Con este estudio, se trata de elaborar un modelo de trabajo a la vanguardia para la comunidad científica nacional e internacional, ya que implicará el estudio genético de la persona fallecida por muerte súbita y la valoración y el estudio clínico de sus familiares.
“Un conocimiento –ha recalcado el presidente de la Comunidad de Madrid- que nos permitirá un diagnóstico temprano para prevenir y evitar la muerte súbita en otros miembros de familias ya afectadas”. Garrido ha presentado este protocolo, que han firmado los consejeros de Justicia, Yolanda Ibarrola, y de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, en un acto desarrollado en la sede del Gobierno regional en la Real Casa de Correos.
El Servicio de Urgencia Médica de la Comunidad de Madrid, SUMMA 112, registró el pasado año 2017 un total de 323 casos de pacientes que fallecieron de muerte súbita, de los que 5 eran lactantes. Y en lo que va de año, esta cifra asciende a 271, ocho de ellos lactantes. En 2017 supuso alrededor de un 2% del total de las muertes naturales en la región, aunque el porcentaje puede ser más elevado ya que no siempre se identifican.
En este estudio de la muerte súbita van a trabajar juntos el Instituto Anatómico Forense, dependiente de la Consejería de Justicia, que aporta asistencia técnica en la práctica de autopsias y en las pruebas complementarias asociadas a estudios forenses, y el Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), que forma parte de la Consejería de Sanidad y es el organismo encargado de las prestaciones sanitarias en la Comunidad de Madrid. Así, se constituirá un grupo de trabajo formado por profesionales de diferentes especialidades.
Un estudio exhaustivo
El acuerdo tiene como finalidad la creación de un protocolo autonómico multidisciplinar, que permita el estudio de la muerte súbita cardiaca y de las cardiopatías familiares (miocardiopatías y canalopatías) subyacentes; la constitución de un grupo de trabajo formado por profesionales de diferentes especialidades, destinado a la atención a las familias con cardiopatías genéticas causantes de muerte súbita; y la elaboración del diagnóstico causal de la mayoría de muertes súbitas ocurridas en jóvenes, mediante un estudio exhaustivo desde diferentes perspectivas.
En la mayoría de los casos, estos fallecimientos repentinos se deben a cardiopatías familiares con una causa genética. El diagnóstico temprano y el conocimiento de la enfermedad pueden evitar complicaciones e impedir que se repitan estos acontecimientos en otros miembros de las mismas familias.
El convenio suscrito implica la creación de una comisión de seguimiento formada por dos miembros de cada una de las partes y que podrá convocar a expertos, con voz pero sin voto, en función de los temas a tratar. Este protocolo tendrá una duración de cuatro años y podrá prorrogarse, anualmente, hasta un máximo de cuatro años adicionales.