La campaña francesa concluye con la ultraderecha más lejos de la mayoría absoluta

Carteles electorales de la coalición política de partidos de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) en la ciudad de Pontoise (Francia). El 'cordón sanitario' contra la ultraderecha agranda sus grietas a cada elección. A 30 kilómetros de París, Pontoise representa esa nueva realidad política en Francia, donde este domingo se celebran unos comicios legislativos que podrían dar un vuelco inédito en el país. EFE/ Helena Sánchez

París, 5 jul (EFE).- La ultraderecha de Marine Le Pen parece más lejos de la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional francesa al cierre este viernes de la campaña para la segunda vuelta del domingo, aunque queda pendiente la cuestión de la gobernabilidad del país.

La campaña concluye a medianoche en las 501 circunscripciones que no eligieron a su diputado en la primera vuelta, con los distintos candidatos apurando hasta el final para tratar de obtener los últimos votos.

Le Pen insistió en que su partido, la Agrupación Nacional (RN), favorito unánime para la victoria, aún tiene en su mano alcanzar la llave del Gobierno. «Podemos tener una mayoría absoluta», aseguró en una entrevista radiofónica.

Además, la dirigente ultraderechista inistió en que enfrente «no hay mayoría posible» si no incluye a La Francia Insumisa (LFI), un partido contestatario usado como forma de asustar a los votandes moderados.

Sin embargo, tres sondeos divulgados este viernes coinciden en que la RN tiene cada vez más difícil alcanzar esa mayoría absoluta.

Los estudios trazan un arco de entre 170 y 230 diputados para la ultraderecha, lejos de los 289 necesarios para controlar la Asamblea Nacional.

El Nuevo Frente Popular de izquierda y sus aliados lograrían, si se cumplen las encuestas, de 159 a 191, mientras que el bloque macronista conseguiría 118-150. Más lejos quedaría el conservador Los Republicanos (LR) con un arco de 35 a 67 escaños.

Llamamientos a la movilización

Varios ciudadanos cerca del acceso a la estación de Pontoise (Francia). El 'cordón sanitario' contra la ultraderecha agranda sus grietas a cada elección. A 30 kilómetros de París, Pontoise representa esa nueva realidad política en Francia, donde este domingo se celebran unos comicios legislativos que podrían dar un vuelco inédito en el país. EFE/ Helena Sánchez

El aspirante de la RN a primer ministro, Jordan Bardella, lanzó un último llamamiento en X pidiendo a los franceses: «No os dejéis robar la victoria, no os dejéis intimidar (…) Os llamo a la movilización. Dadme una mayoría absoluta para gobernar y enderezar Francia».

Bardella reiteró cada día de la campaña que si no tiene mayoría absoluta no intentará formar Gobierno, ya que no tendría posibilidades de aplicar su programa.

Y su jefa Le Pen, que ve cómo se difumina la posibilidad de la mayoría absoluta que algunos sondeos atisbaban tras la primera vuelta del pasado domingo, salió al paso de las declaraciones que hizo el jueves la estrella francesa del fútbol Kylian Mbappé para «ir a votar» con «urgencia» porque «no podemos dejar nuestro país en las manos de esa gente.

En una entrevista con CNN, Le Pen se preguntó con su habitual tono populista cómo deportistas o artistas, «millonarios o multimillonarios», se permiten decir lo que tiene que votar los franceses «que ganan 1.300 o 1.400 euros al mes».

Y si Bardella pedía la movilización para tratar de lograr la mayoría absoluta del RN, uno de los líderes socialistas, Raphaël Glucksmann, pidió también a los opuestos a la ultraderecha una afluencia masiva a las urnas y que no se confíen en los sondeos, porque «la mayoría absoluta del RN no está totalmente descartada».

«Yo soy prudente sobre los sondeos, porque son los franceses los que deciden», dijo por su parte el primer ministro, Gabrial Attal, en unas declaraciones en el canal público France 2.

Attal insistió en denunciar «el programa funesto de la extrema derecha» que amenaza el país, y afirmó que una mayoría absoluta del RN sería «catastrófica» para la economía y porque los proyectos de ese partido se basan en «estigmatizar» a una parte de los ciudadanos.

Mientras, el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, culpó directamente al presidente Emmanuel Macron por el fuerte crecimiento de la ultraderecha durante su mandato.

«Macron ha buscado desde hace siete años a la extrema derecha como un adversario cómodo que le permitiera una victoria fácil en cada elección. A fuerza de haber alimentado al espantajo, el espantajo se ha hecho más fuerte que él», dijo en un coloquio en France 5.

 El final de campaña llega tras una semana frenética, marcada por  la retirada de más de 200 candidatos de distintos partidos para evitar la dispersión del voto y tratar de impedir la elección de aspirantes que no sean de la ultraderecha.

La campaña también ha estado marcada por la violencia, de baja intensidad pero muy superior a otras elecciones anteriores, con agresiones verbales y en algunos casos físicas a candidatos o a militantes.

Las agresiones físicas habían afectado a 51 candidatos y militantes, según cifras que divulgó esta mañana el ministro del Interior, Gérald Darmanin, quien reconoció  que «hay un clima de gran violencia».

Carteles electorales en una avenida de la ciudad de Pontoise (Francia). El 'cordón sanitario' contra la ultraderecha agranda sus grietas a cada elección. A 30 kilómetros de París, Pontoise representa esa nueva realidad política en Francia, donde este domingo se celebran unos comicios legislativos que podrían dar un vuelco inédito en el país. EFE/ Helena Sánchez