La fábrica de Corrugados Getafe ha emitido un comunicado en el que niega cualquier tipo de emisión radioactiva al exterior, después de que se detectara Cesio 137, un isótopo radioactivo, en un camión lleno de polvo de acería el pasado 12 de septiembre

Esta declaración llega después de que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) haya llevado a cabo inspecciones y confirmado la ausencia de emisiones al entorno.

La presencia del isótopo radioactivo llevó a la activación inmediata de los protocolos oficiales e internos de la empresa. A raíz de esto, el CSN envió personal para medir y evaluar la situación en la fábrica. Los resultados indicaron que todo el material con Cesio 137 se encontraba confinado dentro del sistema de extracción de polvo y cisterna, confirmando que no hubo emisiones al exterior. Esta evaluación sugiere que tanto los empleados de la fábrica como la población cercana y el medio ambiente no se han visto afectados por este incidente.

La empresa destacó la eficiencia de sus sistemas y controles, que permitieron la identificación del material afectado antes de que saliera de las instalaciones. Además, se mencionó que el material contaminado con Cesio 137 podría haber sido apantallado, lo que explica por qué no fue detectado a su llegada.

No obstante, el CSN ha recomendado que se realicen exámenes médicos a todos los trabajadores que pudieron haber estado en contacto con el material radioactivo. Siguiendo esta sugerencia, Corrugados Getafe ha propuesto realizar estos reconocimientos médicos y también ha ofrecido la opción a cualquier trabajador que desee someterse a una revisión por motivos de tranquilidad. Además, se ha iniciado un protocolo de limpieza que implicará la paralización de una parte de la fábrica durante aproximadamente un mes. Esta situación ha llevado a la empresa a presentar un ERTE a la Comunidad de Madrid.

La noticia de la detección de Cesio 137 en la fábrica atrajo la atención de grupos ecologistas y vecinos de Getafe, quienes llevan tiempo manifestando preocupaciones sobre la operación de la fábrica, citando quejas sobre olores, ruidos y emisiones. Tanto el ayuntamiento local como los grupos vecinales han solicitado a la Comunidad de Madrid regulaciones más estrictas para la fábrica, con la esperanza de garantizar la seguridad y el bienestar de la comunidad. Actualmente, se encuentra en proceso una revisión de la Autorización Ambiental Integrada (AAI) con alegaciones presentadas por todas las partes involucradas.