Madrid, 19 sep (EFE).- En su sexto partido con el Atlético de Madrid, el cuarto como titular, el primero de la Liga de Campeones, Julián Alvarez aún sigue en rodaje en el conjunto rojiblanco, entre su insistente esfuerzo físico, sus contadas intervenciones con el balón y sus limitadas ocasiones contra el Leipzig, con 63 minutos de juego y sacrificio, aún dentro del proceso de adaptación suyo al equipo y viceversa.
Aún no ha alcanzado su dimensión el campeón del mundo argentino a las órdenes de su compatriota Diego Simeone, todavía le queda mucho margen para reencontrarse con sí mismo, para ser el jugador que deslumbró en el Manchester City… Cuestión de tiempo, seguramente, entre la convicción de la apuesta del club madrileño por ‘La Araña’.
No hubo continuidad de su gol al Valencia en los últimos instantes del duelo del pasado domingo. De vuelta al once inicial para la primera cita de la Liga de Campeones, de nuevo vencedor en la competencia con Alexander Sortloth, Julián Alvarez salió como punta de referencia, con Antoine Griezmann y Ángel Correa por detrás, como lanzadores para él.
La conexión fue esporádica. Mientras su compatriota, brillante durante la hora de juego que disputó, y el francés, el goleador del 1-1, fueron protagonistas principales en el ataque, Julián fue un secundario. Un complemento para los dos. Más luchador que fino con la pelota, también porque sus compañeros apenas conectaron sus desmarques.
Dispuso de dos ocasiones, las dos en el primer tiempo, las dos sin goles, según las estadísticas oficiales de la UEFA. Su precisión en el pase fue de un 83 por ciento, con 7,52 kilómetros de trayecto durante los 63 minutos que disputó y con su carrera más veloz de 24,11 kilómetros por hora; más recorrido para su encaje definitivo en el Atlético.
Necesita más. La nueva Liga de Campeones también es una perspectiva diferente para él. En el pasado un recurso para Pep Guardiola en el Manchester City, al lado de Erling Haaland, Phil Foden, Jack Grealish o Bernardo Silva, en el Atlético debe ser una figura capital en cada partido y en cada lance, más aún en el escaparate más reluciente, pero también más exigente del mundo, tan descorazonador tantas veces con su equipo, perdedor de tres finales.
La responsabilidad crece para el campeón del mundo argentino, el fichaje más alto económicamente del verano, por los 75 millones de euros fijos, más 20 en variables, que le costó su traspaso hacia el Cívitas Metropolitano. El foco lo apunta directamente.
«Un chico noble, trabajador, que seguramente tiene muchísimas cosas importantes para darnos. Tuvo vacaciones cortas, llegó al Atlético, empezó a jugar con pocos entrenamientos, se fue con Argentina… Hay que ayudarlo. Tiene un grupo de compañeros que están trabajando muy bien y lo necesitamos de la mejor manera. Le vamos a exigir siempre lo que nos puede dar. Ojalá el del pasado domingo sea el primer gol de los muchos que pueden llegar», anunció su entrenador, antes de devolverlo a la titularidad frente al Leipzig.
Un nuevo ciclo para ‘La Araña’, que había jugado ya 18 partidos de la máxima competición europea con el City, con ocho goles y cuatro asistencias. Titular en 35 encuentros de la ‘Premier’ el pasado curso, la Champions fue bien distinta para él, con tan solo dos duelos de inicio. Conta el Estrella Roja y el Copenhague. Nada más. Fue reserva en el resto, frente al Real Madrid, el Leipzig -su rival este jueves con el Atlético- o el Young Boys.
Le había ocurrido también antes. El único campeón de Europa de clubes que figura en la plantilla actual del Atlético es Julián Alvarez, aunque entonces, en la final del 10 de junio de 2023, ni siquiera jugó ningún minuto contra el Inter. Ahora, con el Atlético, es muy distinto.
Iñaki Dufour