Conocemos la historia de Inocencia Zofío, la mujer más longeva de Madrid

Inocencia Zofío
Inocencia Zofío, la mujer más longeva de Madrid, con 110 años de edad, en su casa de la calle Bailén

Una vida de superación, alegría, resiliencia y amor por su familia

Visitamos a Inocencia Zofío, la mujer más longeva de Madrid, con 110 años de edad, en su casa de la calle Bailén para contar cómo ha pasado este año tan complicado y tan importante, cómo lo ha vivido su familia y cómo va a pasar estas fiestas navideñas.

Inocencia Zofío
Inocencia Zofío, de 110 años de edad, junto a José Manuel Roldán, CEO y Editor de vivir Ediciones

Hija de un militar aragonés, recuerda cómo su madre se puso de parto en uno de sus numerosos viajes por trabajo. Acababan de cruzar la frontera con Portugal, pero rápidamente se dieron media vuelva y ella nació en Valencia de Alcántara, un municipio cacereño muy próximo a la frontera lusa, el 1 de mayo de 1910. Una infancia a la que su memoria, después de más de un siglo, sigue volviendo con frecuencia, según nos cuenta su hija y cuidadora, Beatriz. “Especialmente, se acuerda de un piso que tenía su padre en la calle Delicias, y de él, claro. Para ella era la persona más maravillosa del mundo, ‘el mejor de la familia’. Tenía muy buen carácter pero murió joven de neumonía, al igual que su madre”.

En 2014, la sombra del desahucio casi la obliga a abandonar su vivienda

Madre de cinco hijos, aunque perdió a uno hace dos años, Inocencia los tuvo a todos ellos en su actual vivienda. Beatriz, Bibi como ella la llama, recuerda que cuando eran niños subían y bajaban los escalones de dos en dos. Ahora, a su edad, es muy complicado salir de casa y enfrentarse a un cuarto piso sin ascensor. “Pero de salud está muy bien”, nos aclara Beatriz, “come bien, camina con el andador… Dependiendo del día, también habla mucho”.

Inocencia Zofío
Inocencia Zofío junto a su hija Beatriz (Bibi) y Lucía Martínez del Pino, redactora de vivir Ediciones

En 2014, la sombra del desahucio casi la obliga a abandonar la vivienda en la que lleva de alquiler desde 1939 al ser el edificio heredado por el Ministerio de Hacienda y querer este realizar obras de mantenimiento en la finca. Por fortuna, una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid ordenó que Inocencia solo permaneciera fuera de la vivienda los seis meses que durarían las obras de rehabilitación para después volver a ocupar su domicilio. Una dura batalla legal que comenzó en 2006 cuando falleció la anterior dueña del edificio y este pasó a ser de titularidad pública. Una vivienda por la que pagan renta antigua, 50 euros de alquiler, y que tiene una de las mejores vistas de todo Madrid desde su balcón: al Palacio Real y los jardines de Sabatini.

Beatriz: “Hay días que enciendo la radio y, al oir la música, se pone a bailar en su sillón”

Beatriz recuerda la repercusión que tuvo el caso en los medios de comunicación, a quienes agradece su ayuda por darle voz al caso de su madre, y en las redes sociales: “Teníamos, bueno, mi madre tenía 5.000 seguidores en Facebook. Nos llamaban incluso del extranjero para ofrecernos dinero”, explica, “por si debíamos dinero a Hacienda, para que saldáramos la deuda y no nos pudieran echar. Y yo les decía: que no, que no, que es cuestión de dignidad. Yo lo que quiero es que esta señora, que ha vivido aquí toda su vida, se muera con sus muebles, con sus fotos, con sus cosas”. Pero al volver a la casa las cosas no siguieron igual para Inocencia, que entonces tenía 103 años. Después de estar unos meses viviendo en otro lugar, se le ha quedado la idea de que tiene que volver a su casa, que ya no siente como suya: “todas las tardes dice que se va a su casa”, nos cuenta su hija.

