Fallece Kirk Douglas, la última superestrella del cine clásico, a los 103 años

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“Con tremenda tristeza, mis hermanos y yo anunciamos que Kirk Douglas nos dejó hoy a la edad de 103 años”

Issur Danielovitch Demsky, conocido profesionalmente como Kirk Douglas, ha fallecido a los 103 años de edad. La última estrella del cine clásico de Hollywood nos dejaba el pasado miércoles. Lo comunicaba su familia a los medios americanos. «Con tremenda tristeza, mis hermanos y yo anunciamos que Kirk Douglas nos dejó hoy a la edad de 103 años», informaba Michael Douglas en una nota que publicaba la revista People. 

Kirk Douglas era más que una estrella. Era un símbolo, un icono de una época dorada del cine hollywoodiense. Nominado tres veces al Óscar por El ídolo de barro (1949)Cautivos del mal (1952) y El loco del pelo rojo (1956). En 1996 recibió el Óscar honorífico, por toda su trayectoria profesional. 

El actor participó en más de 80 películas durante sus más de seis décadas de carrera cinematográfica. Su papel de protagonista en la película Espartaco de Stanley Kubrick destacó entre todos los demás y es recordado por todos los amantes del cine. Un profesional que disfrutaba de su trabajo, más que de los reconocimientos y que trató de cambiar el cine desde dentro.

Su primera película fue El extraño amor de Marta Ivers. Desde ahí, su carrera iría en ascenso

Douglas nació en una familia de origen judío. Su padre era trapero y se ganaba la vida en las calles. Tenía 6 hermanas, por lo que creció en una familia de mujeres (su padre los abandonó cuando era un niño). Tuvo decenas de empleos antes de entrar en la Universidad de Saint Lawrence para graduarse en Letras. Pero su verdadera vocación salió en la American Academy of Dramatic Arts de Nueva York. 

Kirk estuvo en la Armada y fue herido en la Segunda Guerra Mundial. Al regresar, se dedicó al teatro. Su primera película fue El extraño amor de Marta Ivers. Desde ahí, su carrera iría en ascenso. Fundó, además, una productora que llevaba el nombre de su madre. Así pudo hacer las películas que él quiso, cuando quiso y con quien quiso. Así era Douglas.

Pero no solo dedicó su vida a la actuación y a la producción. También escribió más de diez libros que demuestran que la redacción también era una de sus facetas. La solidaridad era otra de sus cualidades. Dedicó su vida a la fundación que creó, especialmente destinando fondos al alzhéimer.

Le decimos adiós a un grande, pero también le decimos adiós al marido de Anne Buydens y al padre de Michael, Joel, Peter y Eric (ya fallecido). Un hombre sencillo, consciente de sus orígenes y, sobre todo, una leyenda. Douglas seguirá siendo siempre «una estrella».