La Sierra del Rincón se sitúa en el extremo nororiental de la Comunidad de Madrid, desconocida incluso para los madrileños, tutela un rosario de “rincones” de una gran belleza; lugares en los que darse un saludable baño de serenidad y cargar las pilas antes de zambullirse de nuevo en el alocado ritmo de la gran ciudad.
La Sierra del Rincón, o la Sierra Pobre, como es habitualmente conocida, es el paraje natural más desconocido por los madrileños. Otra cosa es preguntar por el hayedo de Montejo. Entonces sí; en ese caso, una gran mayoría sabrá dar las indicaciones necesarias para poder llegar hasta él.
Este hayedo no es la única joya que nos ofrece esta comarca. De hecho, toda ella es una verdadera amalgama de parajes naturales; una verdadera joya de la naturaleza si tenemos en cuenta que está a un centenar de kilómetros de la capital. Está declarada Reserva de la Biosfera, una figura que sólo se concede a aquellos lugares con una gran riqueza paisajística, y natural y en los que la mano del hombre no sólo no ha deteriorado el entorno, sino que ha contribuido a su forma y a su mantenimiento… eso que se ha dado en llamar, últimamente, “desarrollo sostenible”.
La Sierra del Rincón abarca los municipios de Horcajuelo de la Sierra, Montejo de la Sierra, Prádena del Rincón, Puebla de la Sierra y La Hiruela. Todos ellos están por encima de los mil metros. A este último, La Hiruela, nos dirigimos para conocer un lugar de exquisita belleza que no sólo conserva un ambiente intachable; también unas construcciones que dan fe de un modo de vida en perfecta comunión con la naturaleza que le rodea.
La Hiruela se esconde entre bosques y montañas. Sin ninguna duda, es uno de los pueblos mejor conservados de la región, con una arquitectura basada en la pizarra, la piedra, el adobe y la madera. Las laderas de sus montes están repletas de extensos robledales y en los bosques de ribera predominan los álamos temblones y los chopos. Su nombre deriva de la palabra “hijuela” que son, entre otras muchas cosas, los canales o regueros pequeños que conducen el agua desde una acequia al campo y también las veredas que partían de los caminos reales en dirección a los pueblos. Ambas existen en el municipio. Se articula sobre dos calles principales que parten de la plaza, donde se levanta la pequeña iglesia barroca de San Miguel Arcángel. En su lado izquierdo comienza la calle del Pilón.
Una marcada senda en ligero descenso nos permite alejarnos del pueblo para adentrarnos en los amplios robledales que circundan la población. Pronto cruzaremos un pequeño arroyo en donde encontraremos algunos robles de notable tamaño y numerosos helechos. La ruta está muy bien señalizada y no hay que tener miedo despistarse en alguna de las bifurcaciones que encontraremos a lo largo de nuestro camino. El agradable paseo nos ha permitido disfrutar del bosque de rebollos antes de llegar al río Jarama que se salva por un puente. Un poste indica la dirección a seguir para llegar al cercano pueblo del Cardoso de la Sierra, una solitaria aldea en la provincia de Guadalajara.
Continuamos dejando el Jarama a nuestra izquierda para, en pocos minutos alcanzar las ruinas del molino Juan Bravo. De él, tan sólo quedan las paredes y una antigua piedra de moler. Un poco más adelante encontramos un puente que nos permite cruzar el río. Al otro lado, el sendero gana en altura, lo que nos va a permitir observar el entorno con más amplitud. Poco más de media hora más tarde llegamos al molino harinero de La Hiruela. El entorno del molino se merece una parada para poder disfrutar del tranquilo entorno poblado de abedules. El molino aprovechaba el agua del río para moler cereales y frutos como la bellota, y estuvo en funcionamiento hasta 1960. Era comunal y se alquilaba a un molinero para que se ocupara de él. En la actualidad se ha recuperado y en él se distinguen bien las distintas partes que componían su mecanismo.
Volvemos sobre nuestros pasos para cruzar una puerta de madera que nos da paso al sendero que sube hacia La Hiruela. A mitad de camino podemos visitar las colmenas construidas en medio del robledal o la Carbonera, en la que los vecinos del municipio fabricaban el carbón vegetal. Muy pronto comienzan a verse las primeras viviendas de La Hiruela. Un evento destacable en la localidad, es la fiesta de la Recolección del Pero, una variedad de manzana de sabor y olor intensos que es uno de los símbolos de la comarca. Esta fiesta se celebra a partir del 12 de octubre, y su fecha exacta varía en función de la maduración de la fruta.