Lagos, 27 feb (EFE).- Nigeria aún espera poder conocer los resultados de los comicios celebrados el pasado sábado en el país y de los que saldrá el sucesor del presidente Muhammadu Buhari, después de que las autoridades electorales retrasasen la publicación de los conteos por problemas técnicos.
«El problema se debe en su totalidad a problemas técnicos», aseguró la Comisión Electoral Nacional Independiente (INEC) en un comunicado a última hora del pasado domingo.
«La Comisión quiere asegurar a los nigerianos que estos desafíos no se deben a ninguna intrusión o sabotaje de nuestros sistemas», añadió el documento.
La INEC espera empezar a publicar hoy los primeros resultados de los más de 176.600 centros de votación repartidos por todo el país, después de unas elecciones que se desarrollaron sin incidentes graves, pero marcadas por el retraso de la apertura de muchos colegios electorales y las incursiones de atacantes armados en algunos lugares para robar las urnas.
Además, algunos centros electorales tuvieron que postergar las elecciones hasta el pasado domingo.
La legislación nigeriana obliga a la INEC a publicar los resultados electorales en los cinco días siguientes al cierre de las urnas, pero en el país empiezan a surgir dudas de que estos plazos puedan cumplirse.
«Esto es preocupante y puede ser una amenaza para nuestra democracia. La INEC se comprometió a transmitir en línea los resultados de todas las mesas electorales del país de manera inmediata», dijo a EFE Wale Ogunade, presidente de una organización prodemocracia de la sociedad civil, Iniciativa para la Concientización del Votante.
Los retrasos de la publicación de los resultados llevaron al principal partido en la oposición, el Partido Democrático de los Pueblos (PDP), a acusar a algunos gobernadores del partido oficialista de presionar a la INEC para modificar los resultados a su favor, si bien no presentó pruebas.
Por su parte, el presidente nacional del Partido Laborista (LP), Julius Abure, aseguró ayer, durante una rueda de prensa en Abuya, tener «suficientes pruebas que confirman manipulaciones de los resultados» en varios lugares de Nigeria con la connivencia de la Policía y la INEC.
Asimismo, Abure informó de «incidentes generalizados de violencia, conflictos étnicos y amenazas, en particular contra los partidarios del LP y nuestro candidato presidencial».
Sin embargo, ambos partidos opositores pidieron a sus simpatizantes que mantengan la calma.
A los llamamientos para la calma de esas organizaciones políticas se han sumado los de la Policía, que también exigió a los ciudadanos que paren de publicar en las redes sociales «resultados electorales falsos» que han abierto especulaciones de presuntas irregularidades.
El partido oficialista, el Congreso de Todos los Progresistas (APC), rechazó las acusaciones de los partidos opositores como «intentos descarados de desacreditar estas elecciones, consideradas las más pacíficas, creíbles, abiertas, transparentes, libres y justas de la historia de nuestro país».
«Tanto el LP como el PDP (…) han basado sus acusaciones en la incapacidad de la INEC de subir los resultados electorales en su página web. Si bien hacemos un llamamiento a la INEC para que acelere el proceso de la subida de los resultados, queremos afirmar categóricamente que no hay nada irregular en esta demora», aseguró.
Por el momento, sólo se conocen los resultados de Ekiti (sur), uno de los 36 estados que conforman Nigeria.
Allí, el candidato del partido gubernamental, Bola Tinubu, obtuvo una amplia mayoría, llevándose 210.494 votos.
El candidato presidencial del PDP, Atiku Abubakar, obtuvo 89.554 votos, y Peter Obi, del LP, cerca de 11.400.
Dieciocho personas compiten en la carrera presidencial, pero las encuestas realizadas antes de este sábado señalaron que sólo esos candidatos tres tienen posibilidades reales de vencer.
Buhari, en el poder desde 2015, se retirará tras haber agotado su segundo mandato consecutivo de cuatro años permitido por la Constitución.
El vencedor de la votación presidencial heredará una nación asolada por una inseguridad creciente en algunas partes del país, con ataques constantes de bandas criminales que secuestran a civiles para exigir lucrativos rescates, de grupos yihadistas y de rebeldes independentistas.
También deberá hacer frente a la devaluación de la moneda local (naira), una inflación galopante y el elevado desempleo, pese a que Nigeria destaca como el principal productor de petróleo de África y la economía más grande del continente.