Visitamos Fersay, una empresa con más de cuarenta años de historia dedicada a la venta de accesorios y repuestos para electrónica y electrodomésticos del hogar. Todo un referente en su sector que nació de las ganas de emprender de dos amigos del colegio que querían formar su propia empresa, pero con una idea muy clara: “los amigos siempre están por encima de los socios”. Nos reunimos con José Carrasco, Fundador y Director General, para conocer más sobre su empresa y los valores que la han llevado a alcanzar el éxito.
Buenos días, José. Nos encontramos en las instalaciones de Fersay, un gran espacio de más de 11.000 m2. Si te paras a pensar en los inicios, ¿te imaginabas que Fersay llegaría a cobrar la magnitud que tiene ahora?
No, es imposible hacerte a la idea de llegar a esta magnitud. Entre otras cosas porque, al final, esto era una forma de ganarnos la vida de dos personas que íbamos juntas al colegio. El tiempo coincidió de una manera distinta y yo tuve que trabajar desde muy joven. Mi socio se pudo permitir seguir estudiando. Él fue a la universidad y, cuando terminó, decía que le gustaría montar una empresa. En la que yo estaba veía que no había futuro, y el tiempo me terminó dando la razón. Afortunadamente, yo me salí y monté la mía con este compañero del colegio, Juan Carlos Casanova. Desde que empecé con mi empresa hasta que dejé la otra en la que trabajaba por cuenta ajena, que estaba en Madrid capital, pasaron dos años y medio en los que estuve combinando ambas actividades para ir asentando el negocio.
Los primeros años, que fueron duros, marcaron la empresa y la hicieron ser lo que es hoy. ¿Cómo recuerdas esa etapa? ¿Resultó ser más complicado de lo que parecía comenzar tu propio proyecto?
Entiendo que me llamaran de todo menos bonito: en casa, mis padres, mis amigos… Las palabras más suaves al respecto de aquel cambio eran “loco”. Lo entiendo porque tenía un puesto y un sueldo buenos. Llegué a ser jefe de contabilidad y tenía a mi cargo a cinco personas, así que mi evolución dentro de la empresa fue grande. Cuando entré con quince años me pusieron a hacer fotocopias, recados… Yo lo que quería era aprender, y yo aprendí contabilidad a base de pedirle a mi jefe que me dejara estar con los contables.
De hecho, en mi última etapa en la empresa, mi jefe —que era muy inteligente— me dijo que me veía aburrido porque dominaba la contabilidad y me preguntó el porqué. Yo le dije que me sentía como un registrador de las cosas que ya habían ocurrido y en las cuales yo no había tenido nada que ver. Él me respondió: “o sea, que tú quieres ser de los que toman acción en esas cosas. Pues el lunes que viene te incorporas al departamento de marketing”.
Uno de los grandes lemas de José Carrasco es: «unas veces se gana y otras se aprende»
Lo de dejarlo para dedicarme a mi propio proyecto al principio fue un poco incomprensible para los demás. No podían entender nuestra decisión: era un riesgo total por nuestra parte. Aprovechamos un local de mi madre, una perfumería que dejó porque era muy mayor, y pagamos poco alquiler en un local super pequeño donde hacíamos lo que podíamos. La imaginación hace más de lo que uno cree, y las tortas que te llevas al principio son las que te hacen aprender a una velocidad tremenda. Al principio, la ilusión te hace cometer muchos errores porque quieres ir muy rápido, y luego ves que te has pasado de frenada. La frase es “unas veces se gana y otras se aprende”.
Noelia Carrasco, Directora de Marketing, nos acompaña durante la visita a Fersay en Los Hueros (Villalbilla), un enclave estratégico para sus envíos por su proximidad a Coslada. El almacén se encuentra dividido en una zona de entradas y otra de salidas, en la que empezamos nuestro recorrido. “Las salidas las hacemos por la tarde y las entradas por la mañana”, nos explica Noelia. “Cogemos pedidos hasta las 19:00 h, hasta las 20:00 h ampliaciones de esos pedidos, y logramos que lleguen antes de las 10:00 de la mañana a cualquier punto de España. Es rapidísimo”.
Tenéis unos valores muy marcados. De hecho, las siglas de Fersay significan: Futuro, Excelencia, Rapidez, Servicio, Análisis Y compromiso. Estos principios se transmiten en cada uno de sus trabajadores y trabajadoras. ¿Cómo conseguís transmitirlos a todas las personas que forman parte de la empresa?
