Scott toma el Prado con ‘Napoleón’: «Una superproducción es como dirigir un ejército»

El director británico Ridley Scott y su esposa, la actriz y productora costarricense Giannina Facio (i), a su llegada a la presentación de la película 'Napoleón' celebrada este lunes en el Museo del Prado, en Madrid. EFE/Juanjo Martín

Madrid, 20 nov (EFE).- Ganador de un Óscar por «Joker» (2019), Joaquin Phoenix ha vuelto a ponerse a las órdenes de Ridley Scott, 20 años después de «Gladiator», en «Napoleón», un filme que repasa sus conquistas militares y su relación con Josefina y que ha presentado este lunes en Madrid.

El actor estadounidense Joaquin Phoenix a su llegada a la presentación de la película 'Napoleón' celebrada este lunes en el Museo del Prado, en Madrid. EFE/Juanjo Martín

Aunque la película no retrata la invasión napoleónica en España, el actor estadounidense ha demostrado haber hecho los deberes antes de su visita: «Lo hicisteis muy bien echando a los ocupantes franceses, es impresionante, fue su primera gran derrota en Europa», señaló en un encuentro con un grupo de periodistas.

«Y además, eso os condujo a una nueva Constitución, ¿no es así? Sí, muy alucinante», añadió unas horas antes del preestreno de ‘Napoleón’ en el Museo del Prado, con 400 invitados y una puesta en escena militar con infantería y caballería incluidas.

La película, que se estrenará en cines este viernes y próximamente en Apple TV+, propone una mirada íntima a los orígenes de Napoleón, su rápido ascenso y sus conquistas a lo largo y ancho de Europa y en paralelo su relación explosiva y adictiva con su esposa Josefina, a la que da vida Vanessa Kirby.

Phoenix, dueño de una carrera interpretativa modélica con títulos como ‘Walk the Line’ (2005), ‘The Master’ (2012), ‘Her’ (2013) o ‘Inherent Vice’ (2014), reconoce que le dijo sí a Scott sin haber reflexionado mucho en lo que suponía. «Acababa de tener un hijo, estábamos en pleno covid y no sabía muy bien qué estaba pasando», afirma.

Cuando leyó el guion detenidamente encontró muchos hechos históricos, pero poca información sobre la personalidad de Napoleón y su relación con Josefina, por lo que tuvo que investigar un poco. Las cartas de Napoleón y Josefina le dieron bastantes claves.

«Creo que había una conexión profunda y real entre ellos», sostiene. «Los discursos de su divorcio (que acordaron al no poder tener un hijo juntos) son sobrecogedores, tan hermosos; no conozco a nadie que en su divorcio se haya dicho cosas tan bonitas».

Eso no significa que no fuera una relación compleja, desigual desde el punto de vista del poder e interesada, sobre todo al principio. «Ella tenía cualidades, un círculo social y un conocimiento sobre cómo moverse en el que a él le venía muy bien y también pensaba que ella tenía dinero, eso fue un atractivo».

«Si vamos a hablar de qué es el amor realmente, eso sería una conversación muy larga pero creo que había una conexión real y profunda», insiste Phoenix.

Sobre la relevancia de Bonaparte en la actualidad apunta que ese tipo de líderes los hay en todas las épocas, «líderes que empiezan siendo idealistas y parecen interesados en su pueblo pero en algún punto se pervierten y son víctimas de su propia avaricia y ambición».

«Empezó luchando contra los reyes que favorecían a la aristocracia por encima de las necesidades de la gente y él acabó llevándolo más allá, diciendo que le den a la aristocracia, mejor me instalo yo ahí y pongo también a mi hermano».

En cualquier caso, insiste, es una figura fascinante por muchas razones diferentes. «En el Este de Europa lo ven como un liberador, y para los americanos es un hombre hecho a sí mismo, esa idea que obsesiona a los americanos».

A un nivel personal dice que la figura de Napoleón le ha hecho reflexionar sobre el vacío interior que impulsa a una persona a lograr más y más conquistas materiales.

«Para mí no es la historia de alguien que lo tuvo todo y lo echó a perder, odio ese tipo de historias», subraya, «es alguien que necesita consumir a toda costa porque nunca ha tenido nada significativo en su vida».