El Catllar (Tarragona), 13 sep (EFE). Un centenar de personas se ha concentrado esta mañana en el centro penitenciario Mas d’Enric de El Catllar para recordar a Nuria, la cocinera asesinada hace seis meses, el 13 de marzo, con un arma blanca a manos de un recluso que cumplía condena por matar a una prostituta y que después se suicidó.
«Ni la hemos olvidado ni la olvidaremos. Estamos lejos de que se haga justicia, pero no estamos dispuestos a perder a ningún compañero más en circunstancias evitables. El sistema falló y Nuria pagó las consecuencias», ha asegurado una funcionaria de prisiones antes de que se guardaran unos emotivos cinco minutos de silencio.
«Han pasado seis meses del asesinato de Nuria y, por desgracia, no ha cambiado nada, no se han depurado responsabilidades y se ha tapado todo», ha lamentado Francina, funcionaria de vigilancia de Mas d’Enric.
Los funcionarios de prisiones se sienten «el patito feo» de la Administración y confían en que el nuevo Govern de la Generalitat tome medidas para garantizar su seguridad: «Pedimos que se nos respete como profesionales y personas, que nos den herramientas para poder trabajar tranquilamente, más personal y formación», ha manifestado Francina.
La vigilante de Mas d’Enric ha explicado que el centro incorporó en verano a una veintena más de trabajadores, una cantidad «insuficiente», a su juicio, ya que «solo somos tres funcionarios por cada módulo de 110 o 115 presos. Estamos trabajando bajo mínimos y abandonados».
La funcionaria ha criticado también que, pese a que el Departamento de Justicia había dado instrucciones para reubicar a los internos considerados peligrosos fuera de cocinas y talleres con el fin de reducir su acceso a cuchillos, un preso condenado por asesinato fue asignado recientemente a la cafetería de funcionarios de Mas d’Enric.
No obstante, Justicia lo apartó del puesto la semana pasada tras la denuncia del propio personal del centro.
«Si no encuentran internos para desarrollar esas tareas, deberían contratar un servicio externo, como había antes», ha afirmado.
Pablo Martínez, primo de la cocinera asesinada, ha señalado que estos seis meses «han sido muy difíciles y se nos han hecho eternos», y ha dicho que el nuevo Departamento de Justicia ha contactado con la familia «para comprometerse a hacer cambios y que no vuelva a ocurrir» lo que le pasó a Nuria. EFE
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