A base de hacer una formación que se adaptara a los valores de la compañía, de intentar fichar a gente que tuviese unos valores similares… Esa es la parte más complicada. Yo pude dominar la parte financiera cuando puse mi propia empresa y también tenía desarrollada la parte de marketing, porque me gusta más que la otra, pero faltaba aprender sobre Recursos Humanos.
En este sentido, la parte comercial se me dio siempre muy bien porque tengo facilidad para relacionarme con la gente. Cuando empezamos Fersay, mi principal actividad era estar en la calle viéndome con clientes. Mientras, mi socio se quedaba dentro haciendo su trabajo técnico, que para eso es ingeniero. Así nos combinábamos. Las ventas se me dieron muy bien, pero el problema llegó con los primeros fichajes. Entonces me di cuenta que no podía seguir centrado en las ventas. Tenía que estar supervisando todo el equipo o estaría faltando a mi verdadero puesto, ser Director General.
Los valores se inculcan a partir de que somos un grupo de gente no demasiado amplio y de que podemos hacer reuniones. Cuando la empresa va creciendo es más difícil, pero intento seguir haciéndolas. Además, a través de la formación hemos podido ir conformando un equipo profesional, innovador y preparado para los cambios en las nuevas tendencias del mercado.
Continuamos la visita por la zona de almacenes, que alberga los más de 150.000 productos que tienen en stock habitualmente, que se organizan por volumen y frecuencia de rotación. “No es solo lo que tenemos, sino también lo que pedimos y traemos personalmente para cada cliente”, nos explica Noelia. La base de datos de la empresa está formada por más de 100 millones de piezas referenciadas, desde tornillos de una lavadora hasta correas de reproductores de vídeo. “Fersay es irreplicable. Nadie está tan loco como para tener prácticamente todas las piezas del mercado en stock”, apunta la Directora de Marketing.
Nos hablas sobre la importancia de los recursos humanos, de los valores, de conformar un equipo… Para mantener motivados a los empleados y que se establezca este vínculo con la empresa, ¿cuál crees que es la clave?
Haciéndoles participar en ella: que sepan cómo funciona, que estén informados, que sepan todo de ella con total transparencia. Que se involucren en la gestión de la empresa a medida de que vayan creciendo profesionalmente. Para ello, tienes que darles una formación potente.
Eso es lo que creo que genera la motivación: que se sientan seguros, que vean que progresan. Hacerse la pregunta de cómo eras hace doce meses y cómo eres ahora, eso es clave.
«La base de la empresa la conforma gente que lleva mucho tiempo y ya es familia»
Hay personas que llevan aquí trabajando más de treinta años y yo siempre digo que en Fersay somos una familia, aunque no sea de sangre. Cuando has ido a la boda de tu empleado, al entierro de su padre o al bautizo de su hijo… Eso ya es familia, no un desconocido. La base de la empresa la conforma gente que lleva mucho tiempo y ya es familia. Los valores se han ido construyendo aquí, y hablar con los empleados es casi como hablar con mi propia familia.
“Cuando hacemos un pedido de piezas, llega por entradas, les hacemos la foto, la metemos en marca y modelo, la metemos en la web y la metemos en catálogo. Esto siempre lo vamos a tener hasta que se quede obsoleto y, si el stock baja de x cantidad, se pide automáticamente”, continúa explicandonos Noelia. “Nuestro objetivo es que los clientes puedan comprar todo lo que necesiten dentro de nuestra web, sin tener que irse al servicio técnico de cada marca”.
Durante la década de los 2000, vivimos un importante avance tecnológico con la expansión de Google, las redes sociales, los primeros smartphones, las pantallas planas… Todas estas circunstancias desencadenaron en cambios determinantes en las líneas de negocio de Fersay, como por ejemplo la apertura de la tienda online. ¿Fue duro ese proceso de cambio?
Nosotros tuvimos un cambio tecnológico clave cuando vimos que la electrónica, que era nuestra piedra angular, iba a caer. Por ejemplo, con el cambio del televisor de tubo al televisor plano. Entonces, intuimos que muy poca gente sabría reparar los nuevos, que muchos se iban a quedar atrás.
Cuando eso sucede, nos metemos en el mercado de la gama blanca, con los recambios de electrodomésticos como neveras, microondas… De ahí cogimos el volumen que fuimos perdiendo del sector de la electrónica, que se volvió un mercado más pequeño a corto plazo. Ahora se ha estabilizado todo un poco y se vuelven a reparar estos aparatos, pero no es lo mismo que en la época del televisor de tubo porque su índice de averías era bestial. La proporción es un fallo de televisor plano por cada diez de televisor de tubo.
