Monchi: «Ojalá fuera una pesadilla y yo no me estuviera yendo del Sevilla»

El director deportivo del Sevilla FC, Ramón Rodríguez "Monchi". EFE/José Manuel Vidal

Sevilla, 23 jun (EFE).- Ramón Rodríguez ‘Monchi’, director deportivo que hace una semana abandonó el Sevilla para fichar por Aston Villa inglés, declaró este viernes, en su despedida del club hispalense, que «ojalá» su marcha «fuese una pesadilla», lo que significaría que no se «estaría yendo de aquí».

«Esto es una pesadilla y alguien va a venir a pellizcarme para demostrarme que esto no es real, que no me estoy yendo del Sevilla. No me quedan lágrimas que echar. Por desgracia, es una realidad y contaré los motivos por los que me voy para defender mi imagen y mi integridad», aseguró Monchi visiblemente emocionado en un acto organizado por el club en el antepalco del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán con presencia, entre otros, del presidente de la entidad, José Castro.

El técnico de la localidad gaditana de San Fernando consideró «justo que cuente» lo que lo ha movido a irse, «porque de lo contrario, no podría mirar a la cara a la gente» que ha sufrido junto a él «durante esta temporada tan complicada», aunque pidió que «nadie ose utilizar lo que se diga aquí hoy como arma arrojadiza ni para atacar a nadie».

Monchi resumió, antes del turno de preguntas de los periodistas, su postura con la pretensión de «dejar tres cosas muy claras»: que su «voluntad no era salir del Sevilla» pero que se marcha «por respeto al Sevilla y no por dinero», ya que sus emolumentos en Birmingham «serán más o menos los mismos» que en la capital andaluza, si bien habrá que descontar «lo que el Aston Villa ha pagado para resolver» su contrato.

En su larga lista de agradecimientos, el ejecutivo quiso hacerle «uno muy especial a los aficionados de Gol Norte», donde se sientan los hinchas más radicales, «porque cuando más llovía, y ha llovido tela, esa bandera» con su «rostro no ha dejado de ondear», lo que lo «enorgullece mucho», porque «de no haber sido director deportivo, habría sido un ultra del Sevilla».

Monchi explicó que su salida obedece a la intención de los dirigentes de «modificar el modelo» de dirección deportivo con «otra idea que ojalá funcione mejor», pero que la suya es la de ser «referente» en todo, «en la gestión del día a día», faceta en la que es «bueno», no tanto «en firmar jugadores», para lo que se apoya más en su equipo de trabajo.

«Un bilardista como yo piensa que los éxitos están en los pequeños detalles. Si el club considera que hay que cambiar algunas cosas, lo que es legítimo, es mejor no seguir. Necesito unas armas que no iba a tener. Para lo bueno y para lo malo, soy Monchi. Si no fuera como soy al cien por cien, mejor no estar. Lo fácil era ser la mitad de Monchi cobrando como Monchi entero, pero no era lo justo», afirmó.

El técnico gaditano recordó que «en 2019», cuando regresó tras dos años en el Roma, «era la persona más feliz del mundo. Tenía un preacuerdo por el Arsenal para ganar tres veces más pero venía a casa, convencido» de que sería su último destino laboral.

Añadió que ha «luchado internamente hasta el último segundo» para seguir en el Sevilla. «El miércoles pasado por la mañana, estaba convencido de que me quedaba en el Sevilla» pero el viernes anunció su marcha, lamentó Monchi.

Una vez decidida su desvinculación, su «idea primera era ir a San Fernando para descansar cinco o seis meses, vivir un poquito sin la presión del domingo», pero que «apareció el proyecto del Aston Villa, que está en crecimiento y hay una persona -Unai Emery, entrenador con el que coincidió cuatro años en el Sevilla-«, que lo «ha animado a ir».

Con todo, Monchi opinó que «el Sevilla se queda en buenísimas manos», ya que «es un gran acierto la contratación de Víctor Orta», si bien con su sucesor es «poco objetivo porque» son «amigos después de haber convivido durante siete años», entre 2006 y 2013, cuando el técnico madrileño trabajó a sus órdenes en el club hispalense.

El acto lo abrió el presidente del Sevilla, quien resaltó que Monchi es «historia» del club y que merecía irse «por la puerta grande» en una despedida en su casa, en relación al estadio Sánchez-Pizjuán.