Madrid, 28 feb (EFE).- María Vicente llega al Mundial de Glasgow con la mejor marca de las doce participantes en pentatlón. Su talento, potenciado con la dirección de su entrenador, Ramón Cid, la ha permitido progresar a base de trabajo hasta el punto de ser una de las bazas más importantes de la delegación española para lograr una medalla, algo que no supone una presión para ella, según cuenta en una entrevista con EFE.
La atleta catalana (L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona; 2001) fue una de las sensaciones de los últimos Campeonatos de España con dos medallas. La combinera participó en pruebas individuales y ganó el oro en 60 vallas y el bronce en altura, ambas con marca personal, y demostró que la concentración de tres semanas en Stellenbosch (Sudáfrica) dio sus frutos. En Glasgow espera refrendar esas buenas sensaciones con una medalla.
P: ¿Cómo llega a estos Mundiales?
R: Llego bien, contenta, con muchas ganas y confiada por todo el trabajo hecho este invierno, que lo he sacado en las competiciones. Estoy confiada en luchar por todo.
P: Sus números y sus marcas la hacen ser favorita a una medalla. ¿Cómo convive con esa presión?
R: Intento no convivir mucho con eso y meterme en mi pequeña burbuja, pero al final no soy ajena y lo veo. Intento cogerlo de la manera más positiva que se puede, con ambición y sin obsesionarme. Prefiero centrarme en mirarlo de manera diferente. Estar en mis marcas, tratar de batir el récord de España y al final eso puede desembocar en ciertas medallas. No lo centro en la medalla como tal, sino en la marca.
P: Otro aspecto importante, el mental, ¿cómo lo trabaja?
R: No sé si es suerte o lo que sea, pero bajo presión suelo rendir mejor. Eso me da un ápice de confianza de cara a esta competición en la que también hay muchos nervios. Al final hay que meterse en eso, mucho mejor sufrir por esta presión que no por otras cosas en casa. Estoy feliz y agradecida y que todo sea eso.
P: Lleva cuatro años entrenando con Ramón Cid. En los dos últimos ha terminado de despuntar. ¿Cómo resume la relación que tienen entrenador y atleta?
R: Ramón es el pilar. Tengo un grupo de amigos, el grupo de entrenamiento que me llevo genial con ellas, pero Ramón es con la persona con la que más horas paso al día. Nos hemos cogido mucho cariño, tanto él a mi como yo a él. Estoy completamente agradecida por la oportunidad que me dio de ir a San Sebastián y entrenar con ellos y por todo lo que me ha apoyado y guiado estos años. Es un entrenador diez, una persona once, y hacemos muy buen equipo. Ojalá poderle devolver todo lo que me está dando.
P: Este año es especial por todas las competiciones que hay. ¿Piensa en verano?
R: Obviamente se piensa. Quién no piense es un ciego que no quiere ver. Todo suma porque por la nueva vía de clasificación, si no tienes la mínima directa todo este invierno, al final es complicado. Es importante estar sumando de cara a Roma y los Juegos. Todo lo que hagamos ahora es la base de lo que vendrá después. Yo tengo que estar bien en mayo para hacer la mínima en el mitin de Arona, que es donde voy a hacer mi primer heptatlón de la temporada. Hay escasos días para hacer pretemporada, carga y volver a subir. Lo cojo con muchas ganas. Tengo mucha ilusión con el Europeo y los Juegos, así que a seguir entrenando y a seguir mentalizada para competir y luchar.
P: ¿Qué hará después de Glasgow?
R: Voy a descansar una semana, desde que lleguemos a Madrid, y después seguiré entrenando y me iré de concentración a Tenerife dos semanas y media para intentar cargar.
P: Teniendo los Juegos cerca, ¿esa ilusión se puede convertir en presión?
R: No. Obviamente los tengo ahí y tengo ganas de clasificarme. Estuve en Tokio ya, pero era una sensación completamente diferente. Al final no había nadie en el estadio. Igual me pilló muy joven. Es cierto que lo disfruté muchísimo. Iba con Teresa Errandonea, mi compañera de entrenos, y con un montón de amigos, y lo pasé muy bien, pero estos Juegos hay que enfocarlos de manera diferente. No pienso en ello constantemente. Voy día a día. Ahora estoy a Glasgow, después Arona, luego Roma, y, por último, toda la carne en el asador para los Juegos.
David Ramiro