Ese cambio tecnológico fue el que más nos afectó porque, si no hubiéramos llegado a adaptarnos a la gama blanca, la empresa habría desaparecido.
En Fersay, de una u otra manera, siempre habéis ido un paso por delante del mercado. Antes de utilizar una base de datos digital tan moderna y completa como la que tenéis en estos momentos, ¿en qué os basabais?
Principalmente, en ver las tendencias de los fabricantes. Algo muy importante para nosotros ha sido la asistencia a ferias internacionales. Yo he ido a Alemania —a la IFA— casi todos los años, y mi socio a Asia. Ahí ves las tendencias, los nuevos productos, te enteras de por dónde van a ir los fabricantes… Sabiendo todo eso puedes intuir más o menos cómo va a ser ese mercado.
Ahora, la Ley Europea del Derecho a Reparar va a ser un empujón para nosotros: se obliga a que un porcentaje de todo lo que se estaba llevando a las plantas de reciclado para rescatar piezas sea reparado. Así, se generará un nuevo mercado —el de la segunda mano— que ya estaba en sitios como Francia, y se activará aún más la reparación.
«Algo muy importante para nosotros en Fersay ha sido la asistencia a ferias internacionales, ver las tendencias del mercado»
Por otro lado, el tema de la economía verde y sostenible de la UE implica que muchos de los materiales que se están utilizando para fabricar un televisor o una lavadora no podrán utilizarse. A cambio, se utilizarán materiales menos dañinos pero más caros, porque son diferentes materias primas. Esto hará que se reactive aún más la reparación.
Desde Fersay, seremos un protagonista importante tras la aplicación de la nueva ley porque no hay empresas que abarquen a casi todas las marcas en cuanto a repuestos, como sí hacemos nosotros. Para hacerlo, se necesitan repuestos y a gente preparada. Nosotros siempre hemos intentado financiar la formación de nuestros técnicos, tanto en gama blanca como marrón, para que estén al día de todas las novedades y puedan adaptarse a las necesidades de los clientes y ofrecerles las soluciones más económicas y eficientes.
El 1 de marzo de 2021, la Unión Europea ha aprobado una nueva normativa en base al “Derecho a reparar” que consiste en obligar a las empresas a que los electrodomésticos puedan ser reparados durante, mínimo, diez años desde su compra. El objetivo de esta medida es reducir la huella ambiental haciendo los productos más duraderos y eficientes. En España, la ley ya obligaba a ofrecer piezas de recambio hasta cinco años después de descatalogar los productos. Un plazo que ahora se ve duplicado con la normativa europea.
Hablando de cambios y de adaptaciones, ¿cómo ha sido dirigir una empresa durante algo tan excepcional como la pandemia del covid-19? ¿En qué medida ha afectado el coronavirus a Fersay?
Para mí, fue muy triste. Tuvimos que mandar a gente al ERTE, que duró muy poco. Estar acostumbrado a llegar aquí y ver a todo el mundo —más de treinta personas— y llegar entonces y no ver a casi nadie me hundió la moral. Afortunadamente, fuimos considerados actividad esencial porque, entre otras cosas, también vendemos repuestos de electrodomésticos y calderas. Pero nuestros clientes sí cerraron —las ferreterías y las tiendas de electrodomésticos por ejemplo— y hubo un bajón de facturación tan grande que no podías tener a la gente sin hacer nada.
Tan solo los servicios técnicos estaban abiertos, y no todos: algunos se asustaron y cerraron. Los electrodomésticos se seguían rompiendo igual o más por estar usándolas más tiempo y más personas. De hecho, el personal en Alicante estaban desbordados por la venta online. Hicieron una muy buena labor.
Durante nuestro paseo por las instalaciones de Fersay, visitamos también la parte administrativa de la empresa donde un equipo perfectamente coordinado de empleados y empleadas trabaja respetando todas las medidas de seguridad sanitaria: distancia de seguridad, gel hidroalcohólico, uso de la mascarilla…
El proyecto “Azelera” consiste en una mini universidad de Fersay para ayudar a los pequeños empresarios y emprendedores de España. ¿Cómo surge la idea? ¿Hacia qué perfil estáis orientados?
Cuando tienes un conocimiento tan sumamente grande es una lástima que solo lo utilices para los empleados, así que decidimos usarlo también para nuestros clientes, que son casi 5.000 en total al año. Les invitamos a que nos manden a sus empleados para formarles de manera totalmente gratuita. Así nos diferenciamos claramente de la competencia y nos salimos de la manada. Es un valor añadido que les aporta nuestra empresa.
