París, 23 sep (EFE).- Irlanda derrotó este sábado por 8-13 a Suráfrica, la vigente campeona mundial, en un duelo antológico en el que mostró sus credenciales como serio aspirante a la Copa del Mundo de Francia.
El resultado de este encuentro de alto voltaje en el Estadio de Francia de Saint-Denis, que podía haber sido perfectamente una final por la calidad de los contendientes y de su juego, pone a Irlanda al frente del Grupo B y con opciones de lograr un rival más accesible en cuartos.
El duelo pudo haberse decantado por Suráfrica, pero los «Springboks» tendrán pesadillas por los fallos en los lanzamientos con el pie, con un total de cuatro errados (tres golpes de castigo y uno de transformación).
El duelo entre la campeona del mundo y la vencedora del último Seis Naciones enfrentaba a las dos selecciones que encabezan el ránking mundial, y a pesar del corto marcador respondió a las expectativas por clase e intensidad del juego.
Los encuentros entre ambas selecciones suelen ofrecen marcadores cortos y este mostró el motivo: las defensas fueron heroicas, las melés fueron duelos titánicos y, a pesar de muy buenas jugadas de ataque, los defensores fueron los protagonistas.
Golpeó primero Suráfrica, con un golpe de castigo transformado por Manie Libbok (m.5), después de que Irlanda comenzó extrañamente con muchas imprecisiones en los saques de banda, lo que ofreció repetivas oportunidades a sus rivales.
Irlanda se recompuso y en el minuto 13 Hugo Keenan fue placado a poco más de un metro de la línea de ensayo, tras un pase de Johnny Sexton, que amagó dos veces el envío para confundir a los surafricanos y alucinar al público.
Gran parte del resto del primer tiempo pasó con intentos irlandeses de anotar, frenados por una defensa surafricana que se erigió en una auténtica fortaleza.
Finalmente, y tras unos minutos de auténtico acoso irlandés en las inmediaciones de la línea de ensayo rival, Mack Hansen anotó (m.33) y Sexton no falló en la transformación (3-7).
Con ese resultado se llegó al descanso y a la reanudación el esquema se mantenía, con ataques intensos por ambas partes que eran contenidos por las sólidas defensas de ambos lados.
Un momento clave llegó en el minuto 48, cuando el surafricano Faf de Klerk estrelló en un poste un golpe de castigo que parecía que entraba.
Pero los «Boks» no se desanimaron y mantuvieron el acoso hasta que Kolbe recibió un pase en solitario y anotó un ensayo. Esta vez fue Manie Libbok quien pateó el golpe de transformación y, a pesar de ser un lanzador muy fiable, volvió a fallar. Suráfrica mandaba 8-7.
Irlanda recuperó la delantera con un golpe de castigo de su estrella Sexton (m.59) para poner el marcador en 8-10.
La maldición surafricana con los lanzamientos continuó al fallar Libbok de nuevo un golpe de castigo en el minuto 63, y prosiguió aún con otro yerro de De Klerk solo tres minutos después.
Negados ante los palos, los «Boks» se lanzaron con todo para intentar anotar un ensayo, pero sus intentos eran frenados por la tenaz defensa irlandesa.
Tras unos minutos de auténtico agobio, el XV del Trébol recuperó la iniciativa y llevó el juego al terreno surafricano. Producto de ello, Irlanda marcó un golpe de castigo (Crowley, m.77) para poner el marcador en 8-13.
Con el tiempo casi cumplido, los surafricanos se acercaron a apenas dos metros de la línea de ensayo para empatar el partido y tal vez ganarlo con la transformación, pero la defensa irlandesa, una vez más, salvó la victoria en los segundos finales.
Una victoria que fue jaleada de forma entusiasta por los miles de aficionados irlandeses que viajaron a París para este hermoso duelo.
El encuentro, que podía haber sido una final, fue curiosamente la primera vez en que ambas potencias del oval se enfrentaban en una Copa del Mundo.