El negocio de correr en Nueva York

EFE/EPA/PETER FOLEY

Redacción deportes, 11 nov (EFE).- Conseguir un dorsal para el maratón de Nueva York cuesta 595 euros. El gasto medio por participante es de 3.500 €. Agencias españolas ofrecen este ‘turismo deportivo’ garantizando la inscripción. Los maratones se han convertido en un gran atractivo. Nueve de cada diez peticiones son para NY.

La medalla de ‘finisher’, esa que te cuelgan al cruzar la meta de un maratón, es uno de los metales más preciados para todo corredor popular pero dentro de la mística de la distancia hay carreras que son icónicas por su prestigio, su historia o simplemente por el lugar donde se desarrollan.

Uno de ellos es el Maratón de Nueva York. Se celebró por primera vez en 1970 con solo 127 participantes y actualmente supera los 50.000 dorsales. Conseguir uno por tu cuenta no es fácil ya que la demanda es muy alta y hay que apuntarse a un sorteo que a veces es casi como una lotería.

La única manera segura de conseguirlo a la primera es contratar un paquete turístico con una de las múltiples empresas que organizan viajes a medida de los corredores.

Una de esas empresas es Sportravel, que cada año mueve a cientos de corredores por todo el mundo con viajes organizados para que el cliente no tenga que preocuparse de nada, sobre todo de los traslados.

El de Nueva York es el maratón más demandado con precios que oscilan entre 2100 y 3255 euros en función de la categoría del hotel y el tamaño de la habitación. Eso sí, dorsal aparte. Su precio 595 euros.

«Nueve de cada diez peticiones para maratones que recibimos son para Nueva York. Es el maratón estrella y la puerta de entrada a otros. Este año hemos llevado a 150 corredores, pero como casi todos van acompañados por pareja, familia o amigos se puede decir que el viaje ha sido de 300», declara Fran Chico, director de Sportravel, una empresa que también lleva a corredores a otros maratones.

«De ese diez por ciento que queda de peticiones tras Nueva York el siguiente en la lista es Londres. Después Berlín, que es el más barato de los ‘majors’, Chicago, Tokio, que tiene el problema de conseguir uno de los pocos dorsales que da la organización para extranjeros, y Boston, para el que hay que clasificarse por marca», recuerda.

La experiencia de estos maratones la suelen vivir los corredores con algún acompañante, para los que hay un precio distinto al no quererse poner la camiseta, el pantalón corto y las zapatillas de correr. Para ellos, en algunos casos, se ofrece un plan de visitas turísticas que permite conocer las ciudades de la forma tradicional.

Esta nueva manera de hacer turismo deportivo ha desarrollado desde hace unos años una industria que genera miles de euros, como la que se vive en el propio maratón de Nueva York. «El gasto medio de un participante, entre el viaje y el consumo que hace esos días, no suele bajar de los 3.500 euros, pero el perfil del cliente no está definido. Va desde la persona que lleva años ahorrando para cumplir un sueño hasta el ejecutivo que no se priva de nada», subraya Fran Chico.

Esa misma experiencia de los maratones por el mundo también tiene su reflejo en ciudades como Madrid o Valencia, reconocidos internacionalmente.

En Madrid, este 2022, de los 30.000 corredores que participaron en las Rock ‘n’ Roll Running Series, que incluye maratón, medio maratón y 10k, 5.455 fueron extranjeros llegados de 86 países. El evento generó un impacto de unos 40 millones de euros en la ciudad, según los organizadores.

Valencia, que cuenta con uno de los maratones más rápidos de todo el mundo y que colecciona récords, se está convirtiendo en uno de los lugares más frecuentados por corredores de todo el mundo. La próxima edición, el 4 de diciembre, ya con normalidad tras dar por superada la pandemia, se pondrán en la línea de salida 30.000 atletas, de los cuáles el 49% serán extranjeros.

La última edición sin restricciones, la de 2019, el maratón de Valencia generó un gasto turístico cercano a los 23 millones de euros, según informó a EFE la organización.

La industria generada alrededor del ‘running’ popular lleva años siendo un fenómeno global que se resintió durante la pandemia pero que ha vuelto a coger velocidad de crucero basado en una experiencia turística. Una nueva forma de conocer ciudades que cada vez tiene más clientes deportistas.

David Ramiro