataque aéreo estadounidense se sospecha que mató también a un civil, y similares acciones con víctimas no militares fueron perpetradas por fuerzas de Israel, Turquía y Jordania, denunció Pinheiro.
El experto advirtió además que el Estado Islámico continúa activo y aún es peligroso en Siria, siendo responsable de «brutales ataques» que han tenido como consecuencia secuestros y muertes de numerosos civiles, especialmente en zonas desérticas del centro del país teóricamente controladas por grupos progobierno.
Al mismo tiempo, fuerzas kurdas continúan abduciendo a menores para integrarlos en sus filas, y en los campos de detención de Al Hol y Al Roj, controlados por las Fuerzas Democráticas Sirias, «unas 50.000 personas, en su mayoría mujeres y niños, sufren un trato cruel e inhumano».