Leila Aboulela, la escritora sudanesa que abandonó su país sin poder decir adiós

La escritora sudanesa Leila Aboulela. EFE/ Rania Rustom SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Nairobi, 22 sep (EFE).- La escritora sudanesa Leila Aboulela se sorprendió a sí misma cuando confesó en una entrevista con EFE en Nairobi que las ganas y la ilusión que tenía por volver a su país, desde el día en que se fue hace muchos años, habían desaparecido tras el comienzo del conflicto que hoy desangra a Sudán.

“No quiero volver a Sudán, no es seguro”, dijo la autora con tristeza sobre el lugar en el que se crio, estudió, se casó y tuvo su primer hijo.

“Todo lo importante sucedió allí”, explicó Aboulela sobre su querida Jartum, donde creció pese a nacer en 1964 en El Cairo.

El conflicto en Sudán comenzó en abril pasado, después de que el poderoso grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) se rebelara contra el Ejército del país y, hasta el momento, la guerra ha dejado entre 1.000 y 5.000 muertos, según diferentes estimaciones.

“Esto dice mucho de lo vulnerables que somos los humanos y de cómo, en cuanto alguien te apunta con un arma, estás completamente indefenso”, lamentó Aboulela, que la pasada semana asistió en Nairobi al Festival Literario Macondo 2023, un certamen que congrega a grandes narradores de historias de África.

Desde que comenzó el conflicto, la escritora decidió no volver a escribir sobre Sudán en una temporada. “Los combates me destrozaron creativamente y mi voz creadora se detuvo”, confesó.

El archivo mahdista

Como si fuera una predicción, un mes antes del inicio de la guerra, la escritora publicó su última obra, una novela histórica titulada “River Spirit”, que trata la Guerra Mahdista (1881-1899).

Esta contienda empezó después de que el líder religioso Muhammad Ahmad bin Abd Allah se autoproclamara Mahdi (”Guía”) del Islam, y donde Sudán y Egipto, y más adelante las fuerzas coloniales del Reino Unido, combatieron durante dieciocho años.

La rebelión mahdista, según Aboulela, siempre se ha escrito “desde una perspectiva muy colonial”.

“Por un lado se lee cómo los británicos salvaron Sudán, pero por otro lado cómo lo estudiaron en la escuela, de manera muy nacionalista, como si se tratara de una revolución maravillosa y de cómo dio a Sudán un autogobierno”, explicó.

La novelista comenzó su investigación sobre ese libro hace años y descubrió que los hechos no ocurrieron ni de una forma ni de la otra, sino que “fue un movimiento que dio a Sudán un autogobierno durante catorce años en una época en la que África estaba dominada por la colonización británica y francesa”.

“El movimiento comenzó con valores idealistas, pero rápidamente se volvió violento. Se convirtió en una guerra civil y en agresión y empezó a ser como lo que vemos ahora de Boko Haram (grupo yihadista nigeriano) y el Estado Islámico. Se convirtió en una especie de movimiento islámico fanático”, relató.

Sin rastro escrito de la mujer

Durante su inmersión en los archivos descubrió, una vez más, la ausencia de la mujer.

“Las mujeres se mencionaban en las notas a pie de página o no se mencionaban en absoluto”, señaló Aboulela, quien decidió crear un personaje femenino para contar la historia en primera persona escrita por una mujer y “fue como llenar un vacío”.

Dio vida, por lo tanto, a Akuany, una joven esclava a partir de la cual tituló el libro “River Spirit” («Río Espíritu»).

“El río -indicó- se convierte para Akuany en su lengua, en su hogar. Le da sensación de estabilidad, a pesar de que la llevasen de su casa y fuera esclavizada”.

La espiritualidad, la mujer musulmana, el islam, Sudán y la migración son parte de los pilares de la narrativa de la escritora sudanesa en sus obras.

«No me despedí, yo no decidí irme»

La novelista considera que los escritores redactan “sobre lo que les fascina” y a ella lo que le fascina es Sudán porque lo dejó «sin despedirse adecuadamente”.

“No me despedí, yo no decidí irme”, lamentó Aboulela tras haber dejado su país hace más de treinta años para estudiar en Londres, sin saber que no volvería a su hogar.

“Esto no es bueno desde el punto de vista psicológico, pero sí lo es para la creatividad. Porque siempre estás rascando, sintiendo. Porque cuando algo está asentado, estable, no te apetece escribir sobre ello”, reveló la escritora a EFE en Nairobi.

Cuando llegó por primera vez a sus 28 años a Aberdeen (Escocia), donde vive en la actualidad, comenzó a “rascar” y fluyeron los sentimientos.

“Tenía todos esos sentimientos dentro que tenía que expresar, como la nostalgia o la ansiedad. Así que empecé a escribir”, recordó.

Desde ese momento y hasta el día de hoy, Aboulela no ha dejado de plasmar todos esos sentimiento en sus novelas, cuentos y obras teatrales radiofónicas, merecedores de galardones internacionales como el reputado Premio Caine de Literatura Africana (2000).

Andrea Sanz Yus