Javier Herrero
Madrid, 18 oct (EFE).- Por segunda vez al margen de M-Clan, banda actualmente «en barbecho», Carlos Tarque publica otro disco plagado de «hard rock con altas dosis de electricidad» en el que, por una «macabra coincidencia» con el recrudecimiento del conflicto entre israelíes y palestinos, canta a «las bombas en son de paz».
«Llegué a plantearme no lanzar ese tema como sencillo por si sonaba oportunista, pero es que es una canción que puede estar escrita hace 5 años o ayer, porque lamentablemente parece que siempre habrá un conflicto en el mundo», lamenta el músico murciano en declaraciones a EFE.
Ese «Bombas en son de paz» está incluido en «Volumen II» (Warner Music), que se publica este viernes, y toma el relevo a «Volumen I» (2018), un primer álbum en solitario que lanzó como «un ejercicio de autorrealización».
«Y este es casi una reafirmación de lo que empezamos, sobre todo porque nos apetece hacer música y hacer rock», dice Carlos González Tarque (Santiago de Chile, 1969) ante un proyecto «estimulante, sobre todo porque no llevo en él 30 años, como con M-Clan», apunta.
Aunque lo firma como Tarque, su apellido materno, para construirlo ha sido muy importante la presencia de Carlos Raya como coautor, productor y detrás de una guitarra que tiene un protagonismo inmenso en un álbum plagado de «riffs».
«El estilo al que queremos ir siempre es ese power trío de guitarras. Si había algo que se iba demasiado de ello, no entraba para ser más concretos», cuenta ante un trabajo poderoso en sonido.
La pandemia fue el origen de parte de estos temas, como se aprecia especialmente en «Días extraños», en la que habla «del encierro, de la ansiedad y del amor que no puedes tener».
Está presente incluso en el citado «Bombas en son de paz», un tema sobre la guerra y una situación distópica que, en realidad, habla «de la manipulación de la población».
«Mucho desamor, mucho blues» y cortes de tintes «tarantinianos» («He vuelto para veros arder») se alternan con otros de carácter más autobiográfico, como en «Pacto», que habla de sus inicios en la música en Murcia, aunque él huya de contar su propia vida, «que no tiene nada de especial».
«Pero es que cuando tiene una edad, es inevitable mirar hacia atrás y reflexionar», se disculpa con humor.
Harto de que le pregunten por la supuesta muerte del rock, se felicita por contra por dos hechos recientes que indican lo contrario: por un lado, el éxito de sus «compatriotas» Arde Bogotá, nominados a los Latin Grammy; por otro, por el número 1 en ventas de vinilos en España del último trabajo de Los Zigarros.
«Es que el vaticino de que el rock ha muerto es un tópico, no hay más que ver que en los festivales los cabezas de cartel son grupos como Metallica, que aunque sean grupos antiguos, son los cabezas de cartel», subraya, tras lamentar que a veces las discográficas no tengan paciencia para «hacer el trabajo de desarrollo» que implica una banda.
Con M-Clan «en barbecho» desde la publicación del disco de la gira acústica «En Petit Comité» (2022) y la idea aún presente de que su próximo proyecto conjunto podría ser un disco de versiones («para divertirnos, indica), Tarque inicia su propio «tour» el 24 de noviembre en Gijón (sala Acapulco).
Tocará el repertorio de sus dos discos en solitario en un calendario de compromisos que incluye otras ciudades como Vitoria (25 de noviembre, Jimmy Jazz), Zaragoza (16 de diciembre, Oasis Club), Barcelona (23 de diciembre, sala Apolo), Bilbao (19 de enero, Kafe Antzokia), Murcia (27 de enero, Mamba) y Madrid (16 de febrero, sala París 15).