Moscú, 8 feb (EFE).- El político ruso Boris Nadezhdin, cuyo apellido se asocia con la palabra «esperanza», permitió a los rusos soñar con un futuro en paz y la vuelta a la normalidad hasta que las autoridades electorales vetaron este jueves su candidatura para las elecciones presidenciales del marzo.
«Ahora nuevamente tomamos la senda del autoritarismo y la militarización. Y no me perdonaré si no intento detenerlo», dijo Nadezhdin a EFE tras su inscripción en diciembre, lo que le permitió iniciar la recogida de las firmas para el registro.
Apoyo sin precedentes para un opositor
Precisamente, el proceso de recolección de firmas marcó un antes y un después en la percepción de la figura de Nadezhdin, que, pese a sus 30 años de carrera política, era hasta hace poco un gran desconocido.
Y es que tras conocer la postura antibélica de Nadezhdin, en gran medida gracias a la publicidad que le dio la oposición rusa en el exilio a través de las redes sociales, los rusos comenzaron a formar largas colas frente a los cuarteles electorales del político.
Nadezhdin, propuesto por el partido minoritario Iniciativa Ciudadana, tenía que reunir 100.000 firmas, pero llegó a recabar más de 200.000.
«Llegamos a reunir cerca de 25.000-30.000 a diario», reconoció el político, tan sorprendido por su repentina fama, como los demás.
A la vez, Nadezhdin es plenamente consciente de que la abrumadora mayoría de sus seguidores querían simplemente expresar su rechazo a la guerra y votar por un candidato pacifista.
«Solo un 12 % de los que hacían cola para poner la firma me conocían como político», reconoció.
Un patriota liberal
«Durante mis 30 años en la política, unos me definían como liberal, y otros, como nacionalista. Pero lo que soy es un patriota de mi país», se describe el político, de 60 años.
Nacido en 1963, Nadezhdin se licenció primero en física y luego en derecho, antes de dar sus primeros pasos en política, coincidiendo con la caída de la Unión Soviética (1991).
La estrella de Nadezhdin cambió cuando fue nombrado en 1997 asesor del viceprimer ministro, Boris Nemtsov, quien luego se convertiría en un férreo opositor.
Precisamente, Nemtsov, asesinado en 2015 frente al Kremlin, le presentó a Serguéi Kirienko, actual número dos de la Administración presidencial, con el que el candidato pacifista trabajó hasta 2001.
Ambos políticos, cuyos caminos se separaron con el paso de los años, jugaron un papel importante en la vida y la carrera de Nadezhdin.
En 1999 fue elegido diputado por el partido Unión de Fuerzas de Derechas, fundado por Nemtsov y Kirienko, y luego se dedicó a la docencia y a la participación en debates políticos televisivos.
Casado en terceras nupcias y con cuatro hijos, Nadezhdin es un aficionado al canto (ha grabado cuatro discos) y a la pesca, de lo que presumía hasta hace poco en sus redes sociales.
Promesas electorales incumplidas
«Cuando sea presidente, el primer decreto que firme será sobre la liberación de los presos políticos», dijo en una de sus últimas entrevistas antes de ser rechazado por la comisión electoral.
El político se refería al líder opositor Alexéi Navalni, así como otros conocidos disidentes entre rejas, como Iliá Yashin o Vladímir Kara-Murzá, ambos encarcelados por sus críticas a la guerra.
Además, durante su primera semana como presidente, Nadezhdin planeaba detener las hostilidades en el país vecino, ya que tal y como indicaba en su programa electoral, el inicio de esa ofensiva fue un «error fatal».
El político aseguraba que nada más acceder al Kremlin, se pondría en contacto con los presidentes de Ucrania, EEUU y los líderes europeos para hallar una forma de frenar el derramamiento de sangre en Ucrania.
Posteriormente, pretendía iniciar unas «difíciles» negociaciones con Kiev.
El Plan B
Poco antes de ser vetado por las autoridades, Nadezhdin reveló su Plan B.
«Si de repente deciden no permitir mi participación en las elecciones, pondremos en marcha el Plan B», anunció el opositor en una reunión con sus seguidores en Moscú.
Precisó que el plan consiste en «no cesar la actividad política» y «en el marco de las leyes rusas, que yo cumplo plenamente (…), puedo pedir a 200.000 personas (que pusieron las firmas a favor del registro de la candidatura de Nadezhdin) solicitar la organización de manifestaciones legales en 150 ciudades del país».
A la vez, lo primero que hará el opositor es recurrir el veto de la Comisión Electoral ante el Tribunal Supremo del país, sin apenas esperanzas de que la medida le obligue a las autoridades a rectificar.