Los diestros Lopez Simón, David de Miranda y Antonio Linares se repartieron siete orejas en la exitosa corrida benéfica celebrada este domingo en Tomelloso (Ciudad Real), en la que la cruz la protagonizó el banderillero Francisco Tornay, herido durante la lidia del quinto toro.
Un año más la Peña Taurina de Tomelloso, en su afán por fomentar la Tauromaquia y al mismo tiempo ayudar a los desfavorecidos, en este caso a la Fundación Tutelar de Castilla la Mancha para discapacitados intelectuales (Futucam), se echó al monte organizando un festejo taurino, a pesar de la que está cayendo. Van ya ocho años -con el obligado paréntesis del 2020-, y todos ellos con una organización modélica. Enhorabuena.
Y pasamos a lo que ocurrió en el ruedo, que no fue demasiado a pesar de que el festejo se prolongó durante dos horas y cincuenta y cinco minutos. Ahí es nada. Esto hay que hacerlo mirar.
López Simón instrumentó al primero una faena tan valerosa como intermitente. Notable y cuantioso fue el recibo a la verónica entre la polvareda, como entregado fue el inicio de rodillas en los medios.
El de Virgen María tuvo buen embroque, sobre todo por el izquierdo, pero no se rebosaba y adornaba su acometida con un derrote defensivo cuando la distancia con el torero se reducía. Todo quedó en un querer, tanto por parte del toro como del torero, que acabó con su antagonista muy feamente y al tercer intento.
El cuarto se lo pensó mucho al saltar al ruedo y despertó al ser castigado en el peto, empujando con saña; mas fue de mentira. Siguió frenándose, aunque dentro tenía motor, como demostró al perseguir a los banderilleros sin capote en las manos en el segundo tercio. No empeoró su condición en la muleta de López Simón, una vez que tuvo un solo objetivo al que atacar, aunque tampoco es que rompiera a embestir por abajo hasta el final. Por el derecho de dejó, y el torero de Barajas lo pasó, unas veces más ceñido y vaciando hacia adentro, y otras expulsando las embestidas. Se arrimó con el toro a menos y dejó estocada entera levemente desprendida que encendió los tendidos e hizo asomar dos generosos pañuelos blancos en el palco presidencial.
El segundo ofreció un gran pitón izquierdo en los dos primeros tercios, y bien lo aprovechó David de Miranda tanto en las verónicas de recibo como en el quite por tafalleras. El de Santa Ana embistió con codicia, emoción y entrega en las dos primeras tandas por el pitón derecho, compuestas y verticales, pero se vino abajo a continuación, tornando las arrancadas largas y por abajo iniciales en medias embestidas defensivas por falta de fuelle.
De Miranda no dilató en demasía la faena (cosa muy de agradecer) aunque aún le robó algún natural postrero de frente. Dejó una muy buena estocada entera arriba al primer viaje pero el toro tardó en doblar, teniendo que atronarlo con el descabello.
El quinto derribó al caballo, que tardó en ser levantado de nuevo. El toro, reservón y con fuerzas renovadas por el transcurso de tiempo transcurrido, cogió contra las tablas a Francisco Tornay cuando éste intentaba ganar la boca del burladero tras parear, resultando herido en el muslo izquierdo y sangrando abundantemente al ser conducido a la enfermería.
La faena de muleta transcurrió con David de Miranda yendo tras el manso ejemplar de Virgen María, con algún derechazo con la planta en vertical reseñable. Aunque lo más destacado llegó en la gran estocada arriba que cobró con contundencia al primer viaje.
El tercero arrolló por los dos pitones en su deambular por el ruedo de Tomelloso, llegando a la muleta carente de empuje. El local Antonio Linares poco pudo rascar más allá de dejar una buena estocada al primer viaje, la cual le permitió pasear una oreja. La lidia al sexto fue netamente mejorable. Larga en exceso y espesa en la resolución de los problemas presentados por el descastado toro al que se enfrentó Linares.
Hubo poco toreo. La condición del de Virgen María lo impidió, y cuando se produjo algún atisbo fue forzando la figura y llevándolo por fuera. Toreó más en los desplantes y entradas y salidas de la cara que pasando al toro por la faja. Ahí anduvo listo, porque de toreo ortodoxo poco se podía sacar, y tenía que puntuar sí o sí, como consiguió por partida doble después de dejar una estocada entera atravesada con sus paisanos encendidos pidiendo trofeos.
Ficha de festejo
Cuatro toros de Virgen María y dos de Santa Ana (segundo y tercero), bien presentados. Primero y segundo manejables aunque venidos a menos pronto. Tercero, quinto y sexto deslucidos. Cuarto bronco y mansurrón.
López Simón: silencio y dos orejas.
David de Miranda: oreja tras aviso y oreja.
Antonio Linares: oreja y dos orejas.
Se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la Covid-19.
Joao Pedro Pacheco saludó tras parear al tercero. El banderillero Francisco Tornay resultó herido en la cara interna del muslo izquierdo al salir del segundo par al quinto toro, siendo intervenido en la UVI de la plaza de toros.
La plaza registró un tercio de entrada. EFE
Fuente: © EFE 2021