Turistas y peregrinos fieles a la fiesta del Día de Galicia: haberlos, haylos

Cientos de peregrinos y turistas hacen cola para entrar este lunes por la Puerta Santa, en la parte trasera de la catedral de Santiago, con motivo del Día de Galicia, que se celebra cada 25 de julio. EFE/ Xoán Rey

Paula Durán

Santiago de Compostela, 25 jul (EFE).- Son muchísimos los turistas incondicionales del Día de Galicia y cada vez más los peregrinos que por idéntico motivo ajustan etapas para llegar a la meta, la Plaza del Obradoiro, donde se ubica la catedral compostelana, cada 25 de julio. Otros se encuentran por sorpresa con una ciudad en fiestas.

José Manuel Núñez, llamado Pipo por sus amigos y conocidos, hizo el Camino de Santiago por primera vez hace muchos años y habla con nostalgia de una peregrinación que ha repetido cada vez que ha podido.

Lo que empezó como un viaje en solitario, a día de hoy es una tradición familiar.

Todos los años algunos de sus parientes y por supuesto él, todos de Sevilla, acuden a Santiago de Compostela para estar el 25J. El ambiente, la música y la comida son para ellos alicientes más que suficientes para renovar con periodicidad anual sus votos con la capital gallega.

Pipo cuenta a Efe que en sus comienzos salió de Astorga. En cuanto llegó allí se dio cuenta de que no sabía ni ponerse la mochila adecuadamente y pensó que nunca alcanzaría Santiago.

Para su sorpresa, no sólo llegó, sino que fue una experiencia única. “Lo amable que es la gente, lo vivo que te sientes… El año siguiente tuve que repetir”, rememora. Así fue. Hasta cuatro veces, la última con 69 años, y seguiría volviendo a vestirse de romero si la salud se lo permitiese.

Él fue el que inculcó a su ahijada Martina las ganas. Ella, en un principio, no quería probar, pensaba que era algo demasiado religioso, pero cuando le dio una oportunidad, ahí le pareció “mágico”.

“Es un lugar por el que han transitado tantas personas desde hace tanto tiempo que pasan cosas increíbles”, asegura ahora. Para ella fue un viaje espiritual tan fuerte que también repitió como su tío-padrino al año siguiente, y en su caso lo ha hecho ya tres veces, una cifra que aumentará.

Martina, de hecho, acabó mudándose durante un tiempo a Santiago de Compostela para estudiar, reforzando así el ritual de su prole, pues sus tíos iban a verla todos los años por el día de Galicia. Una vieja costumbre que siguen manteniendo en la actualidad.

No en vano, José Manuel espera con ilusión este día durante todo el año. “En Sevilla, delante de la catedral, hay una concha en el suelo, y siempre la piso diciendo: ¡Apóstol, ya me queda menos para verte!”, explica emocionado.

Junto a él, otros tíos de Martina, José Luis, Javier -el ágil veterano, de 86 años, y al que cariñosamente llaman ‘Tioja’- y Manolín, un tío «adoptado».

Cada 25 de julio llegan a Santiago de Compostela miles de personas. Muchos, como la familia de Martina en esta ocasión, van directamente a pasar las fiestas; mientras que otros, como ellos sueñan con volver a hacer, llegan haciendo el Camino.

Paula, Antonio, su pequeña hija Naia y su perro Toby han hecho sus particulares cálculos para desembarcar este lunes en la tierra del apóstol Santiago y, por suerte, sus pronósticos sobre papel se han cumplido. «Estamos encantados. Esto es jolgorio, bullicio, y no hay cansancio que valga para no disfrutar a tope».

Para algunos, que no lo han planeado al milímetro, ha sido una sorpresa llegar hoy y encontrarse con el día de Galicia. Laura, Dimitra y Claudia son tres jóvenes de México, Grecia y España. Se conocieron estudiando y decidieron hacer el Camino juntas desde Tui (Pontevedra). Pero, aunque llegaron el 25 de julio a Santiago, no sabían que sería el día de Galicia. Para ellas lo importante era hacer el Camino, no su final.

“La unión que se hace con la gente con la que lo compartes, la cantidad de gente que conoces, eso es lo que vale”, destaca Claudia.

El Camino es, de hecho, el inicio de varias amistades. Diana, australiana, y Jennifer, inglesa, se conocieron en Arzúa (A Coruña) y decidieron seguir el camino juntas desde ahí. A pesar de ser de un país tan lejano, Diana ya ha hecho el Camino seis veces, y es esta capacidad de conocer a tanta gente y la sensación de crear una comunidad la que la anima a seguir probando la experiencia año tras año. En un Año Santo doble por concesión papal, el 2021-22, desde luego que no podía faltar.

Son muchos los caminos que se cruzan en el día de Galicia, desde países diferentes, por rutas distintas y por motivos variados. Algunos como la italiana Francesca se echan a andar con intención de llegar varios días antes del 25 de julio para disfrutar al completo de todo el cartel de las fiestas grandes de Compostela.

Sea cual sea la motivación, todos coinciden en lo mismo: reincidirán.