Qué es la responsabilidad afectiva y por qué es tan importante en la era del “ghosting” y el “cloaking”

Prestar atención a cómo afectan nuestras acciones y expresar nuestros sentimientos son pasos esenciales para construir relaciones afectivas saludables

Con la irrupción de internet y las nuevas tecnologías, la manera de relacionarse y de conocer a otras personas ha cambiado. Las aplicaciones de citas están en plena tendencia. Su uso se ha acelerado y, aunque estas tengan puntos positivos, también tiene repercusiones negativas.

¿Qué es el “cloaking”? la tendencia que va más allá del “ghosting”

Con la aparición de este tipo de apps, conceptos como el “ghosting” o el “cloaking” se han extendido. Según un estudio realizado por la Universidad de Western Ontario en 2018; un 72% de las personas encuestadas habían sufrido “ghosting” y un 64,5% lo había realizado.

El primero, que proviene de la palabra inglesa ‘ghost’ (fantasma), es ya un viejo conocido para los usuarios de estas aplicaciones.

Supone dejar de dar noticias a una persona con la que estábamos iniciando una relación o un acercamiento afectivo de cierta importancia.

Tras tener varias citas y conversaciones a través de las redes sociales; una de las partes deja de dar señales de vida y desaparece, como un fantasma, de ahí su nombre.

El segundo va un poco más allá, además de dejar de hablar a la otra persona, quien hace “cloaking” bloquea de todas las redes canales posibles y teléfono. Esto, para cortar de raíz todo tipo de comunicación y no tener que dar explicaciones.  Una situación que lleva a decidir evitar el conflicto, sin pensar claramente en las consecuencias de su comportamiento sobre la otra persona.

Se trata de un término acuñado por la periodista Rachel Thompson que significa “capa” o “encubrir”. Los expertos indican que, la inmadurez, la falta de empatía, la cobardía subyacente y la falta de implicación emocional juegan un punto importante en este tipo de comportamientos.

Esto deja sentimientos difíciles de soportar para quien lo sufre como incertidumbre; decepción; y duda permanente que pueden derivar en baja autoestima y desconfianza.

¿Qué es la responsabilidad afectiva y por qué es tan importante en las relaciones?

En esta era del “ghosting” y “cloaking” hay un término que se está poniendo de moda y es la responsabilidad afectiva.

La responsabilidad afectiva hace referencia a cuidar nuestras acciones, pues estos tienen consecuencias sobre las otras personas.

Para ello, debemos prestar atención a cómo nos relacionamos y comunicamos; además de no perder el respeto y la empatía en cada vínculo, ya sea familiar, de pareja o de amistad.

La responsabilidad afectiva es tener en cuenta las emociones y sentimientos de la otra persona.

Es importante saber que la responsabilidad afectiva no significa responsabilizarnos de las emociones de la otra persona; sino ser conscientes también de nuestros sentimientos. Todo ello, para conseguir un equilibrio entre lo que nosotros queremos y sentimos y cómo nos expresamos con los demás.

¿No está claro que debemos siempre cuidar nuestras relaciones con amigos, familiares o de pareja? Pues parece que es necesario insistir en la necesidad de integrar la responsabilidad afectiva en nuestra forma de relacionarnos.

Un estudio del Journal of Social and Personal Relationships realizado en 2018 reveló que una de cada cinco personas en el mundo había sufrido “ghosting” al menos una vez en su vida.

La clave es conseguir un equilibrio entre lo que pensamos y sentimos nosotros mismos y lo que piensa y siente la otra persona.

¿Cómo podemos conseguir esta balanza?

Se trata de cuidar a la otra persona para evitar que sufra de forma innecesaria. No sobreproteger, sino ser responsable con las relaciones que establecemos con los demás. Te contamos 5 claves para conseguirlo:

  • Hablar sobre nuestros sentimientos y expectativas.
  • Poner limites mutuos con la intención de respetarse.
  • Cuidarse mutuamente.
  • Mantener una comunicación asertiva.
  • Saber que nuestras acciones tienen consecuencias sobre la otra persona.

La responsabilidad afectiva se conseguir expresando nuestras ideas, sentimientos y necesidades o, lo que es lo mismo, qué queremos, qué sentimos y qué nos molesta de forma tranquila, honesta, clara y directa, siendo empáticos y respetuosos.

La comunicación asertiva es una de las claves para conseguir ser responsables afectivamente.

Esta responsabilidad afectiva no solo es aplicable al terreno amoroso, sino también a las relaciones familiares, amistades e, incluso, laborales. Dado que es una forma de comportarse, la responsabilidad afectiva es algo que se aprende, desarrolla y mejora con el tiempo y las experiencias. Todo ello, para construir relaciones sanas.