Barcelona, 3 may (EFE).- Desde que se conocieron a finales de los años ochenta cuando les propusieron hacer una película en China, que no se acabó realizando, el fotógrafo y cineasta francés Raymond Depardon y la productora, directora e ingeniera de sonido Claudine Nougaret no se han separado.
A lo largo de más de tres décadas han formado un tándem, artífice de algunos de los documentales más relevantes de la historia del cine europeo, desde 'Urgences', en 1988, a 'Délits Flagrants' (1994), 'Paris' (1998), '10e Chambre, instants d'audience' (2004), 'La Vie Moderne' (2008), 'Journal de France' (2012) y '12 Jours' (2017).
En el Festival DocsBarcelona han recibido el Premio Docs de Honor y este viernes, en una entrevista con EFE, se definieron él como «un orfebre de la imagen» y ella como «una orfebre del sonido».
«En todo caso -precisó Nougaret- ambos somos unos apasionados de nuestro trabajo y le damos mucho sentido a la técnica. Pertenecemos a la tribu de los técnicos».
Depardon agregó que en todo rodaje debe haber siempre «una determinada magia», un equilibrio entre lo que se conoce y lo que se descubre durante el proceso de creación de un filme.
El cineasta, nacido en 1942, fue cofundador en 1966 de la agencia Gamma y se unió en 1978 a la agencia Magnum, en una trayectoria que incluye premios como el César al Mejor Documental en 1994 por 'Délits flagrants' o la presencia en festivales como cuando en 2012 presentó en Cannes, 'Journal de France', codirigida con Nougaret.
Por su parte, Claudine Nougaret ha trabajado como ingeniera de sonido en muchas películas, responsable de la grabación de sonido de 'El rayo verde', de Éric Rohmer, que ganó el León de Oro en el Festival de Venecia.
En 1992 fundaron la productora Palmeraie et Désert con la que han armado sus películas.
Libertad para crear
Ambos coincidieron en que para crear sus documentales necesitan «libertad» y es por ello que hace ya años decidieron fundar la productora para que nadie les «mandara» y disponer de tiempo, algo que creen fundamental para el tipo de cine que proponen, en el que es muy importante el testimonio de las personas que allí aparecen.
Para Nougaret, se necesita «mucho tiempo para poder escuchar, para poder dar toda la importancia que requiere a la palabra, al sonido. En la ficción esto no es posible porque todo va muy rápido. Nosotros necesitamos tiempo, un tiempo que significa libertad».
Depardon no rehuye que otra dificultad de su trabajo ha sido conseguir todo tipo de permisos para filmar, además del consentimiento de los protagonistas de sus obras, en ocasiones reacios, al principio, a ponerse ante la cámara.
Sin embargo, esta manera de hacer un trabajo de «orfebre» ha acabado dando sus resultados, puesto que la Biblioteca Nacional de Francia les ha pedido todos sus archivos, que allí han depositado, porque quieren hacer un estudio sobre la palabra de los franceses.
«Nuestras grabaciones eran de mucha calidad, porque eran para el cine, con lo que, al final, después de haber luchado tanto, vamos a dejar nuestra huella gracias, en parte, a la técnica», apuntó Nougaret.
En cuanto a qué es lo mejor de trabajar y vivir juntos, creen que les ha permitido compartir el tiempo en diferentes aspectos, desde los profesionales a los familiares.
«Nuestro viaje de bodas -recordó- fue el rodaje de 'Urgences'», en un hospital psiquiátrico de París.
Sobre nuevos proyectos, Nougaret indicó que acaba de crear un premio para mujeres jóvenes técnicas de cine en Francia, de menos de 40 años, con el objetivo de realzar su valor y que sean cada vez más visibles.
«En las escuelas de cine, las mujeres y los hombres están al 50 por ciento pero, en los platós, los hombres representan el 90 por ciento del personal», concluyó.
Irene Dalmases