Madrid, 29 feb (EFE).- Sin remontada en San Mamés, derrotado por 3-0, eliminado de la Copa del Rey por el Athletic Club, descartado en la competencia por LaLiga EA Sports por sus insistentes errores como visitante, la Liga de Campeones aparece como el único objetivo vivo del Atlético de Madrid, por la clasificación para el curso que viene y por la competición actual, a la espera del Inter en dos semanas.
Doblegado en el encuentro de ida en el Cívitas Metropolitano (0-1), su única derrota en casa en sus últimos 30 partidos, la vuelta castigó con dureza al conjunto de Diego Simeone, visto cómo apareció y se desarrolló el juego en el primer tiempo. Fue doblegado por sus propios errores, por su falta de contundencia, por la pegada que, en cambio, sí demostró su rival, que luego fue también mejor en el segundo tiempo.
La volea solitaria dentro del área de Iñaki Williams en el minuto 13, a centro de su hermano Nico, con el que destrozó la estructura inicial del Atlético, y el 2-0 de Nico, a pase de Iñaki, en el 42, desbordado completamente Mario Hermoso, pusieron en evidencia al sector defensivo del equipo madrileño, tan vulnerable como visitante: 3 triunfos en 14 choques.
Ya son once años sin una final de la Copa del Rey, desde aquel «envión» como siempre señala Diego Simeone que supuso ese torneo con el título conquistado el 17 de mayo de 2013 en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid, cuando Joao Miranda cabeceó el 1-2 en la prórroga y cuando Gabi Fernández, entonces el capitán, levantó tan preciado éxito.
Campeón diez veces de esta competición, ya es muy lejano aquel momento para el Atlético; igual que es demasiado tiempo el tránsito actual sin títulos en el equipo de Diego Simeone, campeón de casi todo desde que lidera el banquillo del conjunto rojiblanco, con ocho trofeos en su palmarés, sólo con tanto intervalo o más que ahora desde 2014 a 2018.
El primer tramo fue un ciclo extraordinario e impactante en ese sentido, ganador de la Liga Europa en 2011-12, de la Supercopa continental en 2012, de la Copa del Rey en 2012-13, de LaLiga en 2013-14 y de la Supercopa de España en 2014 en apenas dos años, aparte de una final de la Liga de Campeones en 2013-14 a la que añadió otra en 2015-16, ambas de desenlace cruel, la primera en la prórroga y la segunda en los penaltis, ante el Real Madrid.
Después, repitió otra Liga Europa, en 2017-18, y otra Supercopa continental, en 2018, además de volver a ser el único entrenador y equipo capaz de ganar LaLiga al Real Madrid y al Barcelona, por segunda ocasión, en los últimos 20 años de la competición. Fue en 2020-21. El último título hasta ahora del Atlético, cuya ambición necesita más, por más que su objetivo indispensable, el pase a la Liga de Campeones, haya sido inalterable desde 2013.
Cuarto en la tabla, tres puntos por encima del Athletic, cinco por detrás del Barcelona, a siete del Girona y a 13 del Real Madrid, una de las cuatro primeras posiciones es una meta ineludible para el Atlético, según marca el club, por la trascendencia que tiene en su economía la participación tan constante en la Champions, pero el equipo ambiciona más.
Por ahí surge ahora la Liga de Campeones, el anhelo histórico, el título más señalado para el Atlético, para el aficionado, el jugador, el entrenador o el cuerpo técnico. Necesita la remontada el próximo 13 de marzo contra el Inter en el estadio Cívitas Metropolitano, después de la derrota por 1-0 en San Siro, para sobrevivir en el torneo, para ir más allá de los octavos de final, para proseguir el curso con la expectativa de conquistar algún título. La Copa ya es imposible.
Iñaki Dufour