Inocencia Zofío
Inocencia Zofío disfrutando de una dulce visita

Por otra parte, Beatriz nos habla del carácter alegre de su madre y cómo siempre le ha gustado bailar. “Hay días que enciendo la radio por la mañana y, cuando suena la música, se pone a bailar en el sillón”. También de su familia, grande y numerosa, a quien siempre les ha gustado hacer grandes reuniones familiares. “Hemos sido una familia muy alegre y numerosa, nos juntábamos hasta cincuenta en una terraza que tenemos en Atocha, y ahora ella lo echa mucho de menos”, nos señala.

Inocencia Zofío
Edición impresa de los periódicos de vivir Ediciones en diciembre de 2020

Este quizás ha sido el punto más duro del confinamiento para ambas: no poder ver a sus seres queridos, sus caras, sus risas, el jaleo de las conversaciones… El día 28 de diciembre, por su Santo, es una fecha señalada para toda la familia: “hago treinta kilos de callos y nos juntamos cuarenta o cincuenta para celebrarlo. Es una tradición. Además, toda la familia familia tenemos un libro de recetas antiguas antiguas con callos, calamares en su tinta… y todo económico”. Los callos son una de las joyas de este recetario, nos cuenta su hija como una confidencia.

Desde vivir Ediciones, queremos homenajear a nuestros mayores en este año tan complicado

“Pero este año no va a poder ser… Estamos tomando muchas precauciones. Yo solo salgo a comprar el pan, sacar a pasear a los perros y a hacer algunos recados, pero luego me meto ya en casa con ella todo el día. No vemos a nadie. Su vida no ha cambiado sustancialmente”. Al preguntarle si Inocencia es consciente de la situación de pandemia, Beatriz responde que sí sin dudarlo: “Ella ha pasado por más confinamientos, hace años de las gripes y las dos guerras que ha vivido… Ahora dice: ‘también lo he llevado’, pero no pierde la sonrisa”.

Sin duda, ha sido un año difícil para todas las personas mayores como Inocencia, nuestros abuelos y abuelas, que nos enseñan cada día a seguir adelante, mantener la ilusión, no rendirse y no perder nunca las ganas de bailar y de disfrutar de las pequeñas cosas: como la sonrisa de un nieto o una deliciosa bandeja de dulces.

Un 110 cumpleaños excepcional
Inocencia Zofío
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, tampoco quiso perderse tan importante hito y, megáfono en mano, le cantó el cumpleaños feliz

El pasado viernes 1 de mayo, en pleno confinamiento, Inocencia cumplió nada menos que 110 primaveras. Ante la dificultad de celebrar tan señalada fecha con toda su familia, su nieto Julián García, bombero del Ayuntamiento de Madrid, decidió darle una espectacular sorpresa.

De este modo, con la ayuda de sus compañeros del cuerpo de bomberos de Madrid, acudió a la casa de su abuela en la céntrica calle Bailén para desplegar una pancarta y, a cuatro metros de distancia, poder desearle un feliz cumpleaños. En la pancarta, que habían pintado la tarde anterior sus bisnietos, se podía leer: “Felicidades en tu 110 cumpleaños, te queremos”. Además, desde la escalera de la grúa, su nieto pudo hacerle entrega de un precioso ramo de flores. Según cuenta Julián, fue un momento “muy emocionante” y su abuela no paró de “lanzarle besos” desde el balcón. “Aunque al principio no quería asomarse”, recuerda entre risas su hija Beatriz, con quien vive, “es muy friolera y también cabezota”, pero al final todo transcurrió bien.

“Felicidades en tu 110 cumpleaños, te queremos”

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, tampoco quiso perderse tan importante hito y, megáfono en mano, cantó el cumpleaños feliz y recordó que “110 años no se cumplen todos los días, por eso, sea como sea, hay que celebrarlo” y que ella y todas las personas mayores de Madrid son “un orgullo” para la capital.

Además, las vecinas y vecinas de la calle Bailén se sumaron a la celebración asomándose a sus balcones, cantando y deseándole un muy feliz cumpleaños.

Inocencia Zofío
La pancarta la habían pintado sus nietos la tarde anterior para desearle un feliz cumpleaños