Ribera: El compromiso del Gobierno ha creado «cuatro de cada diez empleos en Europa»

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, interviene en la sesión de control en el Congreso de los Diputados este miércoles. EFE/ JP Gandul

Madrid, 26 jun (EFE).- La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha destacado este miércoles la política energética desplegada por el Gobierno desde su primera legislatura, aunque «queda mucho por hacer», y ha pedido al PP que se alegre «de las cosas que funcionan».

«Veníamos del estancamiento en el desarrollo de las renovables, del desincentivo insólito al autoconsumo y de la significativa pérdida de confianza inversora en el sector», ha dicho Ribera en el Congreso en referencia a la herencia del Ejecutivo del popular Mariano Rajoy; y ha asegurado que en España se ha pasado de «apestados» a «destino preferente» de iniciativas de energía verde.

De acuerdo con Ribera, cuando llegó al Ministerio, en 2018, encontró «una herencia de más de 10.600 millones de euros en litigios y procesos de arbitraje internacional que todavía continúan, y una pérdida de empleos y cierres industriales».

Sin embargo, del «estancamiento» en la instalación de energías renovables, equivalente a «cero megavatios (MW) entre 2012 y 2018», el país ha pasado a ser «destino preferente» de estos proyectos porque «España no quería entonces ni quiere ahora perder el tren de la nueva revolución industrial vinculada a la agenda verde».

En su discurso, Ribera ha hablado del cierre del carbón y de las iniciativas puestas en marcha para «generar oportunidades en el territorio», beneficiando a los trabajadores y ha celebrado, sobre todo, el que bajo su mandato se haya dado «estabilidad y coherencia» al despliegue fotovoltaico, incluido el autoconsumo.

«Si en 2018 había apenas 480 MW de autoconsumo, hoy hay más de 7.000. Si no se veían paneles en nuestros tejados, hoy la potencia instalada equivale a la totalidad de la potencia nuclear instalada», ha subrayado la ministra, que se ha referido a la industria como la «principal beneficiaria» de esta tecnología.

Y es que las renovables «han demostrado ser un elemento tractor fundamental de la economía», también para la reindustrialización, y suponen la «mejor ventaja competitiva de España», posicionándolo como «polo atractivo para la inversión industrial, nuevos desarrollos, modernización de los tradicionales, o nuevos sectores, como el digital», ha proseguido.

«Queda mucho por hacer, pero los resultados de la política energética hablan por sí solos», ha aseverado la vicepresidenta tercera, que ha recordado las medidas aprobadas en el último Consejo de Ministros, las cuales han supuesto un «enorme esfuerzo presupuestario y regulatorio».

Por ello, ha pedido a la bancada popular que se alegren «de las cosas que funcionan y de tener a un Gobierno que protege a quien lo necesita y cuando lo necesita».

«Y la alegría manifiéstenla en votos (a favor del real decreto-ley 'anticrisis' en la votación que tendrá que celebrar próximamente el Congreso)», ha apuntado Ribera.

Reproches y peticiones de una fiscalidad más severa

Las palabras de la titular de Transición Ecológica han sido criticadas por el diputado del PP Jaime de Olano, que ha afeado la «hora de autocomplacencia», cargada de «soberbia», que ha empleado Ribera «sin el más mínimo ejercicio de reconocer el mínimo error».

En líneas similares se ha expresado José María Figaredo, de Vox, que ha criticado a la ministra porque «en lugar de hablar de los intereses de los españoles, sólo ha hablado de sus delirios climáticos».

En tono más conciliador se ha manifestado Júlia Boada, de Sumar, que, entre otras sugerencias, ha propuesto un gravamen a los beneficios extraordinarios de la industria fósil y a los bienes y servicio de lujo, como los aviones privados, que «generan gran volumen de emisiones y un nulo rendimiento social».

Por su parte, la diputada del PNV Idoia Sagastizabal ha puesto el foco en la necesidad de adecuar las redes eléctricas a las exigencias de la transición, pues «ni se está expandiendo al mismo ritmo ni tienen la capacidad» para hacer frente a una mayor demanda de energía.