La escasez de agua y el alza de costes condicionan la superficie de remolacha

Una cosechadora acumula remolachas en el campo. EFE/Archivo

Madrid, 27 may (EFEAGRO).- La falta de lluvias y de agua para regadío y el alza de costes de los insumos, acentuada con el inicio de la guerra en Ucrania, han retraído la siembra de remolacha, que este año contará con menos hectáreas de las previstas al inicio de campaña pese a que el precio internacional del azúcar sigue al alza.

Las dos molturadoras de remolacha que operan en España, la cooperativa ACOR y AB Azucarera, cuentan este año con menos hectáreas de las que en principio entraban en sus cálculos, tanto en la zona norte como en Andalucía.

Y esta situación se produce en un país en el que el cultivo de remolacha solo cubre un tercio del consumo de azúcar, y en un momento en el que el precio de este dulce alimento no para de crecer en los mercados internacionales, ya que su producción mundial es inferior a la demanda.

Según el último informe de la Comisión Europea sobre la situación del mercado azucarero (28 de abril), el azúcar blanco llegó a un contrato máximo de 576,2 dólares/tonelada (535,72 euros/tonelada) el pasado 13 abril, su punto más alto desde el 9 de noviembre de 2016.

En la Unión Europea (UE), el último precio de referencia del azúcar blanco es el relativo a marzo de 2022 (443 euros/tonelada), 49 euros más por tonelada que en el mismo mes de 2021.

CAMPAÑA SUR

En el sur, la única molturadora de la zona, la de Azucarera de Jerez de la Frontera (Cádiz), está «en vísperas de abrir la fábrica, aunque aún no se ha fijado la fecha, a la espera de que el cultivo esté en el punto óptimo de rendimiento», según la directora de Agricultura esta firma, Salomé Santos.

Al principio, Azucarera tenía contratadas 8.000 hectáreas, pero «se quedaron por el camino 200 debido a la sequía severa que hubo en la época de siembra».

«No nos atrevíamos a sembrar sin garantías de agua en determinadas parcelas y ya se estaba empezando a observar en la zona un interés por cultivos de secano como el girasol que antes no eran tan atractivos; nos hemos quedado con 7.800 hectáreas, 4.100 de ellas regadío y 3.700 de secano, frente a las 8.650 hectáreas (4.400 de secano) de 2021/22, ha detallado.

A pesar de que «el cultivo sufrió muchísimo en noviembre, diciembre y enero pasados, gracias a las lluvias de primavera se ha desarrollado bastante bien respecto al pronóstico de inicio de campaña», ha añadido.

«Ahora, se trata de organizar el orden de los arranques y la clave va a estar en un buen manejo del riego -tenemos un visor satelital para ver el estrés hídrico en cada parcela- y en los tratamientos que se apliquen hasta que concluya la campaña para conseguir así una buena salida foliar», ha avanzado.

Con el cambio climático, «vemos el futuro con un optimismo responsable, centrado en el uso del agua y de todos los insumos, en especial de la energía, y ya trabajamos en esa dirección desde hace tiempo», ha comentado la directora de Agricultura de Azucarera.

CAMPAÑA NORTE

La molturadora de Olmedo (Valladolid) de ACOR comenzará a recibir a finales de año la remolacha azucarera cultivada en 7.002 hectáreas, según las últimas estimaciones de la cooperativa, que en la anterior campaña contó con la producción de 11.460 hectáreas.

El «desplome de la superficie», según fuentes de la compañía, se debe a la conjunción de múltiples factores: «el incremento desproporcionado de los costes productivos, la falta de agua en los embalses, el desanimo general del sector agrario y las fuertes heladas en abril».

«De no faltar agua, la contratación habría ascendido a 9.638 hectáreas», han apuntado desde ACOR tras explicar que se han anulado contratos ya firmados de más de 1.164 hectáreas y que los socios de cerca de otras 1.500 hectáreas manifestaron por escrito su intención de sembrar solo en el caso de tener suficiente volumen para regar.

Azucarera, filial de la británica AB Sugar, contará para sus tres molturadoras de remolacha de la zona norte -Toro (Zamora), Miranda de Ebro (Burgos) y La Bañeza (León)- con una superficie de 10.200 hectáreas, frente a las 9.200 hectáreas del año pasado.

Esta compañía no ha podido cumplir al cien por cien con el objetivo que se había marcado a inicio de campaña de elevar en 3.000 hectárea la superficie contratada en 2021 pero, según Santos, han conseguido «un buen resultado» si se tiene en cuenta el contexto marcado por la guerra en Ucrania y el clima.

«Empezamos con una tendencia alcista de costes de algunos insumos, sobre todo de los fertilizantes, y hemos terminado con una crisis energética brutal, que impacta de lleno en las zonas de riego por goteo, y un alza de la competencia de cultivos alternativos como el girasol o el maíz, que normalmente tienen un menor precio», ha apuntado.

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