Nueva York, 11 jul (EFE).- Inmortalizar el «Manhattanhenge», momento en el que el sol se pone verticalmente entre los rascacielos de Nueva York, era el objetivo de miles de personas este lunes, y para conseguir esta fotografía poco les importó situarse en mitad del tráfico de las ajetreadas avenidas de la Gran Manzana o plantar su cámara con horas de antelación.
«Esto es una auténtica locura», dijo a Efe mientras que tocaba el claxon un taxista que intentaba cruzar la calle 42 a la altura de la estación de Grand Central, uno de los puntos más populares para fotografiar este momento que se produce dos veces al año.
A lo que uno de los cientos de participantes que estaba ocupando la vía, le respondió entre risas: «Te hubieses tenido que haber tomado la tarde libre para ver la puesta de sol tranquilamente».
Otro vehículo, en vez de pedir que la gente se quite del medio con pitidos, optó por conducir más despacio para que el copiloto se pudiera sentar en la ventanilla y, con medio cuerpo fuera, pudiera sacar una foto.
Según los expertos, las calles más anchas de Manhattan (números 14, 23, 34, 42 y 57) son habitualmente el mejor lugar para disfrutar del espectáculo y otra opción es cruzar a Long Island City, al otro lado del río Este, para verlo desde el barrio de Queens.
En este rincón de la isla se ve claramente quiénes son los fotógrafo «amateur», los que simplemente se han cruzado con el espectacular atardecer, y los fotógrafos profesionales, ya que estos últimos plantan su cámara con horas de antelación en los lugares más altos, como el puente de Pershing Square que conecta con la estación.
Carolina Pereira, una turista colombiana, dice que buscó en la prensa dónde tenía que ir y su amiga María Ortiz describe el escenario de color como una bonita vista pese a la «locura» que la rodea.
No solo turistas y fotógrafos tomaron las calles para hacerse con la foto perfecta, pues entre la multitud también había locales.
Como es el caso de un grupo de neoyorquinas que pese a haberse criado en la ciudad del Empire State nunca antes habían visto el sol ponerse a la perfección entre los rascacielos y otros edificios.
«Nueva York es una ciudad de peatones, me parece genial que hoy paremos el tráfico y tomemos la totalidad de las calles», comentó mientras sacaba fotos con su teléfono Nicole, una joven estudiante.
Durante el «Manhattanhenge» -juego de palabras con Stonehenge, monumento prehistórico en Inglaterra donde también se reúnen multitudes para ver los efectos del sol cada 21 de junio- los rayos de la puesta de sol atraviesan las calles Manhattan de oeste a este.
Si la cuadrícula estuviera perfectamente orientada al norte este fenómeno ocurriría en los solsticios -como pasa en Stonehenge-, pero al estar inclinada unos 30 grados al este las fechas varían, y este año se dio, además de hoy, también a final de mayo.
«La crisis climática es la puesta de sol del planeta» se podía leer en una gran pancarta que sujetaba una docena de activista de la organización Rise and resist (levantarse y resistir) en un paso de cebra de la calle 42.
«Sabemos que todos estos fotógrafos se reúnen para ver esta puesta de sol y decidimos venir para que, con suerte, cuando mañana se hable del ‘Manhattanhenge’ también se mencione que la crisis climática podría ser, si no hacemos algo, la puesta del sol de la Tierra. Nuestro objetivo es que el planeta sea habitable por miles de años más», explicó Ray Black.
Sarah Yáñez-Richards