Visitamos a Diego García en el Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume para charlar largo y tendido sobre su presente y futuro, y hablando de futuro, que mejor manera de empezar que preguntándole sobre sus sueños.
Diego. Estos días, lo que me quita el sueño es mi vuelta a la competición en la Challenge mundial, porque defiendo título. Además, han sido 8 meses sin competiciones importantes desde el Europeo de Berlín y tengo muchas ganas de mi vuelta al cole.
El mundial… hablemos del Mundial… ¿es una obsesión con todos los piropos y halagos que hay a tu alrededor?
D. En parte sí. El atletismo es así de duro: se te termina evaluando en un solo día el esfuerzo de todo un año y, en el caso del mundial de Doha, se suma la presión de competir con un calor y una humedad que no conocemos en España. En cualquier caso, tiempo al tiempo. Aún quedan unos meses y hay muchas competiciones antes del mundial.
¿Cómo es tú día a día, sobre todo ahora que arranca el Challenge y defiendes corona?
D. Ahora empieza la época de competiciones y a mí me resulta mucho más divertido porque, al fin y al cabo, lo que más me gusta del deporte es competir. Por otro lado, los entrenamientos son cada vez más duros y hay que compaginarlos con el máster que estoy estudiando por la tarde (de mercados financieros y gestión de patrimonios) y con los ensayos con el trombón.
El recuerdo más amargo de tu carrera es…
D. El día que vi cómo me quedaba fuera de los Juegos Olímpicos de Río, por unos segundos y después de haber luchado muchos meses contra una lesión y una operación de rodilla. Durante unos días parecía que lo habíamos conseguido, pero en la última competición clasificatoria, apareció un marchador que no esperábamos y la realidad me dio un buen mazazo. Finalmente la plaza se la llevó él y yo me quedé en casa.
En pleno éxito, todo el mundo se fija en el atleta, pero ¿qué importancia tiene el entrenador?
D. Un buen entrenador es una herramienta indispensable para llegar arriba. Digamos que yo, en esta historia, soy como una materia prima. Es cierto que es importante contar con buena materia prima, pero si no hay nadie que sepa moldearla adecuadamente, no tiene ninguna utilidad. Yo confío plenamente en mi entrenador porque siempre me ha preparado muy bien para todos los campeonatos y, además, porque es un buen tío.
Y la familia y los amigos… ¿eres mucho de apoyarte en ellos?
D. Sí. Tengo 23 años y todavía vivo en casa con mi familia. Tanto ellos como mis amigos han tenido un papel vital en mi carrera, porque siempre me han apoyado y siempre me han aconsejado cuando yo no he tenido muy claro el camino a seguir.
¿En algún momento gente cercana ha tenido que bajarte de la nube del éxito?
D. De momento no. Por suerte o por desgracia, la marcha es una disciplina que nunca recibe más reconocimiento del necesario, así que tampoco he tenido muchas oportunidades de que se me subiera el éxito a la cabeza. En cualquier caso, mis ídolos deportivos (como Rafa Nadal) han llegado a serlo, más que por sus resultados, por los valores que transmiten. Uno de mis sueños es llegar a ser como ellos algún día.
El día de tu subcampeonato de Europa, ¿hubo algún momento clave de la carrera en el que estuvieses a punto de no lograr el objetivo?
D. Sí, recuerdo un momento, a falta de 3km para el final de la carrera, en el que me descolgué de los dos primeros y, de no ser porque rápidamente pude reconducir la situación, probablemente habría terminado muy atrás. El resto de rivales venían muy cerca (a menos de 5 segundos) y, cuando empiezan a adelantarte rivales en ese punto tan crítico de la carrera, es muy fácil venirte abajo.
En 2018 consiguió la medalla de plata en los Campeonatos de Europa celebrados en Berlín
¿Cuál es la anécdota más curiosa, si hay alguna, que te ha pasado en plena competición?
D. El pasado fin de semana competí en la Challenge Mundial y conseguí una medalla de plata. Podría quedar muy bien diciendo que el único que me ganó es el actual Campeón del Mundo y, por tanto, es razonable que me superase. Pero, entre nosotros, hay que mencionar que el tío se paró para ir al baño del circuito y hacer sus necesidades en medio de la carrera. Y sí, aun así me ganó. Está claro que todavía tengo que entrenar mucho para ganarle…
Además de la marcha… te va la “marcha” de la música, antes me hablabas del trombón… ¿es para equilibrar?… ¿puede haber futuro ahí?… ¿de dónde nace esa afición?
D. Cuando tenía 7 años, mis padres me metieron en el Conservatorio. Cogí el trombón porque, básicamente, era de los pocos que quedaban para elegir. Y desde entonces hasta hoy. Ya tengo el Grado Profesional de Trombón del Conservatorio y la verdad es que me encanta la música. Para mí es una parte fundamental de mi vida, aparte del deporte.
¿Qué música o canción le pondrías a tu vida?
D. Games Continued, de Bakermat. No es conocida, pero a mí me encanta y recomiendo escucharla.
Y si ganas el Mundial… ¿alguna promesa estrafalaria?
D. No me gustan estas cosas, porque luego hay que cumplirlas. (Ya me he teñido el pelo de azul por algo así). Pero si gano el mundial, saco un disco con el trombón.
Con todo lo que hemos repasado hasta ahora… Tokio lo tienes marcado en el calendario… o queda mucho aún…
D. Tokyo lleva marcado en el calendario desde que me dijeron que me quedaba fuera de Río 2016 por una plaza. Los Juegos Olímpicos son mi sueño y lo tengo presente todos los días.