Andalucía es la cuna de artistas que han saltado a la historia de la literatura universal, como el cordobés Luis de Góngora, el sevillano Aleixandre, Cernuda o Rafael Alberti. No son pocos los nombres y larga es la lista del talento andaluz, pero si hemos de buscar la clave del éxito de estos autores, basta con ubicar su infancia en un mapa y nos percataremos de que, como en Andalucía, en ningún sitio nace la inspiración.
Conjunto histórico de Úbeda y Baeza
Sin ir más lejos, Antonio Muñoz Molina, académico de la Real Academia Española y Premio Príncipe de Asturias de las Letras (2013), se crió en la ciudad de Úbeda, situada en Jaén. La ciudad destaca por el marcado estilo renacentista del casco histórico, que además, fue declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO en 2003, junto a Baeza. La localidad es un pueblo que hay a 7 km de distancia de Úbeda, que cuenta con una catedral, fundada por Alfonso VII de León. Por no hablar de que, prácticamente todo el legado del arquitecto Andrés de Vandelvira, habita en el conjunto histórico.
Pues ya lo decía Machado en sus versos Viejas Canciones:
«Entre Úbeda y Baeza
—loma de las dos hermanas:
Baeza, pobre y señora;
Úbeda, reina y gitana—.
Y en el encinar,
¡luna redonda y beata,
siempre conmigo a la par!»
Córdoba
Escribía Góngora sobre Córdoba:
«Rey de los otros, río caudaloso,
que, en fama claro, en ondas cristalino,
tosca guirnalda de robusto pino
ciñe tu frente, tu cabello undoso,
pues dejando tu nido cavernoso
de Segura en el monte más vecino
tuerces soberbio, raudo y espumoso.»
La ciudad capital califal constituye uno de los cascos antigüos mas grandes de Europa, declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1994. Poco despues del reconocimiento a la Mezquita, que fue en 1984.
Cordoba aúna todas las características para ser una ciudad de diez. Con una población de 325.000 habitantes, rodeada de color y el calor del acento cordobés, además de las altas temperaturas. La historia de la capital, se expande también a los alrededores, de forma que se desvía la mirada hacia Medina Azahara.
Cuenta la historia que Abderramán III mandó construir en 936 una ciudad que llevaría el nombre de Madinat al-Zahrá, que era el nombre de su esposa preferida. La ciudad brillante, la ciudad de Zahara, la ciudad de la flor. Además del ideal romántico, también se propuso como una muestra de poder frente a sus enemigos, sin embargo, el esplendor duró poco. Pero la inspiración se mantiene, o al menos, se recuerda, como en Te recordé en Al-Zahrá.
«Desde Al Zahra te recuerdo con pasión. El horizonte está claro y la tierra nos muestra su faz serena […] Todo excita el recuerdo de mi pasión por ti, que nunca abandona mi pecho, por mucha que sea su estrechura […] Pedirnos uno al otro deudas de puro amor era, en otros tiempos, la pradera feliz donde corríamos como libres corceles.
Pero ahora yo soy el único que puede jactarse de leal. Tú me dejaste, y yo me he quedado, triste, amándote».
Eran los trágicos versos que enunciaba Ibn Zaydun (1003 – 1071), poeta árabe andalusí, considerado el mayor poeta neoclásico de al-Ándalus. Pues, si bien estas dos ciudades son las únicas consideradas Patrimonio Histórico de la Humanidad, bien es sabido que aún quedan tesoros por encontrar en Andalucía, que desgranamos en Vivir Ediciones.