Madrid, 1 ago (EFE).- Históricamente las víctimas de discriminación han mostrado desconfianza hacia los cuerpos de seguridad y el sistema judicial. La consecuente infradenuncia ha tapado gran parte de los delitos de odio cometidos contra personas o colectivos, pero éstos tienen ahora en Madrid a su mejor aliada, la Unidad de Gestión de la Diversidad de la Policía Municipal.
Esta unidad, creada en 2016, investigó durante el pasado año 2021 un total de 165 hechos discriminatorios en la capital, mientras que en 2019, antes del inicio de la pandemia, cuando llegó a registrar 342 hechos.
El año 2020, un año marcado por las fuertes restricciones ante la covid-19, provocó que los hechos conocidos por la Policía Municipal cayeran hasta la mitad (170) respecto al año anterior, una tendencia que, según explica a Efe la intendente Marta Fernández, es motivo de la «lejanía» que, en cierta parte, la pandemia ha vuelto a instalar entre víctima e instituciones.
Ahora, desde la Unidad de Gestión de la Diversidad trabajan para recuperar la confianza y la esperanza de las personas discriminadas, así como el conocimiento de sus derechos, ya que otros motivos de la infradenuncia son la «normalización» o la «inconsciencia» a la hora de sufrir este tipo de ataques.
Tanto en 2021, con un 40 % del total, como en años anteriores la mayoría de hechos conocidos por la unidad a través de sus víctimas son los sufridos por el colectivo LGTBI+, el más «empoderado» frente a las vejaciones, subraya la intendente.
De las 165 acciones notificadas el pasado año, 72 fueron homófobas, 34 xenófobas, 18 contra personas con discapacidad, 14 contra víctimas de exclusión social, otras tantas contra religiosos, 8 ideológicas, 4 sexistas y 1 de tipo desconocido.
CREAR UN ENTORNO DE CONFIANZA
No todos los hechos contabilizados por la unidad se denuncian. Depende de la voluntad de la víctima y de si los agentes ven viable la tramitación de una denuncia por la vía penal o la administrativa.
Pese a tratarse de un cuerpo policial, algunos de los hechos que no se denuncian se resuelven con una mediación entre el presunto agresor y el agredido, un proceso en el que resulta fundamental la colaboración del atacante.
Entre las actitudes discriminatorias que se denuncian, unas se presentan ante la autoridad judicial para la posible apertura de diligencias -penales o administrativas- y otras se trasladan a la Fiscalía para su consideración en cuanto a la toma de acciones.
Pero lo más importante de todo es la víctima. En la Unidad de Gestión de la Diversidad la acompañan en la totalidad del proceso, generando a su alrededor un «entorno de confianza», como el de las dependencias de la unidad. «No parece una comisaría. Aquí no vamos uniformados y no hay detenidos», destaca Marta Fernández desde su despacho.
De esta manera generan un clima propicio para que la persona agredida no se sienta juzgada a la hora de narrar su experiencia. Si lo necesita, la unidad también aporta recursos de atención psicológica.
INVESTIGACIÓN Y TRABAJO PREVENTIVO
La labor de la Unidad de Gestión de la Diversidad va desde la prevención hasta la investigación, pasando por el acompañamiento.
En macroeventos como en la fiesta del Orgullo sus puestos móviles, furgones con atención en hasta 14 idiomas, aguardan ante la posible comisión de acciones discriminatorias o de odio. Afortunadamente, en este MADO 2022 no registraron ningún incidente reseñable.
Cuando se vislumbra una naturaleza penal o administrativa en el hecho, la unidad abre una investigación que, según la intendente, es «muy similar» a las propias de otras unidades policiales.
MONITORIZACIÓN DE REDES SOCIALES
El principal objetivo es lograr la identificación del autor de los hechos, lo cual requiere de un mayor esfuerzo en el escenario de las redes sociales, donde el anonimato continua alimentando la comisión de acoso y ataques de odio.
Ante la proliferación de hechos conocidos en el entorno digital, la Unidad de Gestión de la Diversidad puso en marcha un monitoreo de las principales redes sociales para detectarlos.
Cuando un perfil ha podido discriminar a una persona concreta o a un colectivo, la unidad solicita a la red social los datos de identificación de la persona que se esconde detrás del usuario, poniéndose en marcha el protocolo habitual.
Jose F. Sánchez