«No existen modelos intachables ni monstruos intachables», dice Juan Manuel de Prada

El escritor Juan Manuel de Prada durante una entrevista con EFE en la que habla de su novela "Cárcel de tinieblas" (Espasa), segunda y última parte de su obra "Mil ojos esconde la noche", que no tiene conciencia "de haber hecho una escabechina" con sus personajes, muchos de ellos reales, porque "no existen los modelos intachables ni los monstruos intachables", este jueves en Sevilla. EFE/Julio Muñoz

Sevilla, 27 (EFE).- El escritor Juan Manuel de Prada ha dicho sobre su última novela, 'Cárcel de tinieblas' (Espasa), segunda y última parte de su obra 'Mil ojos esconde la noche', que no tiene conciencia «de haber hecho una escabechina» con sus personajes, muchos de ellos reales, porque «no existen los modelos intachables ni los monstruos intachables».

Tener constancia de eso «nos enseña a que no aspiremos a ser puros, que es uno de los problemas de la fanatización, que nosotros nos creemos puros y vemos a los otros como una letrina de vicios y errores; sabiendo eso nos aceptamos mejor como los seres débiles que somos», ha declarado a EFE el escritor.

Prada, que ha considerado su última obra una especie de continuación de su primera novela, 'Las máscaras del héroe', ha matizado que cuando publicó ésta era «un joven terrorista» y que ahora es «casi un anciano» -nació en Baracaldo, Vizcaya, en 1970-, por lo que emplear a personas reales como personajes de una obra de ficción le crea «grandes dilemas morales» porque aborda «aspectos muy crudos».

De esos personajes no solo muestra sus miserias sino también sus grandezas, ha incidido al sentenciar: «Entre los autores malditos hay mucho de mí, como la pasión por mi vocación; el canon cultural del siglo XX es una completa falsificación, por motivos ideológicos o por las circunstancias históricas, y yo recupero personajes que deberían ocupar un puesto distinto, y pongo en tela de juicio a ciertos santones y a mediocres encumbrados»-

Expedientes policiales

«La novela no se habría podido hacer sin expedientes policiales, y he ocultado muchos casos de esos expedientes; es lícito que contemos la vida de esas personas porque está en documentos públicos», ha señalado sobre el exilio español en París durante la Segunda Guerra Mundial y en alusión a al escritor César González-Ruano, la actriz María Casares, el pintor Picasso y los intelectuales Gregorio Marañón y Victoria Kent, entre otros.

«Francia se lo ha montado muy bien y pasa por ser la patria de los Derechos Humanos, pero a los exiliados españoles los trató como a perros, y tal vez por eso tuvieron que merodear los ambientes turbios y los actos ilícitos; los internó que en campos de concentración que, a diferencia de los alemanes, no tenían ni barracones, sino que los dejó en las playas para que se pudrieran».

Estos hechos históricos llevan al escritor a afirmar que «España tendría que intensificar sus lazos con las otras formas de ser español, como dijo Camba, con los pueblos de la América hispánica y largar amarras con los pueblos europeos, que siempre nos han traído calamidades» mientras que sobre el exilio republicano ha añadido que, a diferencia de lo sucedido en Francia, «México los acogió con dignidad, los promocionó y reconoció su valía».

«Ahora habría que recordarles a nuestros gobernantes lo que las guerras traen», ha dicho De Prada a propósito de la cubierta de su novela, que él mismo eligió, un cuadro de Daniel Sabater titulado «Fiesta el día de la movilización» que muestra un macabro baile de esqueletos.

Señalar vicios y lacras

«No soy pacifista en absoluto, pero lo de ahora es un atropello», ha aclarado al reivindicar la tradición española de la neutralidad, la que a su juicio permitió al país recuperarse de la Guerra Civil, prosperar, sobre todo en el plano intelectual, durante la Primera Guerra Mundial e incluso permanecer neutral durante la Segunda, ante lo cual ha exclamado: «¡Algo que parece mentira!»

Tras añadir sobre la cubierta de su libro que la mayoría de las novelas llevan otras que son «de una blandenguería repugnante», ha asegurado que «hay que utilizar la diplomacia para lograr una paz justa, a eso es a lo que tendría que contribuir España en Europa».

«Mi misión como intelectual es señalar los vicios y las lacras de mi tiempo», ha dicho tras firmar que ha recibido ofertas para dedicarse a la política «de partidos de tendencias muy opuestas», pero que su repuesta siempre fue la misma porque no quiere «tener trato con políticos; estos siempre quieren aprovecharse de ti en su propio beneficio».

También ha descartado escribir discursos para políticos a no ser que -ha matizado socarrón- digan lo mismo que él piensa, mientras que de los 'negros' de los políticos ha denunciado que «tienen una categoría ínfima, hacen mensajes párvulos, para débiles mentales, son de una demagogia burda», nada que ver, en su opinión, con «el género de la oratoria, que es muy importante».