Bogotá, 9 nov (EFE).- La representante Especial de la ONU sobre la Violencia contra los Niños, Najat Maalla M'jid, considera en una entrevista con EFE en Bogotá que el mundo enfrenta una «pandemia» por la violencia contra los niños, por lo cual aboga por un trabajo conjunto entre los diferentes actores para combatir este problema.
«Enfrentamos la pandemia de la violencia contra los niños. Es una violencia cotidiana que se suma a todos los demás problemas, como la crisis climática, la de alimentos, los desplazamientos, las bandas armadas, es una locura», afirma Maalla, que participó el jueves y el viernes en la Conferencia Ministerial Mundial para poner fin a la violencia contra la infancia.
Por eso, en su opinión, es importante que se realicen cumbres como la de Bogotá, pues «es crucial movilizar a todos los responsables políticos para garantizar que la protección de la infancia sea una agenda política».
«Y cuando hablo de política no se trata sólo de promesas o compromisos, sino de traducirlos en acciones concretas en favor de los niños», explica la representante especial.
Según cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), al menos un niño o niña muere en el mundo cada cuatro minutos por un acto de violencia.
Es decir que cada año, la violencia se cobra la vida de un promedio de 130.000 niños, niñas y adolescentes.
Unicef también resaltó que al menos 90 millones de niños y niñas vivos han sufrido violencia sexual, mientras que 650 millones de mujeres fueron víctimas de abusos en su infancia, de las cuales más de 370 millones sufrieron violaciones o agresiones sexuales.
Una oportunidad para transformar
En la conferencia de Bogotá participaron un centenar de ministros y representantes de todo el mundo para hablar de temas como el acoso escolar, la violencia digital, el castigo corporal, el reclutamiento o los abusos.
Al respecto, Maalla cree que la cumbre supone una verdadera oportunidad para empezar a transformar la situación que viven los niños, niñas y adolescentes por cuenta de la violencia, un trabajo en el que las voces de los menores han sido claves.
«Sabemos qué hacer, cómo hacerlo y que la violencia tiene cada vez más herramientas. El problema en el mundo, en los países, es que la protección de la infancia no está plenamente integrada en los planes nacionales de desarrollo, en los planes locales, en cómo traducir todas estas maravillosas políticas y estrategias en servicios concretos que lleguen a los niños y a sus cuidadores allí donde estén y, sobre todo, a los más vulnerables», explica.
Por eso, la representante especial de la ONU cree que es importante la «fuerte movilización, las numerosas conexiones, el aprendizaje entre iguales de las distintas partes interesadas, los distintos ministros de diferentes procedencias de todo el mundo y los niños».
«Esta conferencia no es un fin en sí misma, sino que se trata realmente de reforzar lo que se ha hecho para erradicar esta violencia y de cómo vamos a mantener el impulso. Haremos un seguimiento de todas las promesas y los compromisos que vamos a lanzar (en Bogotá)», añade.
Sin embargo, explica Maalla, la lucha contra la violencia contra la niñez enfrenta varios problemas, como que no hay un buen sistema para recoger información y que en muchas ocasiones las víctimas no denuncian porque los casos «ocurren en el círculo de confianza y es muy difícil para muchos niños denunciarlos por falta de acceso, por miedo, por estigma».
También advierte que «el mismo niño puede ser víctima de varias formas de violencia».
«Hay un gran número de niños desplazados, víctimas de la trata o del contrabando. Y hay muchos niños que son víctimas de violencia sexual, física y también psicológica. Y creo que en la sociedad, el problema de la salud mental está aumentando», detalla.
Por eso, Maalla insiste en que lo más importante que dejará esta conferencia es un «llamado a la acción» para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible y la Agenda 2030.
Jorge Gil Ángel