El ZTE Axon M es más grueso de lo normal, más pesado, los botones en el lado izquierdo (sensor de huellas incluido) y una bisagra. El nuevo Axon M de ZTE es un teléfono con dos pantallas, y eso ha condicionado tanto el diseño como la usabilidad del terminal.
Cuando está cerrado el Axon M es un teléfono normal. De gama alta, pero dentro de lo habitual en todos los fabricantes. Pantalla de 5,2 pulgadas Full HD, Procesador Qualcomm Snapdragon 821, 4 GB de RAM, 64 GB de espacio para archivos, batería de 3.180 miliamperios con carga rápida y una cámara con 20 megapíxeles con apertura focal de F1.8 y estabilizador de imagen, capaz de grabar vídeos en 4K a 30 fps.
Lo nuevo empieza al desplegar el terminal, la segunda pantalla queda alineada con la primera y separada de ella solo por unos bordes mínimos. Se vuelve el doble de grande, el Axon M cuenta con varios modos de pantalla: un modo de pantalla única, un modo Extendido, uno Dual y otro que el fabricante ha denominado «Espejo». El primero de ellos consiste, sencillamente, en usar solo una de las dos pantallas, como en un móvil convencional, mientras que la otra permanece plegada (y apagada).
Al abrir el terminal tendremos acceso inmediato a las otras tres modalidades con solo pulsar una tecla específica, marcada con una «M». En el modo Extendido, por ejemplo, podremos ver contenidos, o navegar por Internet en una pantalla el doble de grande, similar a la de una tableta. Aunque, eso sí, con la bisagra de por medio.
En el modo Dual podremos tener abierta una aplicación diferente en cada una de las dos pantallas de 5,2 pulgadas, una función que puede resultar extremadamente útil a la hora de trabajar en multitarea. Finalmente, el modo Espejo duplica el mismo contenido en las dos pantallas. La transición entre los varios modos de uso es rápida y sencilla. Su precio en el mercado libre es de 852 euros.