Nieves López
Aranda de Duero (Burgos), 31 mar (EFE).- Con casi una hora de retraso, bajo la lluvia, en una versión corta… pero Aranda de Duero (Burgos) ha cumplido con la tradición y una niña ángel ha anunciado a la Virgen la resurrección de Cristo frente a la espectacular fachada sur de la iglesia de Santa María y ante una concurrencia mucho más limitada de lo habitual pero igualmente deseosa de que se cumpliera con uno de los actos más arraigados a la cultura de la capital ribereña.
Las previsiones no estaban siendo nada halagüeñas desde primera hora de la mañana. Se barruntaba lo peor y se temía que como durante toda la Semana Santa, también la Baja del Ángel, la representación que hunde sus raíces en los autos sacramentales del Renacimiento, iba a tener que ser suspendida.
Se han ido cumpliendo plazos y pasos poco a poco mientras los protagonistas de la cita y los arandinos que aguantaban expectantes bajo la lluvia miraban un cielo cubierto de nubes del que no dejaba de caer agua.
Las autoridades, entre ellas el vicepresidente de la Junta, Juan García Gallardo, y el consejero de Cultura, Gonzalo Santonja, junto a la Corporación municipal, han ido tomando posiciones. La procesión del Resucitado que prologa la Bajada del Ángel se ha celebrado dentro del templo.
Mientras, en la sacristía, Ruth Arnaiz, la niña elegida para retirar el velo de luto a la Virgen descendiendo sobre su imagen desde un globo suspendido por un juego de cuerdas y poleas, se iba preparando, feliz ante el papel protagonista que iba a desempeñar, y ajena a la preocupación generada por las precipitaciones.
«Se va a poder hacer. Anuncian una ventana en la que escampa entre las 12:05 y las 12:12», ha anunciado confiado uno de los responsables de la Cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia Virgen de las Candelas, organizadora del acto.
Junto a él, otros cofrades de más edad no han dudado en asegurar que desde su infancia, alrededor de siete décadas atrás, nunca se ha suspendido la Bajada por causas meteorológicas y este año no iba a ser el primero.
Pero la famosa ventana a la que todos han aludido y confirmado mirando al móvil no ha acabado de abrirse. Se ha llegado al mediodía, hora a la que es la cita, y no ha parado de caer agua del cielo. Ni media hora más tarde, tampoco. Ni 45 minutos.
Un milagro doble
Pero ha sido entonces, aunque los más pesimistas han empezado a abandonar la plaza de Santa María, cuando ha empezado un movimiento extraño que ha hecho despertar esperanzas.
Los operarios municipales han ocupado su lugar para tirar de las cuerdas que posicionan al ángel sobre la Virgen, Ruth ha subido sonriente las escaleras que llevan al armazón de madera desde el que sale el globo en el que viaja sobre la multitud, los integrantes de la Hermandad de la Resurrección de Cristo sacaban sus hábitos blancos y dorados y tomaban posiciones en la plaza de la Sal.
Y hasta la meteorología parece que se ha puesto de acuerdo con la tradición y la persistente lluvia se ha convertido en un inapreciable sirimiri que ha permitido cumplir con los presentes.
Menos de dos minutos han sido necesarios, poco antes de la una del mediodía, para que el globo haya surcado el cielo, se haya abierto desprendiendo una lluvia de confeti y hayan salido dos palomas volando y Ruth Arnaiz haya cumplido a la perfección con el papel que tenía asignado.
Ha descendido sobre la imagen de la Virgen, cubierta por un plástico, ha retirado el velo de luto y ha dejado que viera la imagen de su hijo resucitado, también oculto bajo una protección plástica.
Aunque los asistentes han sido considerablemente menos de los habituales, la ovación que ha reconocido la labor realizado ha resonado y ha sido de las más contundentes que se recuerdan.
Cumplidos los actos más formales. El cielo de nuevo se ha cubierto y ha comenzado a caer lluvia y la procesión posterior ha quedado reducida a una vuelta rápida al interior de Santa María, que este año el tiempo no ha dado tregua.
Entre los comentarios del público, la alegría por haberse podido celebrar la Bajada del Ángel. Y un deseo. Que el próximo año la meteorología sea más benévola y deje disfrutar del acto principal de una Semana Santa que, por actos como este, aspira a ser reconocida como Fiesta de Interés Turístico Nacional.