Barcelona, 1 sep (EFE).- Mallorquín de nacimiento y barcelonés de adopción, el periodista Bernat Salvà recorrió a pie, en mayo de 2021, los caminos costeros de la isla de Mallorca, un lugar que contempla como un «tesoro de historias, personajes y naturaleza», pero también de «urbanizaciones interminables y hoteles enormes».
Todo ello queda plasmado en el libro, 'Vorera de mar. Volta a Mallorca a peu en 22 dies', que ha publicado en Angle Editorial, del que ha hablado con EFE, rememorando aquella experiencia, en plena ola de pandemia de coronavirus, que le llevó a andar unos 500 kilómetros, con más de 12.000 metros de desnivel acumulado en apenas tres semanas.
Todo empezó tras una charla con uno de sus tres hijos, mientras andaban hacia Ses Salines, y al comentarle que un día le gustaría hacer la vuelta a la isla caminando, el joven le recordó que en alguna ocasión había dicho, asimismo, que quería escribir un libro. «Total, se juntaron las dos ideas y surgió este proyecto», apostilla.
La primera y la última etapa tuvieron inicio y final en la playa más próxima a Pil·larí, su pueblo natal, cercano a Palma, en ses Meravelles y s'Arenal, respectivamente, y durante la ruta este periodista con más de tres décadas de carrera pasó por Porto Colom, Cala Rajada y Can Picafort, así como por el Cap de Formentor, Pollença, Lluc, Deià, Banyalbufar y Santa Ponça, entre otras localizaciones.
Un reto conseguido
«Para una persona normal como yo, que no estoy acostumbrado a andar de esta manera, fue un reto, de la misma manera que lo era introducir en el relato de la ruta las grandes historias y personajes relacionados con la historia mallorquina, que son muchos, desde Joan March o el capitán Alberto Bayo, al archiduque Luís Salvador de Austria, el escritor Robert Graves, el músico Frédéric Chopin y la escritora George Sand», argumenta.
Considera que la caminata, en realidad, le sirvió de hilo conductor del libro para introducir contenidos históricos, sobre la naturaleza y de memoria personal con respecto a su lugar de nacimiento.
«La Mallorca que yo conocía, donde viví hasta los dieciocho años, aunque he ido volviendo a menudo en estos últimos 39 años, ha ido desapareciendo lentamente, especialmente, por la llegada del turismo de masas, que a la vez que ha sido una mina de oro, ha comportado un coste enorme para el paisaje, la ecología, la cultura o la misma lengua rica que allí se habla», asevera Salvà.
Cien kilómetros de costa virgen
Sin embargo, calcula que todavía hay «unos cien kilómetros de costa virgen, espacios maravillosos a los que no se puede llegar en coche, aunque sí en barca en muchos de ellos, o después de andar más de una o dos horas, pero vale mucho la pena hacerlo».
Por otra parte, en este andar junto a la costa, aunque huyendo del sol, las cervezas, la fiesta o la playa, Bernat Salvà habló con personas mayores que se encontró por el camino para que le explicaran anécdotas del pasado y, como quería un libro que fuera como un «gran reportaje periodístico», al que ha dedicado más de año y medio, se documentó profusamente y entrevistó también a especialistas de cada una de las materias de las que trata.
Recuerda que tuvo una larga entrevista con el historiador y monje mallorquín Josep Massot en el monasterio de Montserrat, poco antes de que muriera, así como con el historiador de Pollença Pere Salas; el artista plástico y presidente del Club Pollença, Biel March; con el filólogo y escritor Tomàs Vibot, que conoce mucho la sierra de Tramuntana, o con el historiador Gaspar Valero.
Asimismo, contactó con el paleontólogo Rafel Matamales, con el meteorólogo Agustí Jansà, el arqueólogo Miguel Ángel Cau, el empresario y economista Biel Huguet, así como con el botánico Llorenç Sáez.
Preguntado sobre si repetiría la experiencia, Bernat Salvà descubre que en mayo de 2023 realizó una segunda vuelta a pie por Mallorca, en ese caso, por la zona interior, por algunos de los pueblos originarios de sus padres y abuelos, desde Llucmajor y Biniali, a Lloseta y Alaró, con un total de 325 kilómetros recorridos.
Ha empezado ya el proceso de escritura, pero reconoce que va lento y que tardará todavía un tiempo en tenerlo terminado; pero, cuando lo haga, formará parte de un díptico con 'Vorera de mar'.