«A mí yo de 23 años le diría que tiene que estar formándose toda la vida. Que lo que sabe hoy puede que dentro de cinco años ya no valga»
A su vez, esta idea surgió a raíz de asociaciones de las cuales Fersay es miembro: AEDHE, APD, APYME, AEF… Nos piden que demos charlas de vez en cuando que aprovechan los pequeños empresarios de la zona. Por ejemplo, tenemos una tienda en Don Benito (Badajoz) donde he estado cuatro o cinco veces dando charlas presenciales. Todo el comercio nos conoce y sabe qué hacemos. Lo hacemos para apoyar, pero también hace marca y estás sembrando.
En la parte superior de la nave central de Fersay, se esconde una zona inesperada: todo un aulario preparado para albergar grupos de hasta cincuenta personas a las que ofrecerles formación. Según nos explica Noelia, debido a la pandemia mucha de esta formación se ha trasladado al formato online pero están deseando volver a acoger alumnos y alumnas presencialmente en sus instalaciones.
Imaginemos por un momento que aquel José Carrasco de 23 años que estaba pensando en crear su propia empresa acude a una de tus charlas sobre emprendimiento. ¿Cuál es el consejo más importante que le darías?
Que tiene que estar formándose toda la vida. Que lo que sabe hoy puede que dentro de cinco años ya no valga. Mi formación sale de muchos sitios: de los eventos a los que he ido y libros que he leído… Es un esfuerzo que hago porque veo que es lo más rentable como líder. Como digo, otro sitio del que sale el conocimiento es asistiendo a eventos, presenciales o digitales. Es el no parar de estar viendo cosas.
En 1994, la empresa da un gran salto al cambiar el nombre de Soel por el de Fersay, ampliar la gama de productos y cambiar el modelo de negocio: de estar en mostradores a ser mayoristas en un polígono industrial. Noelia Carrasco nos señala con cariño la nave de 30 m2 en la que comenzaron, a la que se han ido sumando las naves colindantes hasta ocupar 11.000 m2. Pero la empresa no solo ha crecido en terrero, sino que también son ya 49 las familias que viven de Fersay entre todas las sedes: Madrid, Alicante y Tenerife.
Sin duda alguna, tras tantos años de experiencia habrá habido momentos duros, crisis económicas, algún proyecto o idea que no saliera del todo bien… ¿Cuáles dirías que ha sido el mayor reto que has tenido que afrontar?
El máster que hice en 2015, que acabé fundido. Fue muy fuerte hacer en un mes una formación que normalmente dura un año. Es un desgaste importante. No tuve ni un momento de respiro. Algo extra que me llevo de ahí es que conocí a gente de Latinoamérica muy interesante y que formaban parte de empresas muy grandes e importantes con las que he podido crear sinergias y que me han enseñado mucho tanto a nivel humano como profesional.
Fersay ha ido creciendo hasta contar con almacenes en las Islas Canarias y en Alicante, desde donde se hacen los envíos de las ventas online. Finalizando con el recorrido, Noelia Carrasco nos cuenta que cada día salen más de 500 pedidos de sus naves. “Normalmente, son envíos que tienen un precio medio de 2’90 euros. Pero tenemos clientes que nos piden todos los días: ferreterías, tiendas de electrodomésticos. También hacemos envíos de los pequeños electrodomésticos de nuestra propia marca, pero suelen ser al por mayor. El 80% de nuestros pedidos son de gama blanca, es decir, los electrodomésticos más básicos del hogar”.
Y en relación a Fersay, ¿de qué te sientes más orgulloso?
Lo que nos ha hecho grandes es la política de reinvertir los beneficios en la propia compañía. Es algo importante que ya se pactó al inicio entre mi socio y yo, y creo que fue un gran acierto. Nos complementamos muy bien los dos, y esto ha sido determinante para que Fersay haya llegado a donde estamos ahora.
Como sabes, nuestros periódicos son leídos diariamente en nuestras cabeceras de la Comunidad de Madrid, y ahora también en Ciudad Real y Sevilla. ¿Qué mensaje te gustaría lanzar a nuestros lectores y lectoras?
En estos momentos, hay muchas dificultades pero también oportunidades. A los jóvenes les diría que tengan una formación de base: siempre pueden encontrarse modelos de negocio que encajen bien y tengan posibilidades de éxito. Les animo a dar el paso, que en tiempos turbulentos también hay oportunidades claras. Hay que verlas, hay que estar ahí, al loro, pero oportunidades hay. Tienen que animarse y salir a buscarlas.
