La Comunidad atiende en cuidados paliativos a cerca de 10.000 pacientes y sus familias al año

Cuidados paliativos

Los servicios sanitarios de la Comunidad de Madrid atendieron el pasado año a 9.400 pacientes en cuidados paliativos y a sus familiares. Así, en 2017 se atendió a 9.000 pacientes adultos con necesidades paliativas, de los que 7.500 se incluyeron en el Programa regional de Cuidados Paliativos, siendo atendidos en sus domicilios por equipos especializados.

En este periodo, 400 niños y adolescentes también recibieron atención especializada. De los pacientes adultos atendidos, 3.170 fueron ingresados en unidades específicas de Cuidados Paliativos de Media Estancia de la Consejería de Sanidad.

Estos y otros datos sobre atención en Cuidados Paliativos fueron facilitados ayer en la II Jornada de Cuidados Paliativos de la Comunidad de Madrid celebrada en el Hospital 12 de Octubre, bajo el título «Innovar, Investigar, Avanzar».

El objetivo de este encuentro, organizado por la Oficina Regional de Cuidados Paliativos con motivo de la conmemoración del Día Mundial de los Cuidados Paliativos el próximo 13 de octubre -con el lema ‘Porque yo importo, Paliativos Visibles’-, es el de desarrollar y avanzar en la Atención Paliativa que se está prestando en la región, basándose en la evidencia científica, la formación y la asistencia de calidad.

Los primeros equipos específicos en la región se implantaron hace 27 años y en la actualidad ascienden a 90, distribuidos entre hospitales y domicilios. Están formados por más de 540 profesionales de distintas disciplinas: Medicina, Enfermería, Psicología, Trabajo Social y administrativos, que atienden las necesidades paliativas de los pacientes de forma integral, así como a sus familiares.

Los cuidados paliativos son un derecho básico de la persona, adulto o niño, que padece una enfermedad crónica avanzada que pone en peligro su vida y sirven para mejorar su calidad de vida aliviando su sufrimiento y el de su familia.

Estos cuidados reconocen el valor único de la persona, debiendo ser aplicados desde el diagnóstico de la enfermedad, ya que complementan el tratamiento propio de esta, y continuados a lo largo del proceso y durante el duelo, como apoyo a la familia en todos los ámbitos asistenciales en que se encuentre el paciente: domicilio, hospital o centro residencial.