Sudán del Sur recibe como «héroes» a los médicos sudaneses que huyen de la guerra

Varios médicos tratan a un paciente en el centro médico Nile Kings Hospital, en Yuba (Sudán del Sur). EFE/ Atem Simón Mabior

Yuba, 22 sep (EFE).- Los refugiados que provoca la guerra en Sudán preocupan mucho a los países vecinos debido al impacto en sus frágiles economías. Pero en Sudán del Sur, la llegada de cada vez más médicos sudaneses refugiados es celebrada por poner remedio a uno de los principales problemas de la nación africana: la falta de personal y, sobre todo, de médicos especialistas.

«Estoy muy feliz. La llegada de especialistas sudaneses a Yuba me ha dado esperanza tras estar totalmente desesperada porque no tenía medios para viajar al extranjero», asegura a EFE Aek James, una mujer de 47 años que padece un problema renal y que se planteaba ir a Sudán para ser atendida ante la falta de recursos en su país.

Más de una veintena de especialistas sudaneses – una enorme proporción de los médicos sudaneses – se han desplazado a Sudán del Sur conscientes de que tendrían oportunidades de trabajo, un país con apenas 13 años de historia empañados con conflictos que han impedido el desarrollo del sector de la salud.

Datos de este año de la Organización Mundial de la Salud señalan que la densidad de médicos en Sudán del Sur es de 0,4 por cada 10.000 habitantes, mientras que en su vecino del norte llega a 2,63. En España hay 45,8.

Atención en Yuba

Un médico trata a un paciente en el centro médico Nile Kings Hospital, en Yuba (Sudán del Sur).EFE/ Atem Simón Mabior

La escasez de especialistas en Yuba hizo que el sursudanés Agustino Lado, de 37 años, tuviera que viajar a Sudán cada vez que le tocaba realizar un seguimiento de su trombosis venosa profunda.

La guerra en Sudán le robó toda esperanza de mejorar, pero para su sorpresa su médico en Jartum le escribió por WhatsApp para informarle de que se había trasladado a Yuba y que podía continuar con su tratamiento.

«Perdí la esperanza, pero Dios respondió a mis oraciones y me sorprendió con la presencia en Yuba del mismo médico con el que estaba haciendo un seguimiento en Jartum», dice aliviado Lado.

Hasta el momento, estos especialistas en neurología, nefrología o cirugía sudaneses han llegado a Yuba y se han establecido en varias clínicas privadas de la capital, donde han sido recibidos con gran entusiasmo por parte de los sursudaneses a pesar de la tragedia que ha supuesto para los refugiados.

Salvar vidas tras huir de la muerte

El urólogo Ahmed Haroun inició su huida de Sudán al poco de comenzar el conflicto, una travesía que inició en Um Durman (cercana a Jartum) después de que el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) le saqueara su vivienda y se hiciera con su coche y sus ahorros personales, relata a EFE.

Sin su coche, consiguió un tuk-tuk (motocarro) del hospital donde trabajaba para recorrer en tres días casi 200 kilómetros con su familia hasta llegar a Wad Madani, en el sureste de Sudán y donde se refugiaron en casa de unos familiares.

Durante el viaje, se vio obligado a falsificar su identidad y a hacerse pasar por comerciante para evitar problemas con los paramilitares, que sospechaban que él y su familia trabajaban para el Ejército.

Fue entonces cuando recibió la llamada de Mohamed Shaa Eddin, un compañero de profesión que había logrado escapar a Yuba, donde le explicó que había muchas oportunidades laborales por la falta de médicos, por lo que Haroun hizo las maletas y puso rumbo al país vecino, donde no encontró ningún problema para entrar.

«Cuando llegué a la frontera me recibió una persona enviada por un hospital. De ahí, entré al territorio sin tener que mostrar documentos porque las autoridades sursudanesas permitían la entrada de los huidos sin ningún justificante», apuntó.

Un segundo hogar

El propio Shaa Eddin asegura que decidió ir a Yuba «porque es el lugar que más necesita servicios médicos», y porque los sudaneses y sursudaneses son «un solo pueblo en dos países».

«Hemos recibido una gran bienvenida por parte de todos, y hay más colegas sudaneses que quieren venir a Yuba y al resto de los estados de Sudán del Sur», apunta el médico que atiende ahora en una clínica de Yuba.

Por su parte, Haroun también reconoce que la mayoría de sus pacientes son sursudaneses que tenían que gastar grandes sumas de dinero para ir a Jartum y ser atendidos por el urólogo.

«Estoy aquí en mi segunda patria. Es cierto que la guerra nos desplazó, pero nos llevó a descubrir otra parte de nuestra patria, que es Sudán del Sur. La necesidad de nuestros servicios aquí es muy grande, el sur recién independizado no tiene suficientes especialistas», afirma.

Ambos están inmensamente agradecidos por haber sido acogidos como «héroes» en un país que, hasta el momento, ha acogido a más de 260.000 refugiados sudaneses de los más de 1,1 millones que han tenido que abandonar Sudán por el conflicto.

«Por eso ofrecemos nuestros servicios al menor costo», apunta Haroun.

Atem Simón Mabior