Para reducir este problema, es necesaria su erradicación con planes a corto y largo plazo. Lo más inmediato que se puede hacer sería concienciar al consumidor, que es víctima de estas estafas
Desde 1988, cada 8 de junio, se celebra el Día Mundial contra la Falsificación. Esta lacra afecta a todos los ciudadanos y según la Oficina Europea de Propiedad Intelectual uno de cada diez europeos han comprado en algún momento determinado, productos falsificados. Asimismo, esta misma fuente asegura que esta forma de negocio mueve más de 120.000 millones de euros. En esta actividad se ven afectados distintos mercados, como puede ser el textil, de medicamentos o el alimentario.
En el presente, los mecanismos para detectar productos falsos son muy sofisticados, gracias al avance de la industria y a la globalización. Cabe recordar que el consumo de productos falsificados, además de estar prohibido al tratarse de un fraude, puede ser peligroso, sobre todo llevado a la actualidad porque con el impulso que ha supuesto la pandemia para el comercio electrónico esto se vuelve aún más riesgoso. Este delito se atribuye a la falsa identidad de una persona física o jurídica, lo que puede suponer suplantar a una marca para fabricar productos con su logo y distribuirlos como auténticos.
Para reducir este problema, es necesaria su erradicación con planes a corto y largo plazo. Lo más inmediato que se puede hacer sería concienciar al consumidor, que es víctima de estas estafas. La idea es que la persona que va a comprar conozca los problemas a los que se puede exponer al realizar estas compras. Asimismo, también es importante que las autoridades sepan perseguir estos delitos, tanto de falsificación, de piratería o de contrabando. En definitiva, se trata de un seguimiento contra todos aquellos que atenten contra la propiedad intelectual de las empresas o de personas físicas.
Por otra parte, como medida para finalizar con esta problemática a largo plazo, es aconsejable adquirir tecnología puntera que permita identificar no solo al producto falso, sino también al infractor. Por ello, es también fundamental la cooperación entre las autoridades tanto nacionales como internacionales, fortaleciendo la aplicación de medidas en las fronteras para paralizar el comercio clandestino.